Por primera vez testificó en corte abierta sobre el sufrimiento de haber perdido a su padre a manos de un agente.

Con voz entrecortada, mientras las lágrimas le desdibujaban el rostro, el hijo menor del líder comunitario Miguel Cáceres, cuya ejecución por parte del ex policía Javier Pagán Cruz se difundió por las redes sociales mediante un vídeo casero, no pudo contener la emoción al momento de ser cuestionado por una de las abogadas de la parte demandante sobre lo que extrañaba de su progenitor. “Extraño las caricias. Lo bueno que era conmigo. El besito de buenas noches”, indicó Miguel Antonio Cáceres Ramírez, de 16 años, durante el juicio civil que se ventila contra Pagán Cruz, quien mató al pensionado con su arma de reglamento, y otros dos ex policías, Zulma Díaz de León y Carlos Sustache, por no haber detenido la ejecución.

La viuda de Cáceres y sus tres hijos solicitaron una compensación de $15 millones a través de una demanda por violación de derechos civiles. El ex superintendente Pedro Toledo, entre otros altos funcionarios de la Uniformada, fueron retirados del pleito por un juez federal, aunque se determinó que los tres ex policías pueden ser demandados.

En la corte estatal, Pagán fue sentenciado a 109 años de prisión por el asesinato, mientras que los otros dos acusados resultaron absueltos de asesinato en modalidad de cooperador y comisión por omisión.

Durante su testimonio, el adolescente aseguró que el béisbol que comenzó a jugar con su padre en el patio de su residencia en Humacao se ha convertido en su sostén. Aseguró, además, que siente ira contra la Policía. “Han pasado cinco años y parece que fue ayer” , dijo.