El vehículo que supuestamente manejaba Jonathan Soto Bonilla, conocido como 787, pasó como un "celaje" por el lado de un vehículo de la Autoridad Metropolitana de Autobuses (AMA), para luego treparse en la isleta de la calle Julio Andino y embestir a varios peatones que intentaban cruzar la carretera.

Así lo relató esta tarde el chofer Raúl Matos Dávila, quien ese día transitaba por el lugar y observó el accidente que cobró la vida de seis personas.

En la continuación del juicio por jurado que se sigue contra Soto Bonilla en el Tribunal de San Juan, Matos Dávila relató que entre 6:55 y 7:00 p.m. venía de dejar a una persona en el área del Escorial y se dirigía a recoger un paciente de diálisis.

Soto Bonilla enfrenta seis cargos de homicidio negligente, dos cargos de lesión negligente, tres infracciones a los artículos de la Ley de Tránsito por provocar un accidente, abandonar la escena, conducir sin licencia y otro cargo por la posesión de un vehículo hurtado.

El chofer, que labora para el programa Llame y Viaje, contó que ya había oscurecido cuando observó a "una mujer con muchos niños" parecida a una "gallina con sus pollitos" cruzar por la carretera PR-181 hasta llegar a la isleta de la calle Julio Andino.

"Cuando escucho el ruido como un cantazo como estoy mirando a la izquierda veo este carro blanco que me pasa por el lado rápido e impacta a la señora con los niños", afirmó el testigo a preguntas de la fiscal Jimara Gabriel Maisonet, quien representa al ministerio público junto a la fiscal Lisette Sánchez Vázquez

"Veo a todas esas personas volando por el aire", agregó.

Ese Toyota Camry blanco continuó la marcha y chocó contra otro Toyota Corolla gris.

Matos Dávila estacionó su vehículo para tratar de brindar ayuda.

"Observo a una mujer pidiendo auxilio con una niña en los brazos", indicó el testigo, mientras el acusado se mantenía cabizbajo al lado de su abogado Federido López Santiago.

También notó en el pavimento el cuerpo de una mujer "gordita" boca abajo con las "extremidades partidas", en la isleta había una niña desfigurada y otra niña boca abajo en los carriles de la PR-181.

"Más adelante, donde estaba la señora gordita, veo un nene como de 7 años de ladito con un bebé como de 7 meses sobre el pecho... El bebé tenía unos golpecitos en la cara y estaba respirando", agregó.

El chofer, además vio el Corolla gris con una goma "arrancada" y observó a los bomberos "picando" la puerta del lado del pasajero para sacar a una mujer herida, que salió del lugar en ambulancia.

Las víctimas del incidente fueron: Génesis Saldaña, de nueve años; Anthony Saldaña, de seis; Laura Montalvo Calderón, de tres; Amanda Calderón, de 10 meses de nacida; además de la bisabuela de los menores, Laura Vivas Rodríguez, de 73 años; y Raiza Calderón García, de 21 y nieta de Vivas Rodríguez.

El chofer señaló que intercambió una breves palabras con un policía, pero que luego decidió marcharse del lugar y continuar con su ruta.

"Me dio miedo. En la calle uno queda como un chota", explicó sobre la razón para abandonar el lugar del accidente.

Esa misma noche las autoridades dieron con su paradero y lo entrevistaron en el Cuartel de la Policía de la Avenida Roosevelt.

Intentan establecer duda

En su contrainterrogatorio, el licenciado López Santiago siguió una línea de preguntas para tratar de establecer que el chofer se encontraba en un punto donde no pudo haber visto el accidente.

Sin embargo, el testigo se mantuvo firme en su testimonio e insistió que al momento del choque se encontraba paralelo a la isleta donde ocurrió el accidente.

Indicó también que no vio a las personas que se encontraban en el interior del Camry blanco, pero que un "tecatito" que se encontraba en el lugar le dijo que del carro se bajaron tres personas.

Señaló, a preguntas del abogado defensor, que el Corolla gris se encontraba en el solo que vira a la izquierda hacia la urbanización Los Maestros, pero aclaró que no sabía si viajaba en esa dirección.

El testigo también indicó que no notó que debajo de ese vehículo hubiera un cuerpo, mientras López Santiago cuestionó sobre la posibilidad de que ese vehículo gris hubiera atropellado a alguna de las víctimas.

El abogado defensor retomó esta línea de preguntas durante el contrainterrogatorio a José Antonio López Ramos, el pastor que guiaba el Corolla gris.

López Ramos reconoció que realizó expresiones a las autoridades en las que indicó que pensaba que había atropellado a alguien.

También contestó al abogado que no podía afirmar que no atropelló a nadie.

En su testimonio directo ante la fiscal Gabriel Maisonet, el pastor señaló que luego del choque observó que debajo de su carro había una mujer que "estaba viva".

"Ella estaba pillada en las gomas", indicó.

Luego unas personas que se encontraban en el lugar "la halaron hacia afuera".

López Ramos narró que este día iba de camino al Hospital Auxilio Mutuo a ver un familiar cuando "sintió un golpe horrible en lado derecho" de su vehículo.

Del impacto, su vehículo fue a parar al letrero frente a la urbanización Los Maestros.

"Estaba bien atontado por el cantazo y mi esposa gimiendo de dolor", apuntó.

Contó que no pudo ayudar a su esposa y que salió del lugar en ambulancia.

Luego su esposa, Adalisa Rivera, una profesora retirada, narró que con el impacto quedó inconsciente y que como resultado del choque tuvieron que reemplazarle una cadera y sufre de problemas de memoria.

"Voy a cojear de por vida", señaló.

El juicio sigue este miércoles a las 10:00 a.m.