Justicia que no llega.

La desaparición de la bailarina Yexeira Torres Pacheco es uno de los casos más notorios del 2011 pero, aun así, el sistema de justicia parece estar arrastrando los pies, a pesar de la gran cantidad de evidencia circunstancial.

Las autoridades arrestaron al ex policía Roberto Quiñones Rivera y, aunque no le han sometido cargos por el caso de la joven, el sujeto fue hallado culpable, el pasado 15 de marzo, por la apropiación ilegal de un chaleco antibalas de la Uniformada y falsificación de documentos.

A pesar de la notoriedad de Quiñones Rivera, ayer pasó lo que suele suceder en los tribunales del país: la vista de sentencia se suspendió hasta el próximo 7 de junio, ya que el informe sociopenal del acusado no había sido completado.

De hecho, el traslado del ex policía –quien permanece ingresado en una institución penal– a la sala del juez Joaquín Peña Ríos se atrasó por contratiempos en Corrección. El sujeto pasó gran parte de su tiempo hablando con su abogada, Patricia Miranda de León, una vez llegó a la sala, pero rápidamente fue devuelto a prisión.

Quiñones Rivera enfrenta una pena máxima de tres años de cárcel por los cargos en los que se le halló culpable.

Nuevo revés

La cancelación de la vista volvió a llenar de incertidumbre a Iris Pacheco, la madre de la bailarina, quien acudió al tribunal en compañía de una amistad.

“Estoy sorprendida. Realmente esperaba que se diera la sentencia”, indicó Pacheco.

Sobre el caso de Yexeira, Iris Pacheco, ex directora de un plantel escolar, comentó que “hay mucha prueba circunstancial, pero la fiscalía quiere hacer un trabajo minucioso. Ninguna madre puede sobrellevar esta desaparición. Es una situación desgarradora. Ya han pasado seis meses desde la última vez que vi a mi hija”.

La familia de la bailarina responsabilizó al ex policía a días de darse la desaparición. Yexeira fue vista por última vez en octubre del año pasado, montándose en una guagua de Quiñones Rivera.

Posteriormente, las autoridades declararon a Quiñones como el principal sospechoso en el caso de la bailarina, luego que hallaran en el vehículo manchas de sangre cuyo ADN es compatible con el de la joven. A pesar de toda esta prueba circunstancial, el ex policía no enfrenta ningún cargo adicional.

Al momento de su arresto, pretendía abordar un avión, con identificación falsa, en el aeropuerto John F. Kennedy, en Nueva York.