El guardia de la Policía Municipal de Guaynabo, Francisco García Maldonado, declaró hoy, martes, que la mañana del 10 de junio de 2014 se encontraba en el cuartel cuando escuchó "claramente" unas detonaciones.

Respondiendo a una llamada que recibió por radio se movilizó junto a otros compañeros a la urbanización Bello Monte, pero antes de llegar al lugar se encontró con dos carros accidentados en la Avenida Bulevar del Deporte de Guaynabo.

Ante un jurado, compuesto por ocho mujeres, cuatro hombres y tres suplentes, relató que observó el Toyota Corolla del guardia municipal Yael Huertas Pérez con la puerta abierta.

"Estaba como si estuviera impactada hacia el frente del guardalodos", afirmó a preguntas del fiscal Fleming Castillo Alfaro.

Explicó que Huertas Pérez se encontraba en el suelo y que se quejaba de dolor de espalda.

"Nos dijo que había otra persona en la guagua", indicó.

Huertas Pérez enfrenta un cargo de asesinato por la muerte de Carlos Nicolás Sandoval de Jesús, de 22 años, y una violación a la Ley de Armas. También encara un cargo menos grave por guiar su vehículo con una tablilla hurtada.

Esa guagua que mencionó el acusado, según el testigo, tenía la puerta abierta y se encontraba sobre la acera tras impactar el rótulo que identificaba la vía.

"Veo a esta persona, gruesa, blanca, de barba y con un impacto de bala en el ojo derecho. Estaba botando sangre por la herida. Las manos estaban frente a él, sobre el guía", señaló.

"Lo vi moverse y le indiqué a los parámedicos que la persona estaba viva todavía", agregó, mientras la jueza Vivian Durieux Rodríguez, del Tribunal de Bayamón, tomaba notas en su computadora portátil.

Afirmó también que por directriz del sargento de turno acompañó a Huertas Pérez en la ambulancia, que lo llevó al Hospital Industrial de Río Piedras, a recibir tratamiento médico.

A preguntas del fiscal Fleming Castillo, quien junto a la fiscal Betzaida Quiñones Rodríguez, representa al Ministerio Público, señaló que en el camino al hospital Huertas Pérez, de 28 años, respondió preguntas de los paramédicos.

"Indicó que la guagua color oro venía siguiéndolo por la Avenida Paco Carvajal, que en esa intersección la guagua lo estaba impactando por la parte de atrás de su vehículo", indicó García Maldonado.

"Más adelante Huertas se detiene y lo que alega es que se baja para darle el alto al otro vehículo. El otro vehículo color oro desobedece la orden y lo impacta. Saca su arma y repele la agresión", añadió.

En el contrainterrogatorio, el licenciado Oscar Miranda Miller, quien comparte labores de defensa con los abogados Antonio Bauzá Torres y Alexis Acevedo Colón, indagó sobre la condición de Huertas Pérez.

El testigo respondió que el guardia se encontraba aturdido y que se quejaba de dolor en la espalda y pierna derecha.

Miranda Miller también realizó preguntas para destacar que su representado dijo a los paramédicos que quedó pillado entre su carro y la guagua de la alegada víctima y que disparó para defenderse.

El segundo testigo del día, el policía de la División de Servicios Técnicos de la Comandancia de Bayamón, Melwin Morales Santiago, presentó y explicó la mayoría de las 224 fotografías que tomó en el lugar de los hechos.

Fleming Alfaro utilizó su turno de preguntas para resaltar las fotografías que mostraban los casquillos calibre .40 ocupados en la escena, las manchas de aparente sangre y la condición de la guagua Nissan Armada que conducía Sandoval de Jesús.

La guagua, de acuerdo a Morales Santiago, mostraba varios impactos de bala y tenía los cristales rotos en el lado del conductor y la parte posterior del pasajero. En el asiento y la puerta del pasajero había manchas de aparente sangre.

Mediante las fotografías, el fiscal trató de establecer que el Toyota Corolla del acusado no mostraba evidencia de un choque.

"No se observa impacto", respondió el testigo en varias ocasiones al tiempo que el fiscal le mostraba las fotografías.

"La puerta está forzada... No se observa impacto", dijo en otro momento.

Pero en su turno el licenciado Bauzá Torres destacó las fotografías que mostraban varios frascos ocupados en la Nissan Armada que contenían un material verde que el testigo aceptó que "posiblemente" era picadura de marihuana.

Morales Santiago también reconoció que había varias fotografías que mostraban dos cigarrillos de "posible" marihuana.

El testigo indicó que la puerta del Toyota Corolla estaba forzada, pero que no podía precisar que causó esa condición.

Además, señaló que en la parte posterior de la Nissan Armada tenía "un aparente impacto" y que la guagua tenía marcas y ralladuras blancas similares al color del Toyota Corolla del acusado.

El juicio continúa el jueves.