El juicio contra cuatro hombres acusados por el crimen del billetero Germán Alejandro Rosa entró este viernes en su etapa final cuando el Ministerio Público culminó el desfile de prueba y sometió su caso.

Mientras, los abogados de Luis Cruz Rijos, Sergio Ferrer Rivera, Jose Yamil Ortiz Rojas y Yamil Abdiel Rodríguez Ferrer anticiparon que someterán su caso, luego que se marque una prueba relacionada a un informe de serología realizado por el Instituto de Ciencias Forenses (ICF).

Los cuatro hombres encaran cargos de asesinato estatutario por la muerte del billetero, tentativa de asesinato por la agresión contra su amigo José Rosario Liriano, así como cargos de tentativa de robo y violaciones a la Ley de Armas.

El jurado compuesto por nueve mujeres y tres hombres escuchará las argumentaciones finales del Ministerio Público, representado por los fiscales Adriana Albors Ortiz y Mario Rivera Géigel, y los abogados Edwin Castro Fontánez, Irving Prado Galarza, Juan Manuel Mencacci Bagú y Edwin León León el próximo martes, 16 de diciembre.

Al día siguiente, el panel de juzgadores escuchará las instrucciones de la jueza Eloína Torres Cancel, del Tribunal de San Juan, y se retirará a deliberar.

Hoy, en el último día del desfile de prueba, declaró la patóloga Edda Rodríguez, del ICF, quien concluyó que Alejandro Rosa murió como resultado de un disparo que recibió en su pierna derecha.

Esa bala, según la patóloga forense, penetró la región inguinal de la pierna derecha perforando la vena iliaca y fracturando el fémur para luego salir por la nalga derecha.

Apuntó también que la trayectoria de este disparo iba en dirección de arriba hacia abajo como si el asaltante estuviera en una posición superior a la víctima.

"Sí, pudo haber estado sentado (la víctima)", afirmó también Rodríguez, al responder preguntas de la fiscal Albors Ortiz.

En el contrainterrogatorio, el licenciado Castro Fontánez, quien realizó las preguntas por la defensa, insistió en cuestionamientos sobre la trayectoria de la bala.

"¿Quién disparó estaba en un plano superior?", preguntó el abogado.

"Es correcto", respondió la patóloga.

En la tarde también declararon Edward Pérez Benítez, supervisor de la Sección de Armas de Fuego del ICF y la agente de la Unidad de Servicios Técnicos de la Policía, Leticia Colón Malavé, quien tomó unas fotografías a Cruz Rijos, que demostraban laceraciones en ambas rodillas, la pantorrilla derecha, el área del codo del brazo derecho y el codo del brazo izquierdo.

La testigo Danelisse Díaz Santiago, quien recibió inmunidad para declarar en el proceso, testificó que Cruz Rijos fue la persona que se bajó a asaltar al billetero y a Rosario Liriano la tarde del 22 de octubre de 2013.

Según la testigo, Cruz Rijos contó que durante el asaltante forcejeó con una de sus víctimas y cayó en una quebrada.

Rosario Liriano, por su parte, contó que el asaltante disparó contra su amigo cuando éste intentó levantarse del muro donde estaban sentados. Entonces, por temor a su vida forcejeó con el asaltante, quien cayó a una quebrada cercana al puesto de billetes de Lotería ubicado en la colindancia entre los municipios de San Juan y Guaynabo.

En esta ocasión, solo hizo preguntas el licenciado León León, quien representa a Cruz Rijos por designación de oficio.

A preguntas del abogado, Colón Malavé reconoció que no sabía cómo el acusado se había hecho las lesiones. Tampoco sabía el lugar, ni la hora en que sufrió los golpes.

Pérez Benítez, por su parte, declaró sobre unos casquillos de nueve milímetros ocupados en el área del asalto y otro casquillo calibre 40, del arma de reglamento del guardia municipal de San Juan Marcos Pagán, quien corrió detrás del asaltante hasta perderlo de vista en la Avenida Ramírez de Arellano. Ese casquillo también recuperado en el lugar de los hechos.

El agente municipal señaló que había disparado en una ocasión contra el asaltante para repeler sus disparos.

En el contrainterrogatorio del licenciado Castro Fontánez, el perito aceptó que ninguno de los casquillos que examinó tenía sangre y reconoció que las solicitudes de análisis decían que todos los casquillos se habían ocupado en un mismo lugar, frente al garaje de gasolina, al cruzar la calle del puesto de billetes.

El perito solo examinó la pistola calibre 40 del agente municipal porque en este caso no se recuperó el arma homicida.