Los pequeños filmes fueron colgados en el pasado mes en las páginas de Facebook de varios reos que, incluso, hacen transmisiones en vivo para la red social.

“Fumando no hay más na’. Matando el día porque hay que matarlo, aquí no se puede estar sin hacer na’.. este es el jangueo en la prisión”, se escucha decir a uno de los protagonistas del filme que hasta saludos envía a las personas que se conectaron al “Live” a través de la página de un hombre cuyo perfil tiene el nombre de Alexis Soler.

Este mismo sujeto también ha puesto fotos de jangueo en “la fokin prisión” en donde aparece con otros reos, algunos de ellos con uniforme gris.

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“Estamos aborrecíos... me cago en la madre del juez que nos sentenció a nosotros. Y estamos enrolando para irnos en vivo ahora. Tú sabes un poquito en vivo para que vean cómo se janguea en prisión... real hasta la muerte”, dice otro confinado en uno de los vídeos en los que aprovechó el momento para enviar expresiones de amor a sus hijos y, de vez, echarles la bendición.

Según una fuente de Primera Hora, los presos en las imágenes están recluidos en la cárcel Guerrero en Aguadilla y pertenecen al grupo carcelario “Los tiburones”, una organización fundada en la década de 1980.

A algunos se les puede ver en los clips y fotografías luciendo una pulsera amarilla que los identifica como grupo.

“Esos vídeos y fotos son en el edificio anexo 304 de la cárcel el cual tiene dos secciones en planta alta y baja. Allí hay un total aproximado de 304 presos algunos de custodia mediana y otros de seguridad protectiva porque han cometido delitos contra ancianos o niños”, reveló la fuente a este diario.

“Eso allí es un desmadre y, si analiza bien los vídeos, es obvio que hay una corrupción enorme... eso se llama dejadez y corrupción”, expresó.

Tatuajes ilegales

Uno de los vídeos que más llama la atención es el que muestra a un confinado realizándole a un compañero de celda un tatuaje con una máquina de fabricación casera.

En el filme se ve al tatuador utilizar el equipo sin ningún tipo de medida de salubridad, ésto mientras su “cliente” disfruta el momento fumando.

“Esas máquinas los presos las hacen utilizando un bolígrafo, una aguja y un motor de radio walkman. Y las tintas las entran por contrabando”, denunció la fuente.

En caso de que no encuentren agujas, los reos utilizan jeringuillas, alfileres o, incluso, alambres para empujar la tinta debajo de la piel. 

Lo que es peor: comparten los instrumentos punzantes propiciando la transmisión de enfermedades infectocontagiosas.

Y para obtener tintas, además de bolígrafos, usan hasta cartón diluido con gotas de shampoo o enguajador bucal.

De hecho, en el 2012 el entoces secretario de Corrección y Rehabilitación (DCR), Jesús González, expresó a Primera Hora preocupación por la cultura del tatuaje clandestino que impera en las cárceles del País.

González dijo que el asunto representaba un dolor de cabeza para la agencia debido al sinnúmero de prácticas de riesgo para el contagio de enfermedades en las que incurren los confinados en el afán por marcar sus cuerpos. 

El director de Salud Correccional para aquel entonces, Manuel Quilichini, también puso el grito en el cielo, sobretodo considerando que habían unos 3,000 casos de hepatitis C en el sistema correccional.

“Aunque es difícil de identificar la fuente de contagio, entendemos que hay un número significativo entre los confinados que se hacen los tatuajes clandestinos. La mayor fuente de contagio en estos casos es el intercambio de fluido por las agujas que utilizan “, dijo a este diario Quilichini al indicar que el promedio de edad de los presos que tienen esta enfermedad es de 31 años.

Mientras, según datos del Informe de Salud de la Población Correccional en el 2010, la enfermedad de mayor prevalencia fue, precisamente, la hepatitis C (54.6%), seguida de VIH/SIDA (3.2%), hepatitis B (2.5%) y hepatitis A (1.6%).

Estos datos provocaron que en noviembre de 2014, la secretaria de Salud, Ana Ríus, estableciera una orden administrativa para declarar la hepatitis C como una prioridad.

Esto a su vez suscitó que se incluyera el asunto de la Hepatitis C entre las prioridades identificadas en los Planes Bienales de Trabajo de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) y Puerto Rico para los años 2016-2017. 

La OPS expresó, en un un informe público, que mejorando la salud de la población correccional se beneficia el resto de la sociedad.

Proyecto en el limbo

Como medida de prevención González confiaba que el asunto de tatuajes clandestinos disminuiría a través de la implantación de un proyecto en el que se crearía un área especializada en la que los reclusos podrían realizarse tatuajes tomando las medidas de higiene y salud necesarias. De hecho, se invirtió más de $11 mil en la compra de equipo para tatuar e instrumentos como agujas, camillas, guantes, desinfectantes y tinta vegetal.

El extitular José Negrón, a inicios de su gestión parecía apoyar la iniciativa, pero luego el proyecto cayó.