“Que se pudra”.

Han pasado unos tres años desde que vivieron lo más absurdo, despiadado, injusto y aberrante que puede sufrir una familia, que ha perdido a un ser querido, dentro de un proceso en corte para encausar al responsable.

Hoy, la familia del fenecido guardia de seguridad Félix Babilonia empieza a ponerle fin a cargas emocionales con la sentencia del suspendido juez Manuel Acevedo Hernández.

Acevedo Hernández, de 63 años, tendrá que cumplir 10 años en prisión y otros tres años en libertad supervisada, tras ser encontrado culpable por dos cargos de conspiración y soborno por aceptar regalos a cambio de exonerar a Lutgardo Acevedo López de provocar la muerte de Babilonia en un accidente en Moca.  

La tragedia  ocurrió el 30 de junio de 2012, cuando  Acevedo López, hoy convicto federal,  manejaba ebrio al momento en que chocó con el guardia de seguridad y lo mató.

Tras la sentencia al  juez, la hermana del occiso, Nereida Babilonia, arrancó desde su corazón un reclamo de “ojo por ojo”.

“Él no demostró ningún respeto, piedad, ni compasión con nuestra familia. Ojo por ojo, como digo yo”, sentenció la mujer a Primera Hora tras reiterar que “debieron haberle dado como 10 años más por todo el dolor y sufrimiento que hizo que nuestra familia pasara”.

La familia de Babilonia, radicada en Estados Unidos, ha estado siguiendo desde allá los pasos que se dan en Puerto Rico en torno al caso, que en un principio se vio viciado cuando  Acevedo Hernández absolvió en marzo de 2013 al contable Acevedo López de homicidio negligente a cambio de favores y regalías que le daba a través del intermediario Ángel “Lito Trampa” Román Badillo.

“Pensamos que no le dieron suficiente tiempo. Quisiéramos que le dieran más, pero uno no puede hacer nada”, insistió Nereida. 

“Mi madre y mi padre están feliz que le dieron por lo menos diez años, pero mi hermano es el que más piensa que le debieron haber dado más tiempo. Yo le digo que por lo menos le dieron sentencia y no lo dejaron bajo palabra”, recalcó. 

Acevedo Hernández fue encontrado culpable el 20 de enero pasado. Sus abogados Joseph Laws y Mara Pérez solicitaron sin éxito tiempo servido o probatoria. 

El jueves, cuando la jueza presidenta del Tribunal Federal en Puerto Rico, Aida M. Delgado Colón, dictó la sentencia contra Acevedo Hernández, Nereida descargó su sentir por la red social Twitter, donde expresó que “la misma compasión que nos demostró a nosotros, le vamos a demostrar a él. Que se pudra en la cárcel”.

A preguntas de Primera Hora, Nereida  señaló que “él tenía un puesto donde estaba supuesto a ayudar a la gente y lo que hizo fue que traicionó a nuestra familia”.

Al fenecido guardia de seguridad  le sobreviven un hijo y su esposa, Leslie Pérez Rodríguez.

Justicia total

Al igual que Nereida, toda la familia Babilonia espera  que continúe el proceso y se logre justicia con una sentencia para Lutgardo.

“Por lo menos este es el primer paso en la dirección correcta. Pero todavía falta uno más. El principal. El master mind de todo esto”, dijo Nereida haciendo referencia al contable.

“De ese caso nosotros estamos pendientes. Estamos pendientes a todo lo que pasa, pero a ese caso más”, recalcó, tras agradecer al Tribunal Federal en Puerto Rico, al FBI  y a la prensa todo el trabajo. 

Myriam Rodríguez Lasalle, suegra de Félix, dijo estar feliz con la sentencia que le dieron a Acevedo Hernández, pero concordó en que “hubiéramos querido que fuera por más tiempo”.

“Ahora esperamos por Lutgardo. Que su sentencia sea triple a la del juez, porque ese fue el cerebro. El juez fue el animal y él fue el cerebro”, expresó Rodríguez Lasalle, quien dijo estar a la espera de una fecha  para el nuevo juicio contra Lutgardo.

“Ese tipo es un peligro para todos. Según le injertó un cerebro al cerdo del juez, imagínate a nosotros. Hay que ir a juicio para empezar con testigos y todo. Ahí va a caer todo el mundo”, advirtió. 

Agregó que su hija, la viuda de Babilonia, aun recibe terapias psicológicas, al igual que su nieto.

“El nene me preguntó ayer si lo podía llevar a dejarle flores a su papá. Le pregunté ¿de qué color tú las quieres? Que sean azul, me dijo”. 

Rodríguez Lasalle asegura que su nieto todavía hoy extraña y llora a su padre.