En tan solo un mes las autoridades han desmantelado ocho invernaderos ilegales con siembras de marihuana en casas particulares.

Eso significa un promedio de dos incautaciones por semana y, si se considera que según la información de inteligencia de la Policía, cada persona tiene tres o cuatro invernaderos funcionando a la misma vez, ya se puede hacer una idea de cuántos deben existir, incluyendo los que nunca se descubren.

Tan reciente como el 6 de agosto, la Policía municipal de Barceloneta recibió una llamada anónima sobre un supuesto escalamiento en el barrio Garrochales, pero resultó que en realidad lo que había allí era un invernadero con unas 35 plantas de marihuana de entre cuatro y cinco pies de alto. Dos hombres fueron arrestados, y se les ocupó un arma de fuego.

Ese mismo día se ocuparon 41 plantas de marihuana en una residencia del barrio Llanada también de Barceloneta. Los agentes encontraron además 50 balas para rifle de calibre .223 y un vehículo desmantelado que figuraba en el sistema de la Policía como desaparecido. Uno de los dos arrestados golpeó a un policía quien requirió cuatro puntos de sutura en un pómulo.

También, el 8 de septiembre, agentes encontraron un invernadero de marihuana como resultado de un allanamiento en el barrio Naranjo, de Moca en que se ocuparon 100 matas pequeñas de marihuana, 83 matas de dos a tres pies de altura y 12 parcialmente cortadas. En el lugar se arrestó al presunto responsable de la venta de marihuana en Isabela.

Asimismo, el 10 de septiembre, un invernadero con unas 100 plantas de marihuana “cripy”, así como una cantidad indeterminada de marihuana procesada y empacada, lista para su distribución,  y $1,400, en efectivo fueron descubiertos en una vivienda de dos plantas localizada en el barrio Guavate, de Cayey. En la residencia se arrestó a una pareja  que vivía con el bebé de ambos de apenas seis meses de nacido.

Ese día también se encontró un invernadero de marihuana criolla con unas 300 plantas de diferentes tamaños y el equipo para su cultivo, incluyendo una cisterna de riego, en una vivienda cuyo costo supera los $300,000 localizada en el exclusivo sector La Sierra de Caguas. El custodio del invernadero se internó en un monte y sería acusado en ausencia, ya que los agentes lograron identificarlo.

De la misma forma, el 12 de septiembre, el gerente y un empleado de la franquicia Autolux fueron arrestados tras ocuparles un invernadero de marihuana con 178 plantas de entre dos a cinco pies de altura, además de varias libras empacadas y en proceso de secado, armas ilegales y municiones en una vivienda localizada en la urbanización Pradera Almira, en Toa Baja.

Mientras, el 17 de septiembre, agentes ocuparon un invernadero de marihuana con 92 plantas en una residencia localizada en el barrio Quebrada, sector El Sapo de Guayanilla, además de una una pistola marca Glock, modificada para disparar como automática, y dos cargadores. Se arrestaron a dos individuos. El 20 de septiembre, un hombre de 34 años, fue arrestado luego de que las autoridades descubrieran una casa en el sector Sonadora, del barrio Bayaney de Hatillo convertida en invernadero con unas 60 matas de marihuana de uno a siete pies de altura, 10 libras de marihuana listas para distribución y una pistola Glock calibre .40 con 16 balas.

Pero, ¿cuáles son las señales de que una residencia podría estar usándose como invernadero de marihuana?

Una de las señales más comunes es cuando no hay movimiento  de entrada y salida de la casa o apartamento, excepto uno, dos o tres días a la semana. Esos días también aumenta la cantidad de carros que llegan y se van. Si esas apariciones ocurren mayormente de noche, la sospecha aumenta, informó el jefe del Negociado de Drogas de la Policía de Puerto Rico, José Juan García.

El lugar es alquilado. Puede estar algo alejado o en un piso superior. Cada vez se utilizan con más frecuencia casas en urbanizaciones de acceso controlado y de alto valor.

Hay mucho movimiento de tiestos, tierra y fertilizantes, sin que necesariamente se vea que se haya recortado la grama o la casa no tiene un gran patio como para la cantidad constante de esos materiales que entra o sale de la casa.

En ocasiones esto se detecta en la basura donde puede haber envases vacíos de fertilizantes y tierra, incluso tallos de plantas con más frecuencia de lo normal.

Las ventanas están cerradas todo el tiempo. En algunos casos se ve que están selladas. Los que cultivan la marihuana tartan de controlar así la luz solar, además del intenso olor que producen las plantas, que es distinto al que se siente cuando la marihuana se fuma, pero para cualquier ciudadano sigue siendo un olor fuera de lo común.

Hay aires acondicionados prendidos todo el tiempo, incluso cuando no parece que haya nadie en la casa. La marihuana cultivada en ambientes controlados necesita de una temperatura constante para que se desarrolle y por eso los aires encendidos todo el tiempo siguen siendo una de las piezas claves ante la sospecha de siembras ilegales.

Si tiene alguna sospecha, llame a la Policía al 787-343-2020.