La manicurista Leslie Mojica Cotto fue asesinada de un disparo en la cabeza mientras dormía hoy de madrugada por su esposo, 22 años mayor que ella, quien luego se acostó a su lado y se suicidó.

 Eran  las 4:00 a.m., cuando el hijo mayor de la mujer, de 15 años, observó a su padrastro con un arma de fuego en la mano. Al verlo, le advirtió que no saliera de su habitación ni se lo permitiera a su hermanito de tres años.

Oscar Díaz Rivera, de 55 años, un constructor de piscinas, entró a la habitación matrimonial y, a eso de las 4:50 a.m., se escuchó el primer disparo con el que mató a la que fue su esposa durante los pasados 12 años. Luego, se oyó otra detonación menos sonora, que se presume fue el tiro con el que él se quitó la vida.

La pareja había procreado dos hijos, una niña de 10 años, que se encontraba en la casa de una de sus hermanas mayores por parte de padre, y el niño  de tres años.

El primo del hijo mayor del occiso, Juan Campos, aseguró que la tragedia les sorprendió porque no conocían que hubiese problemas entre la pareja.

“Nos alertamos esta mañana,  cuando uno de los hijos pequeños fue hasta la residencia (de un vecino), que está detrás. Esperó la madrugada completa después de ver a su papá y a su mamá en esa situación y salió corriendo hasta la casa del vecino para alertar”, narró Campos.

¿Qué le dijo?

“Papi y mami están en la cama, que algo le pasó a ellos’. Él vino a alertarnos de que algo pasaba, pero esperó bastantes horas a que saliera el sol para él salir de la casa. Como todo el mundo estaba durmiendo, esperó para avisar”, agregó.

Campos dijo que a pesar de que vive cerca, no se escucharon las detonaciones, ni se había percatado de discusiones entre la pareja.

El familiar, que estaba muy sorprendido, aseguró que el Día de Acción de Gracias vio a la familia compartiendo en armonía en el vecindario y hasta fueron a misa.

Sin embargo, otros allegados indicaron que estaba bebiendo mucho en un cafetín cercano y que se lo notaba  atribulado, pero no manifestó por qué.

“Había algo detrás contundente, pero lo de celos desconozco porque eso fue de la noche a la mañana. Nada anormal, él no era violento, una persona bien honrada y trabajador”,  insistió Campos.

El hijo mayor del victimario llegó a la escena  gritando que él había anticipado la tragedia.

“Que siga pegándole los cuernos ahora en el infierno canto de pu…”, sentenció iracundo. 

Otros familiares cercanos de ambas víctimas, tras recibir el golpe de la tragedia, exhibieron dolor y rabia en la escena de los hechos.

Otros allegados a la pareja, que no se identificaron, manifestaron que hace un mes el hombre le había manifestado a uno de ellos: “Estoy pillao”, pero pensaron que se trataba de problemas económicos, ya que nunca les manifestó que tuviese problemas con su esposa.

También se investigaba si el hombre padecía de alguna enfermedad porque había adelgazado con rapidez durante el último mes.

Tras la tragedia, otros presentes en la escena manifestaron preocupación porque mañana, una sobrina de la pareja contraería nupcias y la tragedia empañaría la celebración.

En la División de Violencia Doméstica no había evidencia de ninguna orden de protección o casos previos.