Manuel Natal Bracetti, el abuelo materno cuyas pruebas de ADN demuestran que es el padre de los dos hijos de su nieta, permanecerá detenido en el Centro de Detención Metropolitano federal (MDC, por sus siglas en inglés) en Guaynabo, luego de que no se le concediera libertad bajo fianza en una vista en la que hizo alegación de no culpabilidad.

La magistrada federal Silvia Carreño Coll siguió la recomendación del informe del oficial de probatoria, que no recomendaba que saliera bajo fianza, y luego de escuchar a las partes del caso.

Se informó que el abogado Víctor González, de la Oficina del Defensor Público federal, propuso condiciones para garantizar la comparecencia de su representado, como permanecer bajo arresto domiciliario en casa de un hijo como custodio, y ofreció una propiedad como garantía de fianza de $10 mil asegurados. Planteó que el acusado tiene problemas mentales y de salud. Además, destacó que la esposa del acusado, Aida Luz Olique, y una de sus hijas estaban en sala apoyándolo.

Por su parte, el fiscal federal Marshal D. Morgan recalcó que era "urgente e importante sacarlo de la calle", dado a que Natal Bracetti estaba libre bajo fianza a nivel estatal, por lo que fue arrestado por agentes de la Oficina de Seguridad Interna del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE-HSI) el 26 de marzo pasado, en pleno Tribunal de Primera Instancia de Caguas.

"Este es uno de los peores casos que hemos visto en términos del peso de la evidencia, con los resultados de ADN que confirman que es el padre de los hijos de su nieta", señaló Morgan, quien recordó que Natal Bracetti enfrenta cargos federales por tráfico sexual de menores y transportación de una menor para cometer actos de índole sexual criminal e incitarla a incurrir en actos de prostitución.

Morgan estuvo acompañado por la fiscal estatal del caso, Cándida Sellés, y explicaron que el último acto sexual con su nieta fue en septiembre de 2011, pero que la pesquisa tardó en lo que dieron con el paradero del acusado para hacerle la prueba de ADN, y luego en espera de los resultados de dicha prueba en el Instituto de Ciencias Forenses. Sellés informó que estuvieron casi un año buscándolo para hacerle la prueba de ADN, y que éste llamó varias veces a las autoridades, amenazando con ahorcarse en su finca.

"Esto demuestra la unión y constante comunicación que tenemos entre los federales y estatales con el compromiso de hacer justicia", dijo Morgan fuera de sala.

El agricultor de 64 años enfrenta cargos estatales por agresión sexual contra su nieta por hechos ocurridos entre 2009 y septiembre de 2011, cuando la menor tenía entre 12 y 14 años. La continuación de dicha vista preliminar será el 14 de mayo.

Según la pesquisa, la adolescente de 17 años indicó que su abuelo la buscaba casi todos los fines de semana para cuidarla en lo que su madre iba a trabajar, y abusaba de ella de una a tres veces al día. Alegó que el imputado le daba malta caliente para que supuestamente abortara a los bebés que engendró producto de los abusos sexuales.

Se determinó que hay jurisdicción federal en este caso, dado a que el abuelo transportó a la menor desde su casa en el barrio Certenejas de Cidra, hasta la finca de él en el barrio Guayabota de Yabucoa, en la colindancia con los municipios de San Lorenzo y Patillas.

Según las declaraciones de la menor, la primera vez que tuvo relaciones sexuales con su abuelo fue a los 12 años. Indicó que su abuelo a veces le pagaba entre $20 y $80 para que tuvieran relaciones sexuales, pero otras veces lo hacía por la fuerza. Narró que en una ocasión, el hombre cometió los actos en el carro cuando iban de camino a comprar comida para caballos.

La adolescente declaró que tras los abusos sexuales, su abuelo le instruyó que si quedaba embarazada dijera que el padre era otra persona y que usara ropa suelta para disimularlo.

Su primer embarazo fue cuando tenía 12 años y el segundo a los 14. Tras cuestionamientos de la madre sobre quién era el padre, fue que la adolescente reveló el patrón de abuso. Fue entonces que su progenitora acudió a la Policía y la joven habló por primera vez de lo sucedido al ser entrevistada por los agentes el 18 de septiembre de 2011, cuando admitió que sus hijos, de tres y dos años, eran de su abuelo.

A nivel estatal, Natal Bracetti encara cuatro cargos graves, dos de agresión sexual, uno de actos lascivos y otro de maltrato de menores. Estaba libre bajo fianza con grillete electrónico.

De ser encontrado culpable por el tráfico sexual de menor, Natal Bracetti se expone a una pena mínima de 15 años hasta cárcel de por vida, y por transportar a una menor para sostener actos sexuales, podría cumplir desde 10 años hasta cadena perpetua. El término de libertad supervisada podría ser de por vida.

Estadísticas de la Coordinadora de Paz para la Mujer apuntan a que por cada caso de agresión sexual reportado hay tres sin ser revelado a las autoridades, en muchos casos por temor a que no le crean, a causar división en la familia, a ser lastimados físicamente o por tener sentimientos afectivos con su agresor.