El guardia de seguridad quien antier disparó contra dos vecinos en la urbanización Alturas de Campo Rico en Canóvanas, no enfrentará cargos criminales, en este momento, luego que el fiscal Jesús Batista evaluara la prueba y determinara que se trató de un homicidio justificable. 

“Eso no quiere decir que no se van a radicar otros cargos por el delito de asesinato ya que hubo legítima defensa. Podría ser acusado próximamente por violación a la ley de armas y posteriormente el fiscal evaluará esas posibilidades”, sostuvo el director del Cuerpo de Investigación Criminal (CIC) de Carolina, comandante Jesús Rivera.

El sargento Gabriel López, director de la División de Homicidios de Carolina, indicó que el detonante de la tragedia ocurrió cuando el hijo del guardia de seguridad transitaba en su vehículo por el lugar junto a su esposa embarazada y su niño, y Luis A. Pizarro Pacheco, de 20 años, lo interceptó y le chocó. 

Al detenerse, comenzó una discusión acalorada seguida de una pelea a golpes en la que el hijo del guardia de seguridad sufrió la dislocación del hombro derecho y golpes en diferentes partes del cuerpo que lo dejaron tirado sobre el pavimento. 

La pareja del joven llamó a su padre para que la ayudara a llevarlo hasta el hospital. En ese momento, el guardia de seguridad vio que Pizarro Pacheco y su padre, Luis M. Pizarro Jiménez, de 42 años, se le acercaban en actitud amenazante armados con un palo, un bate y un machete, por lo que desenfundó su arma de fuego y les disparó. 

“El hombre junto a su hijo, que son las personas que fallecieron ayer, se acercaron a incitarlos, a provocarlos y, de cierta manera, agresivos hicieron el gesto para agredirlos a ellos lo cual provocó que el padre de este joven, que es el guardia de seguridad, tomara el arma de fuego para la cual tiene licencia de posesión y tiro al blanco, hiciera uso de ella para poder defender a su hijo”, explicó López.

Ambos jóvenes mantenían rencillas por motivos que se encuentran bajo investigación. 

Además, la familia del guardia de seguridad, quien se entregó a la Policía, así como su arma de fuego, le manifestó a Primera Hora que teme por su vida. 

Entretanto, la comunidad está impregnada de tristeza, nervios y asombro tras el suceso que manchó de sangre el Domingo de Ramos. 

“El barrio está, como uno dice, en shock... Esto no se espera de... gente que se conoce de años... Todo el mundo (estaba) llorando… Que no es justo. Que como uno va a coger la justicia en las manos”, dijo uno de varios vecinos que decidieron hablar bajo anonimato con Primera Hora.

Indicó que ambas familias se conocían e incluso identificó un conflicto entre Pizarro Pacheco y el hijo del guardia.

“El papá (guardia) llevaba tiempo buscando soluciones para evitar el conflicto porque (Pizarro Pacheco) ya llevaba un patrón de abuso” (con el hijo), alegó.

Pero “las cosas no se resuelven así…”, añadió una vecina, quien con voz nerviosa, agregó que el guardia “es una persona seria, trabajadora, de una familia cristiana”.