Cidra.“Yo siempre voy a ser policía”.

Desde los 4 años el agente Víctor M. Rosado Rosa jugaba a que era policía y de adulto, su fantasía se convirtió en su vocación.

Como servidor público se destacó en todo lo que hacía, primero como policía municipal en Cayey y nueve años más tarde en la Uniformada donde murió con las botas puestas.

Familiares, amigos y compañeros de trabajo del agente Rosado Rosa, quien falleció el miércoles pasado en un accidente de tránsito en la autopista PR-52 en Cayey luego de arrestar a tres delincuentes, acudieron ayer a la funeraria Jardín del Edén en Cidra, para honrar su vida.

Posiblemente, el último en conversar con el policía fue el mayor de sus seis hijos, Víctor L. Rosado Sánchez, quien lo llamó para preguntarle ¿qué quería de comer?

“Yo le hice una llamada a él a las 6 y pico para ver qué quería comer. Yo le compré comida y eso. Me dijo estoy trabajando, estoy atendiendo un casito yo salgo a las 7:00 y me la dejas allí en el microondas. Hasta que las 8:00 de la noche fue que me llamó un amigo mío y él fue el que me dijo verifica porque a tu papá le pasó algo y cuando llamé al cuartel me notificaron eso", relató.

“Fui directamente al lugar (del accidente) y me encontré con la escena. Es algo bien fuerte porque si yo hablé con él a las seis y pico. Todo fue bien repentino en un abrir y cerrar de ojos fue algo impresionante. Difícil de creer todavía es la hora que no asimilo esto”, rememoró el hijo mayor del agente caído en el cumplimiento del deber. 

El más pequeño de sus vástagos, Emanuel D. Rosado, de 18 años, también conversó la fatídica tarde con su padre, quien lo llamó para saber cómo estaba. Fue una conversación casual, pero esa última vez en la que escuchó su voz, nuevamente le expresó la seguridad de que todo iba a estar bien. 

“Para mi él fue todo. Él hizo todo lo posible para estar donde estoy y siempre me estaba ayudando… Es mi ídolo, mi héroe, mi razón para seguir adelante", expresó triste, pero lleno de orgullo por su papá.