La mañana del 10 de junio de 2014, Carlos Nicolás Sandoval de Jesús salió de su hogar en la Urbanización Oasis Gardens en Guaynabo a buscar trabajo. Sin embargo, a las 10:30 a.m., en la avenida Bulevar del Deporte, en Guaynabo, se cruzó con el guardia municipal Yael Huertas Pérez, quien le disparó con su arma de reglamento causándole la muerte en el acto, afirmó este jueves la fiscal Betzaida Quiñones Rodríguez.

Ante un jurado compuesto por ocho mujeres, cuatro hombres y tres suplentes, la fiscal presentó su teoría del caso durante el primer día del desfile de prueba del juicio contra Huertas Pérez.

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En la Sala 704 del Centro Judicial de Bayamón, presidida por la jueza Vivian Durieux Rodríguez, Quiñones Rodríguez dijo que el acusado manejaba un Toyota Corolla blanco sin marbete y con una tablilla hurtada, mientras que la alegada víctima, de 22 años, guiaba una guagua Nissan Armada que pertenecía a su mamá Carmen Milagros de Jesús Vázquez.

"Mientras ambos transitaban por la vía, alega el imputado que ocurrió un accidente de tránsito, pero voy a probar que no ocurrió", precisó la fiscal.

"Este señor lo persigue. Lo acecha. Lo espera con el arma de reglamento en la mano y la utilizó contra el occiso, a quien le disparó y lo mató intencionalmente, premeditadamente", agregó al referirse al acusado.

Como parte de su alocución, Quiñones Rodríguez, quien junto al fiscal Fleming Castillo Alfaro representa al Ministerio Público, describió la prueba que utilizará para probar el cargo de asesinato en primer grado y la violación a la Ley de Armas, que se le imputa al guardia municipal. 

"La defensa dirá que es un caso de legítima defensa. Yo le voy a demostrar lo contrario", aseguró, mientras el acusado, de 28 años, se mantenía cabizbajo.

Durante la jornada de hoy, la jueza Durieux Rodríguez impartió instrucciones al panel de ciudadanos y la secretaria de sala tomó juramento a los testigos del Ministerio Público y de la defensa, compuesta por los abogados Oscar Miranda Miller Antonio Bauzá Torres y Alexis Acevedo Colón.

La secretaria de sala también leyó al jurado las acusaciones por el cargo de asesinato y por la violación a la Ley de Armas. Huertas encara otra acusación por guiar su vehículo con una tablilla hurtada, pero ese cargo menos grave no pasa al panel de juzgadores. Esa determinación corresponde a la jueza Durieux Rodríguez.

El Ministerio Público, además, presentó a dos testigos: dos empleados del Departamento de Recreación y Deportes del Municipio de Guaynabo, que la mañana del 10 de junio se encontraban en el Estadio José “Pepito” Bonano, aledaño a la Avenida Bulevar del Deporte.

El encargado del almacén Edwin Figueroa Santiago declaró que estaba en el Pepito Bonano junto al supervisor del parque de pelota, Nelson Sánchez González, revisando una "tierra" que utilizan para tapar huecos en el parque, cuando escuchó unas detonaciones.

"Cuando estamos chequeando escuchamos una detonación y luego varias detonaciones", relató a preguntas de la fiscal Quiñones Rodríguez.

"Él (Sánchez González) me dijo 'qué era eso' y nos agachamos", agregó.

Posteriormente llegaron cinco guardias municipales, que se encontraban en el Museo del Deporte, a indagar sobre los sonidos y el testigo abrió una puerta, que da acceso a la Avenida Bulevar del Deporte.

El licenciado Miranda Miller siguió una línea de preguntas para establecer que en la declaración jurada tomada seis semanas después de los hechos el testigo consignó que escuchó sonidos y no disparos.

En la declaración jurada también mencionó una sola ronda de varios disparos.

Sánchez González, por su parte, indicó que mientras revisaban la "arena" primero escuchó dos detonaciones y unos 10 segundos después varias detonaciones.

Afirmó que ante la situación caminó hacia el área del parque donde unos 10 a 15 jóvenes practicaban pelota para desalojarlos del lugar.

Indicó también que observó entre 10 a 15 guardias municipales, que tomaban un adiestramiento en el estacionamiento del Museo del Deporte, dirigirse hacia el portón donde se encontraba Figueroa Santiago.

En su turno, el licenciado Miranda Miller resaltó las diferencias entre el número de detonaciones que escuchó cada testigo y la cantidad de guardias municipales que cada uno observó en el lugar de los hechos.

El juicio continúa mañana.