Dylan Cruz Herrera, de 13 años, pasa cerca de 12 horas a la semana tocando la trompa francesa, un instrumento de viento que desconocía hace unos meses, pero hoy día maneja con destreza.

Esas son 12 horas importantes, dijo Cruz Herrera, porque  “por que me mantiene más tiempo en la música y en los estudios y menos tiempo en la calle".

Cruz Herrera, de Toa Baja, participa de un programa de reciente creación que permitir que jóvenes en libertad condicional al amparo de la Ley de Menores puedan participar del Programa 100X35: Sistema de Orquesta y Coros Juveniles e Infantiles de Puerto Rico, del Conservatorio de Música, como parte de su proceso de rehabilitación. 

Contó que un juez lo responsabilizó por un incidente en una escuela  -que él categóricamente niega que haya ocurrido-  y le impuso una pena de 8 meses en probatoria, periodo que concluyó el mismo día de la entrevista con primerahora.com.

Esta iniciativa con el Conservatorio de Música ha permitido que seis jóvenes que han confrontado algún problema con las autoridades se beneficien de un programa de desvío que les permite integrarse a orquestas del Conservatorio que trabajan desde escuelas públicas.

El proyecto 100x35 actualmente cuenta unos 500 jóvenes en cuatro planteles del país ubicados en Guayama, Cataño, Bayamón y San Juan. Los seis menores en el programa de desvío son parte de estos 500 estudiantes.

Se trata de una experiencia que disfruta mucho Cruz Herrera y los otros dos jóvenes entrevistados -con el aval escrito de sus madres o padres- por primerahora.com sobre su participación en este programa entre OAt y el Conservatorio.

“Cuando tú estás tocando, tú te vives la música, la música te llena el alma y lo disfrutas”, indicó sonriente el joven.

¿Cómo tú crees que esto te ayuda a evitar problemas en el futuro?, se le preguntó. 

"Por que me mantiene más tiempo en la música y en los estudios y menos tiempo en la calle", afirmó.

Por su parte, Hiram Reinaldo Pagán Rabri, de 18 años, dijo que a través del programa se ha desarrollado como percusionista y ha aprendido a leer música y a tocar cinco instrumentos que antes no manejaba. Además de aprender a leer música.

“La música es vida, brega, y de verdad que esto ha sido una experiencia bastante bonita”, dijo el adolescente. “Es mucho trabajo y me ha gastado el tiempo y me saca de cosas que no debo hacer”, expresó Pagán Rabri.

El joven que actualmente cumple año y medio bajo la supervisión del tribunal de menores y actualmente estudiante de técnico de sala de operaciones dijo que desea seguir aprendiendo en la música y quizá hasta ganándose parte de su sustento con instrumentos musicales.

“Aprender cosas nuevas me interesa demasiado”, dijo el adolescente.

Los dos jóvenes anteriores sabían ya tocar algún instrumento antes de entrar al programa, pero en el caso de Carlos del Valle, de 14 años, no sabía absolutamente nada de música antes de unirse a los conjuntos musicales de 100x35.

Allí aprendió el trombón.

“No sabía usarlo pero al tiempo aprendí, a leer las notas (musicales) y a tocar”, expresó. “(Mi familia) está orgullosa de mí y mi apoya en la música”, expresó el joven que quiere ser abogado o trabajar en Ciencias Forenses.

"Ha sido muy especial"

Funcionarios que participan del proyecto explicaron el alcance de la iniciativa.

“Ha sido una experiencia muy buena. Como te digo, son niños que no creo que tengan problemas en el futuro. Ellos (los entrevistados) se han acoplado muy bien al sistema y ha sido muy especial porque son quizá un poco más receptivos dela oportunidad que se les está dando”, afirmó el profesor de la Orquesta y director de Rey Omar Marcano.

Mientras José Díaz, supervisor del Plan de Coordinación Interagencial y Municipal de la OAT, dijo que hace dos años la Rama Judicial comenzó a usar las artes como programa de rehabilitación. Este es el segundo esfuerzo y el primero fue un grupo de 16 jóvenes que aprendió fotografía en el Museo de Arte de Puerto Rico.

“Nunca habían visitado anteriormente el museo”, dijo el abogado.  “Los estudios que se han hecho sobre rehabilitación de menores indica que es bien positivo. Estos jóvenes a veces tienen problemas de manejo de emociones y cuando tocas un instrumento en un conjunto tienes que aprender a respetar, a esperar a que otros toquen, te lleva a pensar, a reflexionar”.

“Ha sido un logro extraordinario. Esto marca la misión del proyecto 100x35, masificar los beneficios de la música a los niños y a la sociedad puertorriqueña”, agregó Helen González Lorenzo, directora operacional del programa del conservatorio.