Juncos.Ya nadie se sorprende, pero son muchos los que lamentan, hacen ajustes en su rutina diaria y están preocupados ante el aumento en la criminalidad que se ha reportado en la zona de Juncos, particularmente, desde que el domingo en la madrugada se registró un triple asesinato, cuyo móvil se desconoce.

Para Jessica Martínez Monge, su tortura es que su hijo mayor de 21 años estudia por el día, pero trabaja en las noches y vive con el temor de que pueda caer víctima de algún incidente violento.

“En los últimos tiempos ha aumentado cada día  más la criminalidad. Ya no importa si es de día o es de noche, a cualquier hora. Y la vigilancia creo que es muy poca la que hay. Bueno, yo no salgo, casi lo necesario, pero mi hijo sí... pero tiene que hacerlo para trabajar. Esta difícil”, declaró.

Relacionadas

Algo similar le sucede a Doris González, quien tiene tres hijos varones y cuando salen, ella casi no pega un ojo.

“Es bien triste como  la juventud, ellos mismos se están matando unos a los otros. Uno no puede estar después de las 6:00 de la tarde sentado en su balcón por los asaltos, los robos de carros … la calle está bien mala, bien mala. Me duele en el alma”, expresó.

 La mujer, quien se dedica a cuidar ancianos, dijo que conoce a la familia de uno de los jóvenes que murió en la balacera, a quien no identificó, con quienes comparte en una iglesia evangélica.

“Es una familia humilde, de Dios que lo que hace es obras buenas, bonitas ayudando la gente, visitando hospitales y niños abandonados, y que le quiten su hijo, es bien triste”, manifestó.

González también expresó preocupación porque entiende que hay farmacias vendiendo medicamentos controlados sin receta, que sin supervisión, pueden desatar comportamientos criminales. 

Samuel Lebrón Vázquez, de 17 años, quien actualmente trabaja a medio tiempo, aseguró que “la gente  ya no respeta”.

“La gente no tiene derecho a quitarle la vida a los demás, el diablo esta suelto”, opinó. 

Mientras que Carla Calderón Rivera, una enfermera de 22 años, señaló que “las cosas están difíciles, están  bien malas, están matando a muchas personas inocentes y ya uno no se siente seguro ni por donde camina, ni donde estás,  porque puedes estar en tu misma casa y de repente pasa algo cerca y tú no sabes  si te va a tocar a ti”.

“Antes no estaban tan malas las cosas como están ahora mismo. Creo que hace  falta más, que el gobierno haga más: más vigilancia, más policías, que tengamos control”, señaló.

Precisamente, el alcalde Alfredo “Papo” Alejandro Carrión urgió ayer al superintendente de la Policía, José Caldero, que asigne más agentes  a su municipio.

“Le  estoy  pidiendo al Superintendente de la Policía una reunión de urgencia…  para como hermanos puertorriqueños y responsables por las cosas que pasan en Puerto Rico, unirnos como uno solo a resolver la problemática”, afirmó.

Según el alcalde, la mayoría de los asesinatos y actos violentos en la zona tienen su origen “en la maldita droga”.

“Los jóvenes deben repensar las cosas, que la droga no lleva a nada. Tarde o temprano se creen que son dueños, que son grandes porque tienen puntos o algo, pero al final es la muerte”, declaró.