La mañana del 17 de abril, Ana (nombre ficticio para proteger su identidad) escuchó a alguien tocar la puerta de su floristería y fue a atender al "cliente".

La madre de dos hijos estaba sola en su negocio. Eran las 11:30 a.m. del Jueves Santo y el día estaba flojo en ventas. El hombre dijo al entrar a la tienda que quería un arreglo de flores.

"Cuando voy caminando, saca un revólver y me anuncia que es un asalto y me tira el piso", contó la mujer, que hasta ese momento no había experimentado la aterradora experiencia de un robo a mano armada.

El ladrón la encerró en un cuarto y se llevó $60, un 'blower', un equipo de maquillaje y prendas que tenía la comerciante en una vitrina.

 Ana fue una de al menos seis víctimas de un ladrón que entre abril y junio pasado se dedicó a asaltar negocios de Cayey y Cidra que eran operados por mujeres a quienes, en su mayoría, ordenaba desnudarse.

Hoy era el tercer señalamiento de vista preliminar contra el presunto autor de los crímenes, Joel Marrero Soto, arrestado en junio pasado por agentes del Cuerpo de Investigaciones Criminales (CIC).

Sin embargo, la jueza Lourdes Robles, de la sala 301 del Centro Judicial de Caguas, pospuso la vista para el 8 de septiembre debido a un acercamiento de la defensa para buscar un acuerdo de alegación de culpabilidad.

"La defensa se nos ha acercado para poder llegar a un acuerdo en este asunto", dijo el fiscal Nelson Pérez, quien dijo que debía conversar el asunto con el fiscal de distrito y con las cuatro víctimas que identificaron a Soto Marrero y han estado disponibles para testificar.

"Nuestro cliente tiene plena consciencia de las conversaciones", expresó la abogada de defensa, Rayda Mitchell, de la Sociedad para Asistencia Legal (SAL).

 Marrero Soto se encuentra preso por no haber prestado fianza.

Fuera de sala, Pérez dijo que el posible acuerdo incluiría que Marrero Soto cumpla su sentencia en prisión, pero no precisó por cuántos años. El sujeto tiene antecedentes penales por robo, vehículo hurtado y Ley de Armas, han indicado las autoridades.

El hombre encara 15 cargos por robo e infracciones a la Ley de Armas por los cuatro asaltos a mano armada en Cidra, parte de la región judicial de Caguas.

Sin embargo, el agente del CIC Daniel Sánchez indicó que hay otras dos víctimas de Marrero Soto en Cayey, que pertenece a la región de Guayama. Ni el agente ni el fiscal pudieron precisar si el acusado está en conversaciones para también declararse culpable en ese otro tribunal.

Sánchez dijo que hay otras víctimas, pero que no han querido someterse al proceso policiaco y judicial por lo que no se han radicado cargos al respecto. Marrero Soto ha hecho admisiones de los hechos a la policía, agregó el agente.

Agregó que hay cargos contra una mujer, que identificó como cómplice de Marrero Soto en uno de los asaltos. Ese caso está pendiente a una vista de procesabilidad pautada para el 3 de septiembre. Dijo que no tienen evidencia de que esta misma mujer lo ayudó en los otros atracos, pero que su investigación apunta a que el acusado en todos los robos tenía un cómplice.

El agente precisó que Marrero Soto desnudaba a las víctimas pero no cometía algún acto sexual con ellas, por lo que no está acusado por actos lascivos en ninguna jurisdicción. Según Sánchez, el acusado le pedía que se quitará la ropa para evitar que lo siguieran luego del robo.

Ana no fue obligada a desnudarse y luego del atraco, salió del negocio y logró ver que su ladrón se montó en un auto, mientras otro sujeto guiaba el vehículo.

"Después de mí, comenzó a exigir que (las víctimas) se quitaran la ropa", indicó.

La víctima entrevistada por este medio dijo que no ha buscado ayuda sicológica después del atraco, pero no lo descartó. Dijo que su familia insiste en que ponga cámaras y alarma en la floristería, pero asegura que no cuenta con los recursos económicos para tal inversión. Su padre la acompañó por un mes al negocio después del robo y se quedaba varias horas con ella. Todavía la llama con frecuencia para asegurarse que está bien.

"Después de eso quedé traumatizada. Cada vez que viene un hombre solo me pongo nerviosa", narró con resignación.

Asimismo, la mujer criticó la lentitud del proceso judicial. "No estoy muy satisfecha, ya han pospuesto tres veces y nosotras tenemos negocios que atender y tenemos que venir para acá (el tribunal). Pero con los agentes estoy muy satisfecha", indicó.