Un estudio realizado en el 2012 apunta a que la mayoría de las mujeres que para entonces cumplían sentencias de cárcel estaban entre las edades de 25 y 39 años, provenían de barrios y no estaban casadas.

El informe preparado por la Oficina de Desarrollo Programático del Departamento de Rehabilitación y Corrección también indica que el 75% de las féminas que cumplían alguna pena de reclusión, eran blancas, mientras que una cuarta parte o el 24%, eran de raza negra.

El estudio buscaba recoger las características socioeconómicas y delictivas de la población correccional sentenciada en las instituciones carcelarias del país.

Según los datos recopilados, para esa fecha había solamente una reclusa menor de 19 años, había otras 17 entre las edades de 20 a 24 años, mientras que 41 de las sentenciadas tenía entre 25 y 29 años. En el rango de 30 a 39 años había 50 mujeres encarceladas, y que entre los 40 y 49 años, había unas 28. Que tuvieran  más de 50 años, había 12 mujeres cumpliendo pena de cárcel.

Sobre el lugar de procedencia el estudio encontró que 49 mujeres vivían en algún barrio de la Isla antes de entrar a la cárcel, 32 vivían en alguna urbanización y 26 en residenciales públicos.

Poco más de la mitad, o el 56%, estaba soltera al momento de empezar a cumplir su sentencia. De las 19 mujeres que dijeron estar casadas, había ocho separadas y 11 que vivían con su cónyuge previo a su entrada a la prisión. Otras 36 mantenían una relación consensual, seis estaban divorciadas y cuatro eran viudas.

Uno de los datos más llamativos es que sólo 15 de ellas recibía algún tipo de ingreso. De esas, siete contaban con una retribución entre $10,001 a $20,000 anuales, cinco estaban en la escala de $20,000 a más $30,000 y tres recibían menos de $10,000. El resto de las que contestaron, en total 97, no tenían ninguna entrada económica.

En cuanto a los hijos, 46 mujeres, equivalente al 31%, dijo que no tenía hijos. Trece féminas, que representaban el 12.7% tenían un solo hijo, mientras que 34, igual al 33%, tenían dos hijos. Veinte mujeres o el 19% de ellas, informó que tenía tres menores, 19 o el 18% tenía cuatro descendientes, seis féminas contaban con cinco hijos mientras que 10 de ellas, equivalente al 9.8% tenían seis hijos o más. 

Aunque la mayoría, o el 70.9% dijo no tener dependientes, 21 de las presas tenían dos dependientes, según detalló el estudio.

La mitad de las encarceladas dijo que no tomaba alcohol. De la otra mitad, el 67% dijo que sí consumía, el 31% reconoció que llegaban al abuso y el 1% ya estaba en fase de dependencia.

En el caso de las drogas los resultados fueron más dramáticos: de 138 que contestaron esta pregunta, sólo 36 aseguraron que no consumían otras drogas, versus 102 que dijeron que sí para un 73.9%. De ese último grupo el 53.9% dijo que las había usado, el 40,1% describió que abusaban del consumo mientras que el 1% dijo que era dependiente de sustancias controladas.

Por otro lado, 53 mujeres, o el 39.5%, dijo padecer alguna condición mental.

Fuente: Informe Perfil de la Población Total Sentenciada, preparado por la Oficina de Desarrollo Programático del Departamento de Rehabilitación y Corrección