Aguadilla. Era poco después de las 4:00 de la mañana cuando Sacha Marie Naveira Quiñones se preparaba para salir de su apartamento en el residencial José Aponte, en Aguadilla, a trabajar en un negocio de comida rápida. Sin embargo, cuando ya salía con cartera en mano, su compañero sentimental desde hace un año le disparó en el rostro, matándola al instante.

Poco después de asesinarla, Kenneth Pérez Trabal, pizzero de profesión, acudió al cuartel del precinto San Antonio, en la Base Ramey, donde se entregó a las autoridades.

El capitán Julio C. Pérez, jefe del CIC de la región, dijo que para todos los efectos se trata de un caso esclarecido como de violencia de género a pesar de que el asesino confeso ha ofrecido varias versiones de lo que pudo haber ocurrido con su pareja.

El imputado dijo que trató de suicidarse con el arma homicida. Al no lograrlo, alegó que se lanzó al mar y una ola lo arrastró de vuelta a la orilla, luego que se golpeara con unas piedras. Ahí decide entregarse. Dijo que el crimen se trató de una legítima defensa porque la víctima supuestamente le había apuntado con el revólver y que en un forcejeo se zafó el tiro.

Ninguna de las teorías fue avalada por las autoridades porque Pérez Trabal se deshizo del arma, lo que constituye destrucción de evidencia.

Entrada la tarde de ayer, el asesino confeso fue llevado ante el juez Rafael Ramos Sáenz, de la sala de investigaciones del Centro Judicial de Aguadilla, quien encontró causa para su arresto por los delitos de asesinato en primer grado, dos violaciones a la Ley de Armas y destrucción de evidencia.

Se le impuso una fianza de $1,450,000, la cual no pudo prestar. Tras ser fichado, quedo sumariado en la cárcel Guerrero, y la vista preliminar quedo señalada para el próximo 14 de marzo.

Destrozada la familia

Sacha, madre de dos niños de tres y ocho años, fue descrita por su ex suegro José Viera Velázquez como una persona muy trabajadora y que amaba a sus hijos. De hecho, la mujer estuvo en su residencia, dejándole al más pequeño para que se lo cuidara.

“La quiero recordar como siempre fue con nosotros, bien amorosa, comunicativa, que amaba a sus niños y no tengo ninguna queja sobre ella... aunque la relación con mi hijo hubiese terminado, siempre la seguí tratando como una yerna”, dijo el hombre sumamente afectado.

Los familiares inmediatos de la mujer no quisieron emitir expresiones sobre lo ocurrido.