Julio Enrique López Castro, el líder religioso de 20 años asesinado el sábado en Río Grande, conocía muy bien a su presunto asesino.

López Castro se crió dentro del núcleo de la iglesia Bautista junto a Ricardo Alfonso di Cristina Rexach, de 22 años, quien el domingo en la noche fue arrestado por los cargos de asesinato, robo, destrucción de evidencia, restricción a la libertad y violación a la Ley de Armas.

“Su familia y nosotros somos grandes amigos. Había un aprecio honesto. La familia de ese muchacho se fue a vivir a Estados Unidos y él quedó solo aquí, en la calle. Su primo, el pastor José Calo Castro, gran amigo nuestro, lo recogió de la calle e intentó ayudarlo a recuperarse de las adicciones… Anoche (domingo), tarde, fue que nos enteramos que él había sido arrestado.

Yo siempre supe que quien mató a mi hijo lo conocía”, dijo en entrevista con este diario el padre del difunto joven, Julio López Benítez.

La tragedia de la pérdida se torna, para esta familia, en un evento aún mucho más triste al saber que uno de los ex miembros de la iglesia, una oveja descarriada, fue la que le segó la vida a otro integrante del rebaño.

López Benítez recordó que el pastor Calo, quien estudia psicología, intentó rehabilitar a su primo. Incluso la familia del líder juvenil asesinado le iba a dar la mano y quizás se llevarían al muchacho a la casa para ayudarle al pastor en el esfuerzo.

De lo que le han dicho las autoridades, el padre de Julio Enrique comentó que, al momento del asalto a Boost Mobile -la tienda de celulares donde trabajaba su hijo-, aparentemente se dio un forcejeo entre Di Cristina y Julio Enrique en el que este último reconoció a su atacante, quien, además de haberse criado en la misma iglesia, era vecino de la urbanización.

Di Cristina fue arrestado en la casa del pastor Calo, a poca distancia de donde reside la familia de Julio Enrique. Tras el arresto, el fiscal Félix Sánchez ordenó la radicación de los cargos criminales.

El juez Wilfredo Viera, del Tribunal de Primera Instancia de Río Grande, le fijó una fianza de $9.5 millones, que no pudo prestar y fue encarcelado en Bayamón.

Trascendió que la billetera de López Castro fue ocupada en el río del barrio El Verde, en las parcelas Dávila de Río Grande.

Una despedida en grande

López Benítez informó que su hijo Julio Enrique será despedido en grande, como lo que fue en vida: atleta, maestro bíblico, coordinador juvenil en la iglesia, estudiante y aspirante a convertirse en agente de la Agencia federal Antidrogas (DEA).

“El velorio será el miércoles en la iglesia Bautista de Palmer, y el jueves será el entierro”, indicó López Benítez. El hombre indicó además que jóvenes bautistas están coordinando una marcha por Río Grande el día del entierro.

Javier Colón Dávila colaboró en esta historia