Loíza.  Nadie vio nada, nadie oyó nada.

Ese parece ser el mayor obstáculo con que la Policía tiene que lidiar en el pueblo de Loíza cada vez que ocurre un crimen violento como el doble asesinato registrado el domingo, a eso de las 11:15 de la noche, frente al negocio El Gallito de Oro, en la calle 6 de las Parcelas Vieques del mencionado municipio, donde dos jóvenes de 23 y 24 años fueron ultimados a tiros y una mujer resultó herida.

Ayer por la mañana, en el negocio tipo fonda que lleva establecido en el lugar más de 70 años un contingente de detectives del Cuerpo de Investigaciones Criminales (CIC) de Carolina trabajaba la escena, aunque sin suerte de encontrar testigos que pudieran ofrecer alguna pista sobre lo sucedido.

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Sin embargo, todos los vecinos entrevistados aseguraron tener mucho miedo por la situación en la comunidad que, según ellos, se ha “calentado” grandemente en los últimos meses y señalaron al establecimiento, donde también se sirven bebidas alcohólicas, y a la falta de vigilancia policiaca como los causantes del aumento de crímenes violentos en la zona.

“Esta área está bien caliente y la Policía no hace nada. Esto está aquí al garete con los four tracks esos. Los revoluces aquí con esos muchachos son todas las semanas. Nosotros hemos optado por encerrarnos porque ellos se han apoderado de las calles”, lamentó María Santiago, residente de Parcelas Vieques, en referencia a la información preliminar provista por la Policía de que los atacantes viajaban en un vehículo tipo todoterreno al momento del crimen.

“Esto se les ha ido de la mano al alcalde (de Loíza, Eddie Manso Fuentes) y a la Policía. Aquí ya no vienen a dar rondas preventivas y si los llamas al cuartel, nunca llegan. Si no se les pone un paro a estos chamaquitos, no sé a dónde vamos a llegar”, añadió la mujer, nacida y criada en el sector.

Asimismo, Hilda Montañez, quien vive frente al mencionado negocio,  señaló que en los últimos dos años han asesinado a unas seis personas frente al negocio, ubicado en la intersección de la calle 6 con la calle B del mencionado sector costero.

“No hace mucho mataron a dos más aquí y hace varios años me mataron a mi nieto aquí mismo, en la esquina (frente al establecimiento). Tenemos mucho miedo porque esto es casi todos los días y vienen al negocio a alborotar toda la noche”, indicó la septuagenaria.

“Aquí el problema es ese negocio, porque se meten chamacos de sectores que tienen pelea entre ellos y terminan matándose ahí. Aquí deberían meter a la Guardia Nacional de nuevo, porque cuando estaban aquí esto nunca pasaba. La Policía no da abasto”, añadió por su parte Elí Samuel Cirino, otro de los nietos de doña Hilda.

Otros vecinos que prefirieron no identificarse por temor a represalias por parte de los maleantes también señalaron el negocio El Gallito de Oro como la “manzana de la discordia” en la comunidad.

No obstante, José Osorio, propietario del establecimiento por los últimos 28 años, descartó que fuera su responsabilidad el incidente violento registrado el domingo, ya que ocurrió fuera de su negocio.

“Yo cumplo con la ley, pero no puedo controlar quién entra y quién no. ¿Cómo puedo saber yo si es una persona  buena o no? A cada rato que esto se me llena los fines de semana, llamo al cuartel para que vengan a dar una ronda preventiva y nunca vienen”, señaló el propietario del negocio familiar, heredado de su abuelo.

“Esos muchachos estaban en la playa, ni entraron aquí. No estaban consumiendo aquí, pero dio la mala pata de que los tirotearon cuando pasaban frente al negocio. Dicen que eso no empezó aquí, que ya venían discutiendo de otro lado y los velaron cuando estaban por aquí”, añadió el propietario.

Según explicó Osorio, este tipo de situaciones afecta directamente su negocio ya que bajan considerablemente las visitas de los comensales y dijo que, como medida de precaución, comenzará a cerrar el negocio a eso de las 7:00 p.m.

Tierra de nadie

Aparentemente, otra lamentable racha de crímenes violentos ha vuelto a apoderarse de varias comunidades en Loíza, siendo este pasado domingo el tercero consecutivo en que ocurren incidentes violentos con víctimas fatales.

El director del CIC de Carolina, comandante Roberto Rivera, lamentó la poca ayuda que los investigadores obtienen de la comunidad para el esclarecimiento de este y otros crímenes. “Se ha puesto difícil la cosa para encontrar a estos criminales. Nadie quiere hablar, aunque todos estaban aquí. Necesitamos que la ciudadanía eche a un lado el miedo y comparta con nosotros cualquier información que tengan”, indicó.

 “Hay mucha preocupación entre los vecinos, pero nadie dice nada. No podemos seguir siendo cómplices de estos criminales. Exhortamos a la ciudadanía a acercarse a nosotros con cualquier información que tengan”, agregó.

Rivera indicó que se tiene conocimiento de que uno de los dos jóvenes baleados, identificado como Kenneth R. Morales Andrades, poseía antecedentes por narcotráfico, aunque no pudo precisar si su acompañante, Raymond Vázquez Medina, también estaba fichado.