El perito del Instituto de Ciencias Forenses (ICF) también determinó que luego de recibir el golpe en la cabeza, el niño de ocho años quedó inconsciente en la cama, sin poder pedir ayuda.

El testimonio de Chávez Arias se produjo durante el undécimo día la vista preliminar contra Luis Gustavo Rivera Seijo, conocido como El Manco, imputado por el crimen del menor, ocurrido el 9 de marzo de 2010.

El patólogo forense precisó que el golpe en la cabeza, al lado del lóbulo izquierdo cerca de la oreja, no se veía a simple vista y que ese trauma se realizó previo a las heridas del rostro.

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"Ha debido quedar inconsciente cuando recibió ese golpe", señaló sobre cuerpo del niño que, según recordó, fue trasladado al ICF con un bóxer de tela con diseños de dinosaurios. 

"No ha podido pedir ayuda", sostuvo.

Chávez Arias apuntó que identificó tres heridas en el rostro del niño al realizar el examen exterior del cuerpo durante la autopsia que practicó la mañana del 10 de marzo de 2010.

Dirigido por las preguntas de la fiscal Maricarmen Rodríguez Barea, Chávez Arias explicó que la primera herida se encontraba en la región temporal de la sien derecha y que tenía bordes regulares y limpios.

"Compromete el cuero cabelludo y el músculo temporal. Llega al hueso temporal", afirmó el perito en la Sala 403 del Centro Judicial de Bayamón.

Ante el juez Carlos Salgado Schwarz, explicó que dicha herida era "punzocortante", tenía una profundidad de una pulgada y un cuarto de penetración, y se realizó de un solo movimiento con un objeto que pudo haber sido un cuchillo.

Declaró también que la segunda herida cortante se extendía más de tres pulgadas sobre la nariz y la región maxilar derecha de la cara del niño. Esa herida también tenía los bordes limpios y una profundidad de una pulgada y un cuarto de penetración.

Mostrando las fotografías del menor al juez, precisó que la herida dejó al descubierto cartílago nasal y cortó el hueso maxilar.

"Ha sido hecha en un mismo acto", respondió a preguntas de la fiscal.

La herida sobre el párpado superior izquierdo se extendía media pulgada y tenía una profundidad de un cuarto de pulgada.

"Puede inferirse que (el corte) se hizo de izquierda del cuerpo a la derecha del cuerpo", indicó Chávez Arias.

En la confesión que El Manco ofreció al agente John Morales del Negociado Federal de Investigaciones (FBI) el 6 de agosto del 2010, el ahora imputado por el crimen dijo que apuñaló a Lorenzo tres o cuatro veces y que "el niño despertó, abrió los ojos y respiraba de tal manera que se estaba ahogando".

Rivera Seijo no mencionó a Morales que hubiera golpeado a Lorenzo cuando entró a su habitación entre las 4:00 y 5:00 a.m. del 9 de marzo de 2010. 

Desde la silla de los testigos, Chávez Arias explicó también que al examinar el cráneo del menor observó una hemorragia y la fractura lineal del hueso frontal izquierdo, un hueso que describió como delgado y frágil en un niño de ocho años.

Afirmó también que 15 mililitros de sangre semicoagulada cubrían la parte izquierda del cerebro. También encontró sangre en los pulmones del pequeño, material espumoso en la tráquea y sangre semilíquida en el estómago. 

A preguntas de la fiscal Rodríguez Barea, indicó que el golpe de la cabeza pudo haber sido ocasionado por un puño o el cabo de un cuchillo.

"Entre 0 a 30 minutos del sangrado", fue su cálculo sobre la posible hora de muerte del niño, quien residía en la urbanización Dorado del Mar junto a su mamá Ana Cacho y sus dos hermanas. El menor dormía en un cuarto del primer nivel cuando fue atacado.

Al explicar los hallazgos de su informe forense, Chávez Arias indicó que el niño, que pesaba 60 libras, pudo haber muerto en su casa al desangrarse y asfixiarse con su propia sangre la madrugada del 9 de marzo de 2010.

"El probablemente murió antes de ser llevado al hospital", afirmó el patólogo. 

Apuntó que el estado de inconsciencia de Lorenzo después del golpe en la cabeza podía explicar la regularidad de las tres heridas en su rostro, que compartían la misma característica de los bordes limpios. Las tres heridas, de acuerdo al testigo, fueron hechas con el mismo objeto filoso.

En un contrainterrogatorio breve del licenciado Jesús Hernández Rivera, de la Sociedad para la Asistencia Legal, Chávez Arias apuntó que no podía precisar el tiempo que transcurrió entre las heridas en el rostro del niño, ni el tiempo entre esas heridas y el golpe severo en la cabeza.

También indicó que el golpe de la cabeza pudo ser el resultado de contacto con una superficie plana como una pared y que las heridas de arma blanca pudieron haberse hecho con una cuchilla plegadiza. 

Además, el duodécimo testigo de cargo señaló que el colchón de la cama pudo haber absorbido parte del impacto de ese primer golpe contundente.

Entonces, a preguntas del juez Salgado Schwarz, Chávez Arias dijo que el niño recibió la primera herida cuando su "cara estaba hacia el frente acostado del lado izquierdo".

Esa primera herida, según el patólogo, se realizó de izquierda a derecha.

"(El arma blanca) entró, corrió su trayectoria y salió", resumió el togado ante la respuesta del perito.

Chávez Arias aseguró que fue una herida que no era compatible con múltiples entradas y que no había marcas de cuchillo en el área del hueso.

Ante una pregunta sobre la hora exacta de la muerte, indicó que una prueba de proteínas realizada al cuerpo de Lorenzo no detectó esta sustancia en su cerebro, por lo que podía inferir que el niño murió "menos de dos horas después del trauma cerebral". 

La vista continúa mañana en la tarde.