Elizabeth Marín Cotto y Griseida de Jesús Marín, madre e hija víctimas de la quinta matanza del año reportada el viernes pasado en Aguas Buenas, serán veladas juntas a partir de este martes o miércoles en la funeraria Monte Santo en Aguas Buenas.

Guillermo Alejandro Cotto, esposo de Elizabeth durante una década, explicó que no hay certeza del día específico en que iniciará el velatorio, pues están en espera de que familiares de la mujer, nacida en Washington D.C., lleguen a Puerto Rico.

Aunque llevaba separado de ella hace dos años, Alejandro Cotto tuvo la difícil tarea de identificar este sábado el cadáver de Elizabeth, de 42 años, en el Instituto de Ciencias Forenses (ICF) en Río Piedras.

Sin embargo, este domingo tuvo que regresar al ICF para corregir un error en los apellidos de su aún esposa, a quien describió como “una excelente mujer”. Alejandro Cotto destacó que madre e hija serán sepultadas en el cementerio municipal Número Uno en Aguas Buenas.

El hombre relató que vio por última vez a su expareja y a su hijastra el miércoles pasado, cuando invitó a ambas y al novio de Elizabeth a la iglesia.

“Los invité miércoles porque teníamos una campaña en la iglesia viernes y sábado para que fueran a la campaña y buscaran de Dios, pero no llegaron”, lamentó Alejandro Cotto.

El viernes a eso de las 8:40 p.m., madre e hija murieron luego de que sicarios abrieran fuego indiscriminadamente contra un grupo de personas que se encontraban en los alrededores del negocio Pica Pollo y BBQ, en el casco urbano en Aguas Buenas.

Los gatilleros, quienes utilizaron armas largas en el ataque, mataron a cuatro personas e hirieron a seis, una de ellas de gravedad y recluido en el Centro Médico en Río Piedras.

Se alega que el objetivo de los sicarios era Luis D. González Torres, de 32 años, alias Danny Cabeza, quien falleció en el lugar. El individuo era un supuesto vendedor de drogas y sospechoso de, al menos, cuatro asesinatos en la zona.

Durante el incidente también falleció el dominicano Manuel Hernández Mansueta, de 55 años, quien se encontraba en el lugar esperando por que le pagaran un trabajo de pintura.

Alejandro Cotto afirmó que, aunque estaba separado de Elizabeth, la comunicación entre ellos era fuerte. Mientras que a Griseida, a quien crió desde que tenía 6 años, la describió como “una muchachita buena, humilde y responsable con sus trabajos en la escuela”.

“Antes de haber dejado el evangelio, era muy fiel en la cosas de Dios”, agregó el padrastro de la chica.