Carmen Espada esperó ocho años para poder mirar a los ojos al convicto por el asesinato de su hijo Jesús Lizardi Espada y decirle lo mucho que lo odia y que no vale nada.

Con voz temblorosa, pero firme, y con su hija Milagros parada detrás de ella sosteniéndola, Espada solicitó hablar en la sala de la jueza federal Aida Delgado durante la lectura de sentencia contra Lashaun Casey, quien se libró de la pena capital por la muerte de Lizardi Espada.

Casey fue condenado a extinguir su vida en prisión por el asesinato del agente encubierto, adscrito a la Unidad de Encubiertos de la División de Drogas de Carolina, perpetrado el 1 de agosto de 2005.

"¿Por qué? Me he preguntado millones de veces por qué lo mataste, por qué mataste a mi hijo. ¿Por $3,000? Sé que mi hijo está en el cielo. He esperado ocho años por esto. Esto no es fácil. Nunca he odiado a una persona, pero te odio tanto que te deseo lo peor en la vida", expresó Espada desde el podio ante la mirada fija de Casey.

"A lo mejor tú y yo nos encontraremos en el infierno porque si no te perdono, voy al infierno. Pero es que te odio tanto... No vales nada. Vales mier...", agregó Espada, con los ojos aguados, pero con voz firme y llena de ira. "Estuviste riéndote muchas veces durante el proceso, ahora me río yo. ¡Te odio!", agregó.

"Tú seguiste hiriendo, matando y violando a gente. Pensabas que eso estaba bien. Tengo ganas de matarte. (Su hija la pellizca por la cintura y ella le dice que no lo va a hacer)", señaló Espada, quien habló todo el tiempo en el idioma inglés.

"He esperado ocho años por esto. Hoy es el mejor día de mi vida. Y cuidado, porque algún día vas a tener que enfrentarte a Dios. Eso es todo lo que tengo que decir", exclamó Espada.

Previo a que Espada se expresara este jueves, la jueza le preguntó al ahora convicto si quería decir algo y él dijo: "No, su honor".

Delgado recordó que en marzo pasado, Casey, de 33 años, fue encontrado culpable por un cargo de "carjacking" que resultó en la muerte de Lizardi Espada y dos relacionados a posesión de arma de fuego.

En la segunda parte del juicio en abril, el jurado compuesto por ocho hombres y cuatro mujeres no llegó a una decisión unánime, por lo que no fue condenado a la pena de muerte.

"Posiblemente se sintió aliviado cuando no fue sentenciado a la pena de muerte porque tiene lo más preciado, que es la vida. Sin embargo, está perdiendo algo también muy preciado, que es la libertad. Espero que tome tiempo para reflexionar sobre sus acciones y contribuir de alguna forma a la sociedad, aún detrás de las rejas", manifestó Delgado, quien lo sentenció a cumplir cárcel "por el resto de su vida natural".

A la familia de la víctima, Delgado deseó que puedan algún día perdonar y seguir con sus vidas.

"Entiendo que sus palabras estaban llenas de dolor y que se ha sentido así por ocho años. A lo mejor entiende que esta sentencia no alivie su dolor y no hace justicia, pero sepa que este proceso que se vio aquí, la investigación, los cargos, todo se hizo de acuerdo a la ley. La ley que su hijo defendió y por la que entregó su vida al servicio público y creía en el sistema de ley. Espero que tengan clausura después de esta sentencia y que en algún momento puedan perdonar, por el bien de sus nietos y su paz mental", indicó Delgado a Espada, su esposo Jesús Lizardi, y Milagros, quienes lloraban al escucharla.

Según la prueba, Lizardi Espada investigaba a Casey por estar vinculado a una ganga de gatilleros de la zona Este. Pero antes de tomar un "ferry" para concretar una transacción de drogas, Casey lo asesinó de dos disparos en la cabeza en el estacionamiento de los muelles de Fajardo. El cuerpo fue encontrado días después en Luquillo.

Los fiscales del caso fueron Mariana Bauzá y Scott Anderson, y los abogados Christopher Adams, Joannie Plaza y John Connors, ambos de la Oficina del Defensor Público Federal.

Crítica al sistema de justicia estatal

Delgado, jueza administradora del tribunal de los Estados Unidos para el distrito de Puerto Rico, hizo un llamamiento a la Legislatura y al sistema de justicia local a revisar por qué se desestiman tantos casos a nivel estatal, por qué no hay fianzas más estrictas y por qué tantos casos se resuelven con probatorias.

A esos efectos, recomendó que se adopten medidas para proteger mejor a los testigos para que así más personas se sientan en la confianza de declarar en los procesos judiciales.

La jueza resumió que en el caso de Casey, él fue encontrado culpable y sentenciado a 50 años de cárcel por secuestrar a un niño y a una niña, a la cual agredió sexualmente, conspiración, "carjacking" y dos violaciones a la Ley de Armas por hechos ocurridos en 1996.

Aunque fue sentenciado en 1997, en 2002 fue liberado a cumplir en probatoria hasta el 2024.

Mientras cumplía la probatoria, se la acusó por tentativa de asesinato, pero en 1999, el caso se desestimó. Igualmente, pasó por un caso de sustancias controladas en el foro estatal en el 2005. El asesinato de Lizardi Espada fue en el 2005.

 "No quiero echar la culpa al Estado, pero uno se tiene que preguntar cómo una persona sentenciada a 50 años de cárcel, por razones desconocidas y asombrosamente es liberado a los cinco años a cumplir probatoria", manifestó Delgado, quien destacó que de los 51,643 casos estatales sometidos entre los años 2010 y 2011, fueron desestimados 19,203.

"Es alarmante. Eso explica lo que pasa ahí afuera. Por el interés de la justica y del pueblo de Puerto Rico, los legisladores deben ver esto y actuar prontamente", concluyó Delgado.

Hace un mes, el juez federal José A. Fusté hizo un llamado similar al indicar que el sistema de justicia estatal no tiene "los recursos, ni la disposición, ni las agallas" para hacer justicia y que por eso muchos casos terminan en la esfera federal, por lo que se ganó una censura del juez presidente del Supremo, Federico Hernández Denton, y de la directora de la Administración de Tribunales, Sonia Ivette Vélez.