A pesar de las luchas por erradicarla y de que parece haber una tendencia hacia su eliminación, el año pasado hubo un aumento en el número de personas ejecutadas para cumplir una condena de pena de muerte.

Según los datos de Amnistía Internacional (AI), en 2013 fueron ejecutadas al menos 778 personas en 22 países.

China ejecutó a más personas que el resto de los países  juntos, pero “se desconoce la verdadera magnitud del uso de la pena de muerte allí, pues los datos al respecto se consideran secreto de Estado”.

En  Irak fueron ejecutadas al menos  169 personas, lo que supuso un aumento del 30 por ciento con respecto  a las 129 del 2012. En Irán, según AI, las ejecuciones reconocidas oficialmente ascendieron al menos a 369 en 2013, pero las cifras extraoficiales se estiman  en 704.

Al terminar el 2013 había unas 23,392 personas condenadas a muerte.

El año pasado Indonesia realizó su primera ejecución en cuatro años, Kuwait  la primera  en seis y Nigeria la primera en siete años.

Unos 140 países, más de las dos terceras partes, son abolicionistas en su legislación o en la práctica.

En este lado del mundo, Estados Unidos fue el único país  que llevó a cabo ejecuciones en el último año.

El año pasado en Puerto Rico se vieron dos casos en la corte federal que cualificaban para la pena capital, pero en ambos el jurado optó por cadena perpetua.

Durante este fin de semana se celebró por primera vez en el país la Asamblea Anual de la Coalición Mundial contra la Pena de Muerte, un organismo que aboga por la erradicación de las ejecuciones en todo el mundo y analiza las ramificaciones de este tipo de castigo.