Patillas. La asesinó con un taco de billar luego de escuchar una voz de un supuesto espíritu que le dijo: “Mátala”.

Eso fue lo que dijo ayer Alexander Rivera Virola, de 28 años, tras ser sometido a un intenso interrogatorio en la División de Homicidios del área de Guayama en el que presuntamente confesó el asesinato de su madre, Awilda Virola Soto, de 60 años, ocurrido en su residencia ubicada en la urbanización Valles de Providencia, en Patillas.

Rivera Virola indicó que cometió el crimen bajo los efectos de sustancias controladas, confirmaron fuentes allegadas a la pesquisa.

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El detenido alegó que en medio de un arrebato de crack, la voz de un supuesto espíritu le dijo: “Mátala”, y él la obedeció. Desde el martes, el individuo había estado presionando a su madre solicitándole dinero, lo que había generado discusiones entre ellos, revelaron las fuentes.

Al lado del cuerpo de Virola Soto fue localizado un taco de billar con el que presuntamente fue golpeada en la cabeza hasta la muerte. El objeto fue ocupado por los investigadores del Instituto de Ciencias Forenses para su análisis pericial.

De acuerdo con la alegación inicial del único hijo de la mujer, dos individuos con ropa negra entraron a la vivienda, a eso de la 1:25 a.m. Supuestamente entraron por una ventana de cristal de la cocina para perpetrar un robo. En medio del escalamiento, el hombre llamó a los vecinos, quienes encontraron a la mujer muerta en su habitación.

El subdirector del Cuerpo de Investigaciones Criminales (CIC), Héctor Dominicci, explicó que la vivienda parecía estar organizada y que faltaban unas láminas de cristal de la ventana de la cocina, lugar por donde el hijo alegó inicialmente que entraron los asaltantes.

“Se ocupó evidencia que será analizada”, señaló el teniente.

Rivera Virola, quien sería acusado hoy, posee expediente criminal por los delitos de tentativa de asesinato y amenaza para el año 2009.

Una buena vecina

La tranquilidad de la calle 5 de la urbanización Valles de Providencia se vio trastocada cuando los residentes conocieron el trágico final de una de sus vecinas más queridas.

Juan Antonio Semidey lamentó mucho la muerte de Virola Soto, a quien describe como una gran dama.

“El amor de madre le costó la vida”, comentó el hombre, quien recordó las constantes discusiones que la mujer tenía con su hijo cuando este le pedía dinero para satisfacer su vicio de drogas.

Señaló que el primogénito de la sexagenaria le dio muchos problemas, pero que su amor de madre la hacía perdonarle todo.

“Yo lo enfrentaba y le decía que madre solo hay una y que tenía que respetarla”, sostuvo el vecino.

“Hijos así no merecen venir al mundo, que le caiga todo el peso de la ley”, añadió Semidey.

Por su parte, María Guzmán García, vecina de enfrente de la mujer asesinada, dijo que no escuchó discusión alguna y que despertó por los gritos de otra residente de la urbanización.

“Era una vecina muy buena, servicial y respetuosa”, expresó Guzmán García.

La vecina aseguró que desconocía de problemas entre madre e hijo o si el individuo maltrataba a su progenitora.

“Es muy triste lo que ocurrió y más a una persona buena”, insistió Guzmán García.