Guayama.  Una pesquisa deficiente, irregularidades, una testigo que mintió,  otro que se mantuvo callado para no autoincriminarse y el deseo de resolver un caso en tiempo récord son los ingredientes del entuerto que acabó con el veredicto de culpabilidad de Jesús de la Torre Sosa, quien asegura no cometió el crimen por el que resultó convicto.

Su caso ahora está ante la consideración de tres foros distintos: el Tribunal de Apelaciones que evalúa si le concede un nuevo juicio, así como de las autoridades federales por posible violación de derechos civiles y el Departamento de Justicia, ante presuntas fallas en la pesquisa y actuaciones irregulares de parte de fiscales.

El hoy convicto tiene 33 años, es padre de cuatro hijos, y tutor desde que tenía 19 años de un primo con retardación mental que se quedó huérfano. Antes de que se le involucrara en este caso tuvo un trabajo estable por cerca de  13 años.

El joven nunca había enfrentado cargos de ningún tipo  y asegura que no le desea a nadie lo que ha vivido en este año y nueve meses desde que fue encarcelado en el Complejo Correccional de Guayama. 

Solo busca que brille la verdad.

Jesús relató que lo acusaron por unos hechos ocurridos el 2 de septiembre de 2013, en la comunidad Villa Marisol de Toa Baja, cuando según la fiscalía, supuestamente, mató a Carlos “Carlitín” Ruiz Jiménez  con quien tuvo un incidente unas cuantas horas antes. 

El convicto aseguró que lo culparon a él, pero quien realmente cometió el crimen fue una persona con poder en el bajo mundo que se hartó de que “Carlitín” estuviese cometiendo robos y calentándoles el barrio.

Otros dos jóvenes fueron co acusados por los hechos: Emamuel Costales Ruiz y Frank Adorno. Ambos fueron sentenciados a libertad en probatoria.

Así comenzó todo

“Salgo de mi residencia en un momento de la noche y me percato de que había  una pareja, un individuo y una dama, quienes me tenían mi vehículo levantado en un gato y el caballero (Carlitín) estaba debajo del vehículo. Al yo reclamarle qué era lo que estaba sucediendo, él me informa que nada, baja el vehículo del gato… al preguntarle por qué me estaba robando… el caballero va hacia encima de mí y yo pues la reacción (que tuve fue que) me defendí y solté una cachetada... El caballero se cayó, se paró y ellos se fueron. Después de ahí yo no tuve más contacto con ellos. Yo no tuve ningún acercamiento con ellos”, aseguró.

Al día siguiente un vecino lo llamó para informarle que la policía lo estaba buscando. Jesús acudió al cuartel del Toa Baja pero nadie le supo decir nada. Se trasladó entonces a la Comandancia de Bayamón. Allí le hicieron una primera entrevista y le indicaron que estaba relacionada al intento de robo. Jesús, quien acudió sin abogado,  ofreció una declaración de lo ocurrido. Tras identificar a Carlitín  por medio de una foto que le enseñaron, el agente a cargo de la pesquisa, Héctor González, le dijo que había un problema: el individuo había sido asesinado y testigos lo inculpaban.

Jesús le dijo a las autoridades que no tenía nada que ver con el asunto pero ahí mismo le leyeron sus derechos y lo arrestaron.

Al momento de su arresto no le hicieron la prueba para detectar pólvora en sus manos, lo que constituye un primer error en la investigación, según asegura. Tampoco ocuparon su guagua para detectar posible material genético que lo vinculara de forma independiente a los hechos. Mientras, la Policía informó que ninguno de sus vecinos estuvo dispuesto a declarar. El juicio estuvo sustentado por un solo testimonio: el de la compañera de Carlitín quien entró en un sinnúmero de contradicciones.

“Estoy aquí debido a que el sistema de este país me fabricó un caso”, declaró Jesús en entrevista con Primera Hora en la cárcel de Guayama donde lleva encerrado cerca de dos años tras ser declarado culpable.

Las irregularidades

Durante la entrevista inicial, Jesús vio cómo el agente González iba tomando anotaciones en una libreta, pero dejaba múltiples líneas en blanco.

“No es hasta que sale el descubrimiento de prueba que vemos que ya no hay entrelíneas, sino que en las líneas vacías habían puesto información adicional y pusieron  cosas que yo no había dicho. Inclusive, hay oraciones que usted las lee y no hay secuencia de una con la otra. De eso hay documentos. Eso está en el expediente”, señaló como una de las múltiples irregularidades del caso. 

Durante el juicio pasaron como prueba la llamada que realizó Ivette González, pareja de Carlitín, al sistema de emergencias 9-1-1. Esa llamada es fundamental porque ella apunta al verdadero culpable del crimen, dijo Jesús. 

“Durante esa llamada se le acerca una persona (a Ivette) y ella le dice a esa persona: ‘eso fue tu hermano, andaba en la guagua de ustedes’... La fiscalía trató de que  (el audio de la llamada) no saliera...  y a preguntas del abogado ella admite que sí, que fue ella quien llamó, e inclusive mencionó con quién fue la persona que ella habló”, pero a esa información vital ni la fiscalía ni el agente investigador le dieron importancia, explicó Jesús. 

“Yo tengo un hermano sí, pero en el juicio quedó establecido que ella no conoce a mi familia, no conoce a mi hermano. Ella inclusive menciona el nombre de la persona que llegó hacia ella y con la que ella habló (según se escucha en la grabación del 9-1-1)”, reiteró.

La misma testigo dijo durante el proceso judicial que Jesús la había amenazado con un arma de fuego. Pero luego admitió que nunca hubo tal amenaza. Dijo que no conocía de armas pero en las redes sociales aparece en múltiples fotos posando con armas de fuego. 

A pesar de que el agente no encontró testigos de la noche en que ocurrieron los hechos más allá de la pareja del occiso, un investigador privado  logró dar con personas que ayudaban a esclarecer los hechos, pero cuando fueron ante el entonces fiscal de distrito de Bayamón José Virella, éste alegadamente no aceptó escuchar lo que tenían que decir.

Por ejemplo, la pareja de Carlitín dijo durante el juicio que el gato hidráulico y la bicicleta que llevaban esa noche eran prestados, pero un vecino del barrio firmó una declaración jurada de que esa misma noche le robaron una bicicleta y un gato hidráulico. Además la persona que alegadamente les prestó los objetos, los desmintió. 

“Toda esa información se le trató de hacer llegar   pero se hicieron de oídos sordos... Ellos tenían que tratar de tapar la mentira (de que yo era el culpable)”, dijo Jesús.

Por otro lado, la testigo dijo que Jesús  mató a Carlitín disparándole a quemarropa, pero en el juicio trascendió por personal del Instituto de Ciencias Forenses y la profesora en patología Yokasta Brugal,  que el tiro fue a una distancia de entre tres y cuatro pies.

Las personas relacionadas a Jesús supieron además que Virella asignó el caso a dos fiscales distintas y ambas se negaron a presentar los cargos por entender que la prueba no era suficiente y había fallas en la pesquisa.

Demoledor informe

Cuando a pesar de todas las incongruencias Jesús salió culpable del asesinato y fue convicto, una de las técnicas sociopenales redactó un informe, en poder de Primera Hora,  en el que también habló con los vecinos que el agente González no encontró, quienes alegan que Jesús no cometió el crimen.

En blanco y negro la técnica Waleska Rolón Estrada pone en duda la culpabilidad de Jesús y levanta una serie de interrogantes sobre lo que pasó en el juicio, como la poca credibilidad de la testigo estrella, que no se haya usado el pietaje de la cámara de seguridad de la casa de Jesús y que ningún policía haya entrevistado nunca a la pareja de Jesús, a pesar de que estaba disponible.

La semana pasada hubo una reunión entre el nuevo agente asignado al caso y funcionarios del Departamento de Justicia para atender las preocupaciones que se han levantado.

Mientras, los abogados de Jesús esperan que el Tribunal Apelativo conceda un nuevo juicio para exponer la versión de uno de los coacusados, que al momento del juicio no estaba disponible.

Según explicó Lucille Borges abogada de Jesús, uno de los coacusados  siempre le dijo a los agentes investigadores que Jesús no tuvo nada que ver con el asesinato. Aunque lo estableció así en una declaración jurada, fue algo escueto porque no quería autoincriminarse.

En vilo la verdadera justicia

Cuando Jesús fue declarado culpable, su mundo se derrumbó. A su primo con retardación mental y a sus hijos más pequeños les ha dicho que está estudiando.

Ciertamente, para él todo el proceso le ha dado unas lecciones bien duras.

“Fue un proceso bien difícil, aparte de las irregularidades... la justicia se supone que brille, se supone que está para hacerse valer y la persona, si es inocente es inocente, y si es culpable es culpable. Yo estaba bien positivo con todas las mentiras que habían salido… Es algo que uno no se esperaba. Ver a la familia de uno llorando, a la que era mi pareja desmayándose, a mi jefe totalmente desencajado, pues es doloroso”, recordó. 

¿Crees en la justicia?

Realmente no puedo creer en la Justicia por lo que me está sucediendo, pero hay cosas, que se pueden enmendar hay errores que se pueden arreglar y en eso yo confío.