El menor que fue víctima de un alegado patrón de abuso sexual por parte de un vecino testificó este lunes en el Tribunal Federal la forma en que Randy Charriez Rolón le hacía regalos para ganarse su confianza, al tiempo que le amenazaba con hacerle daño a él y a sus padres si no hacía lo que le pedía.

El menor de ahora 11 años se convirtió esta mañana en el primer testigo en declarar mediante circuito cerrado en un caso de pedofilia en el Tribunal Federal en Hato Rey, cuando relató en detalle los actos ocurridos y los lugares en los que ocurrieron los hechos.

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A preguntas del fiscal federal Marshal D. Morgan -quien representa a la fiscalía junto con Cristina Caraballo-, el niño narró que estaba en tercer grado cuando su vecino del sector La Cuchilla en el barrio Quebrada Cruz, en Toa Alta, lo buscaba a la escuela y lo llevaba a distintos lugares en su auto Suzuki, que tenía los cristales ahumados.

Comenzó su testimonio identificando en una foto los juegos de vídeo que dijo le regaló el hoy acusado. También identificó la bicicleta que Charriez Rolón le compró, y manifestó que el hombre luego le regaló bicicletas al resto de sus cuatro hermanos. Mas, aclaró que su vecino guardaba la bicicleta de él. Cuando se le preguntó por qué era así, el menor contestó que el hombre le hizo aceptar “un trato” en el que lo extorsionaba con que podía usar la bicicleta a cambio de incurrir en conducta sexual con él. 

La primera vez que fue a buscar la bicicleta, "pasó algo...". El testigo dijo: "Me dejé porque quería usar mi bicicleta".

Acto seguido, y a preguntas del fiscal, el niño procedió a narrar en detalle cómo el acusado lo sodomizó en la sala de su casa. Luego narró que no pudo correr bicicleta. Dijo que este patrón ocurrió varias veces, y que solamente pudo usar la bicicleta una vez que Charriez Rolón dejó el portón abierto y se la llevó a su casa.

Charriez Rolón fue arrestado el 10 de marzo de 2014 y desde entonces, está sumariado al no concedérsele libertad bajo fianza. Enfrenta cargos por transportar a un menor de edad con la intención de cometer actos sexualmente explícitos.

José, nombre ficticio que usamos para proteger la identidad del menor, destacó que cuando Charriez Rolón quería decirle algo en privado, lo escribía en un mensaje de texto y le mostraba la pantalla del celular, y que en el mismo celular le enseñaba "cosas malas".

Contó también como en una ocasión en que se negó a someterse al abuso sexual de su vecino, el imputado le disparó con una pistola de pellets.

"Me disparó en la rodilla. No pude caminar”, narró para luego añadir que acto seguido el hombre le “amarró las manos” y procedió a abusarle sexualmente.

El fiscal le preguntó cómo quedó su rodilla, y el estudiante de sexto grado preguntó: "¿Te la enseño?". La jueza presidenta del Tribunal Federal en Puerto Rico, Aida M. Delgado Colón, le dio permiso para que se pusiera de pie en la silla y mostrara la cicatriz que tiene en la rodilla derecha. Agregó que cuando su madre le preguntó qué le pasó, dijo que se había caído.

¿Por qué le mentiste a tu mamá?, le preguntaron.

“Porque él (Charriez Rolón) dijo que si lo digo a mi mamá y a mi papá, que él iba a matar a mi papá y a mi mamá.

El niño dijo que creyó la amenaza porque el hombre, que trabajaba como guardia de seguridad, tenía otra arma que no era de pellets.

El menor procedió a relatar igualmente las múltiples ocasiones en que su vecino abuso de él en el estacionamiento de una piscina pública y de la villa pesquera, en el baño de la cancha bajo techo, en una casa abandonada, y hasta en el baño de un restaurante de comida rápida.

La ocasión en la que lo llevó a una casa abandonada, manifestó que su mamá pasó por allí y les preguntó que qué hacían, y Charriez Rolón le dijo que estaban buscando una bola de tenis.

"Randy le mintió y le dijo que estábamos buscando una bola de tenis", expresó el menor.

Dijo que un día "me molesté y me cansé" y le relató lo ocurrido a un tío porque "estaba cansado de las cosas que Randy me hizo que no me gustan".

En su contrainterrogatorio, el abogado Miguel Rodríguez Robles preguntó al niño si estaba consciente de que lo que había dicho podía "meter en serios problemas" a su cliente, a lo que el menor contestó que sí. Le preguntó si le hizo regalos a sus hermanos, pero no le hizo nada a ellos, a lo que el testigo respondió en la afirmativa.

¿Tú mamá te dijo que dijeras esas cosas contra Randy?

-No.

El propio acusado, de 30 años, se sentó en el banquillo de los testigos, y a preguntas de su abogado, dijo que padecía de la condición de albinismo, razón por la cual tenía los cristales ahumados en su auto y por lo que se huntaba Vaselina en su piel, por resequedad. Dijo que las imágenes en su teléfono celular las ve borrosas, además de que se le hace difícil leer.

Relató que era amigo de la madre del menor, pero que hace poco más de un año llamó a la Policía estatal porque "ocurrió una situación en su vivienda en la cual me vi obligado a llamar a la Policía por una paliza que ella le dio a su hija mayor". Dijo que desde entonces, ella se molestó con él.

A preguntas de Morgan, dijo que cuando los agentes lo entrevistaron, les admitió que hacía búsquedas en internet de pornografía infantil, pedofilia, sexo anal "por salir del paso". El fiscal le cuestionó si al decir eso pensaba que los agentes se irían, a lo que contestó: "Pensé que eso es lo que querían escuchar".

En sus argumentaciones finales, el fiscal solicitó un veredicto de culpabilidad en los tres cargos que enfrenta por transportar a un menor de edad para cometer actos sexuales ilícitos y por posesión de pornografía infantil.

"Este es un caso de abuso de confianza, entre actos de amabilidad y actos de manipulación. El acusado usó su posición de vecino de confianza para ganarse la confianza de la madre y de sus hijos, y comenzar a abusarlo sin que dijera nada", indicó Morgan.

Rodríguez Robles, entretanto, pidió al jurado compuesto por siete mujeres y siete hombres -incluyendo dos suplentes- un veredicto de no culpabilidad de tener duda razonable.

"Este es un caso de un niño entrenado a mentir... Aún si su opinión de Randy no es la mejor, no lo encuentren culpable por lo que hizo en otros lugares por los que no fue acusado", manifestó el abogado, refiriéndose a que su cliente fue acusado por llevar al niño a la cancha y a la villa pesquera, pero no por ir al restaurante de comida rápida ni a la casa abandonada.

El juicio podría terminar mañana, martes, dado a que por la mañana se impartirán las instrucciones al jurado para que luego se retiren a deliberar.

De ser encontrado culpable, se expone a una pena mínima de 15 años de cárcel porque la víctima es menor de 14 años.