“No le hagas conversación. Yo los voy a matar. Yo voy a bajar este plasma y yo los mato”.

La amenaza surge de una denuncia radicada en el Tribunal Federal que detalla los momentos de terror que un oftalmólogo y uno de sus hijos menores experimentaron cuando tres sujetos armados entraron a su residencia en la urbanización Santa María, en San Juan, el pasado 4 de febrero para llevarse unos $46,000 además de otras pertenencias, según indicó la Policía.

Los sujetos sorprendieron al galeno cuando dormía. En medio del asalto, lo golpearon a él y a su niño, y les colocaron un cuchillo al cuello, entre otras agresiones y torturas físicas y psicológicas que sufrieron. Estas son algunas de las agresiones y la tortura física y psicológica que la familia sufrió a manos de los sujetos.

De acuerdo con la denuncia criminal tras el arresto de uno de los presuntos implicados, Luis A. García Pagán –quien era investigado por varios delitos en la zona y que tenía un récord criminal en el foro estatal–, uno de los sujetos le dijo al aterrorizado padre: “Mira, don, esta no es la primera vez que hago esto”, amenazando al pequeño con un acto de tortura.

Según las autoridades, los asaltantes entraron a la casa empuñando pistolas y tapando sus rostros con máscaras. De saque le entraron a golpes al médico y a uno de sus hijos mientras solicitaban dinero.

La golpiza continuó a pesar de que el doctor suplicó que pararan.

El galeno les señaló a los individuos una caja fuerte. Pero los sujetos volvieron a amenazar al niño, de no encontrarse más dinero. La denuncia precisa que los individuos pudieron recoger más dinero en la cocina y en una mesita de noche.

Uno de los individuos finalmente le dijo al doctor que se calmara. El galeno y su hijo fueron inmovilizados en un baño. Antes de salir de la casa, uno de los maleantes le dijo al galeno: “Usted se crió distinto que yo. Así yo le doy de comer a mis hijos. Usted va a tener una vida larga. A mí me van a matar en la calle o en la cárcel”.

Luego, utilizaron el vehículo del médico para llevarse las pertenencias, pero, según otra información aportada por la Uniformada, abandonaron el carro en la urbanización.

Posteriormente, el médico y su hijo pudieron soltarse de sus ataduras.