La escena era alentadora.

Sherly Ann Goire Ávila presionaba con su mano derecha los botones del control remoto del televisor, con algo de dificultad, pero sin rendirse. Intentaba cambiar el idioma en el aparato eléctrico. En momentos se le cansaba la mano. Lo soltaba. Al poco tiempo, lo volvía a intentar. Lo logró. Sonrió. 

Minutos después, mientras veía la película “Selena”, buscó nuevas fuerzas para tomar un vaso con la misma mano. Solo necesitó que su mejor amiga le juntara los dedos de la mano al vaso. Lo llevó ella sola a sus labios. 

Ambos movimientos revelaban una cualidad: su determinación.

Ayer fue el primer día que la joven de 27 años -quien quedó cuadripléjica a causa de un incidente de violencia de género que actualmente está ante la atención del tribunal- pasaba en la casa de sus padres en el barrio Guaraguao en Guaynabo tras haber sido dada de alta el pasado lunes.

Sin embargo, no era la misma casa. La marquesina que solía ser ocupada por los carros y el área de lavandería, se convirtió en un apartamento visiblemente agradable con sala, baño y clóset -hecho a la medida de sus nuevas necesidades- gracias a las donaciones de la ciudadanía luego de que trascendiera su caso. 

Cuando llegó a la casa, Sherly Ann se conmovió. “Ella lloró de la emoción. Se sintió bien emocionada. No esperaba algo así”, compartió su madre, Irma Ávila.

No era para menos. 

Un letrero gigante, colocado en la entrada, tenía escrito: “Bienvenida a tu hogar Sherly Ann”, seguido por una cita bíblica (Isaías 41:9-10).

El objetivo era claro: “Transmitirle a ella que no importa lo que haya pasado, no importa en la condición que ella pueda estar, ella va a ser bienvenida a nuestro hogar. Le vamos a abrir los brazos. La vamos a querer”, compartió Ávila.

Su madre deseaba su regreso porque desde hacía poco más de 40 días pasaba gran parte de su tiempo en el Hospital Universitario y el Health South Rehabilitation Hospital de San Juan, lugares a donde fue referida luego del incidente del pasado 4 de junio con su entonces pareja, Alberto García Merced. “Era lo más que deseábamos, tenerla en nuestra casa. Viví casi mes y medio en el hospital... y no es fácil. Es bien desgastador”, dijo Ávila.

Ahora, Sherly Ann, quien ya puede expresarse luego de que le quitaron una traqueotomía, contará con la asistencia de una enfermera en el hogar y tomará la mayor cantidad de terapias posibles durante el periodo de un año, tiempo identificado como fundamental para su recuperación.

Hasta ahora, no tiene movilidad en las piernas; en el brazo derecho tiene “bastante movimiento” y en el izquierdo “algo limitado”. Tras el incidente de agresión con García Merced, a Goire Ávila se le dislocaron vértebras, produciendo una grave lesión en el cordón espinal. 

De momento, a la familia le urge una silla motorizada y un vehículo accesible para personas con discapacidad física. Las donaciones pueden hacerse al número de cuenta de Banco Popular: 321392818 y de ATH Móvil (787) 342-1487. Además, el 23 de julio se celebrará un carnaval de softball. 

A la madre no se le hizo fácil tomar la decisión de pedir ayuda a través de las redes ya que implicaba hacer pública “una situación como la que pasó mi hija”. Pero hoy no se arrepiente.

“No me imaginaba tan grande el apoyo”, dijo. “No me cansaré jamás de darle las gracias al pueblo de Puerto Rico... (por darnos) la mano en un momento tan triste, tan doloroso; que lo sigue siendo, pero yo digo que cuando se está pasando por una prueba y alguien te echa el brazo, eso te ayuda. Eso te fortalece”, agregó Ávila.

La llegada al hogar tiene nuevos retos. La madre tiene que hacer funciones de enfermera, algo que “jamás en mi vida iba a imaginarme”.

También tiene otra meta: “Yo quiero que ella piense en la joven luchadora, la joven fuerte que ella siempre ha sido”.