Un can de la Policía murió anoche, poco antes de la Despedida de Año, como consecuencia de un infarto que aparentemente le provocaron los ruidos de pirotecnia, informaron las autoridades.

El labrador amarillo Jake, placa 33035, se encontraba bajo la custodia de su manejador, el agente Rafael Pagán, en la urbanización Villa Rica, en Bayamón.

La muerte del perro, adscrito junto con su manejador a la División Carolina Norte, se reportó a eso de las 10:25 p.m.

Según contó el director de la Unidad Canina de la Policía de Puerto Rico, el teniente Alberto Rivera, el manejador notó al animal estresado por los constantes ruidos de la pirotecnia y decidió llevarlo a la marquesina de la casa, a ver si se calmaba. Poco tiempo después lo encontró tirado.

Rivera indicó que Jake era uno de dos canes especializado en búsqueda y rescate, y llevaba siete años de servicio en la Uniformada.

“Estos canes lo que aportan es vida porque se dedican a buscar personas que se extravían en el monte. Trabajan un asunto que es importante para el pueblo”, apuntó Rivera.

La pérdida es sufrida por el cuerpo policíaco, que tendrá que adquirir y entrenar otro can para las misiones de búsqueda y rescate, pero también para el manejador y su familia.

“Jake es su can desde que llegó. Los hijos (del agente Rafael Pagán) son más o menos de la misma edad del can, así que sí, se afecta el núcleo familiar. Por eso, se le dan unos día para que pueda sobrellevar la pérdida”, sostuvo.

En su última misión, Jake dio con el paradero de un anciano que se había desorientado y perdido en su finca en Utuado.

El médico veterinario que ofrece servicios a la Policía, Jaime Vázquez, deberá realizar una necropsia para confirmar la causa de muerte del can.

Ahora la Unidad Canina de la Policía cuenta con 94 canes especializados en búsqueda de drogas, armas de fuego, explosivos, cadáveres, búsqueda y rescate, y rastreo.