Tras seis años fugitiva, las autoridades apresaron esta mañana a Josefina Rivera Matías, contra quien pesan cargos de agresión sexual y actos lascivos por hechos cometidos contra dos vecinas menores de edad en el 2007.

Según la pesquisa, los hechos ocurrieron entre 30 enero y 3 de febrero de 2007 en el residencial Brisas de Cupey, cuando Rivera Matías, de 59 años, le solicitaba a su vecina la asistencia de sus hijas, de cinco y siete años, para que la ayudaran en las tareas domésticas del hogar.

Una vez llegaban a su apartamento, Rivera Matías y su compañero consensual, Carlos "Pichy" Camacho Maldonado, de 51 años y quien está prófugo, las sometían a "actos lascivos y violaciones sexuales", según el informe policiaco.

Según información recopilada por las autoridades, cuando los vecinos del lugar se enteraron de los hechos, les dieron una paliza, obligándolos a irse del residencial. El 15 de noviembre de 2007, se le sometieron en ausencia seis cargos de agresión sexual y uno por actos lascivos en concierto y común acuerdo, y se les impuso una fianza de $560,000 a cada uno.

Agentes adscritos a la División de Arrestos Especiales y Extradiciones de la Policía lograron arrestar a Rivera Matías hoy a las 6:30 a.m. en el barrio San Isidro, en Canóvanas. Las autoridades siguen tras los pasos de Camacho Maldonado, que según la mujer arrestada, estaba en Arecibo buscando viandas.

Por el momento, la Policía ficharía a Rivera Matías y la llevarán al Tribunal de San Juan. Si no presta la fianza, será trasladada a la Cárcel de Mujeres de Vega Alta.

En su defensa, Rivera Matías -quien vivió 24 años en el residencial donde alegadamente ocurrieron los hechos- dijo a los medios de comunicación que supuestamente la madre de las menores las dejaba solas a altas horas de la noche, y que las niñas iban a su apartamento en la madrugada y ella las cuidaba. Alegó que las acusaciones en su contra son "mentira" y que todo comenzó porque enfrentó a la mamá de las infantes, pues "coqueteaba" con hombres en el residencial, incluído su compañero.

La imputada sollozó al pensar en sus cuatro hijos, de entre 31 y 34 años, y agregó que huyó todos estos años "por miedo, pero somos inocentes".