En busca de crear oportunidades de empleo para la población de exconfinados, el Municipio de San Juan reclutará a partir del 1 de mayo a 12 personas que hayan sido excarceladas y que hayan confrontado problemas para conseguir un trabajo.

El programa “La Brigada de la Esperanza”, cuya primera fase estuvo dirigida a las personas sin hogar, comienza una segunda etapa fundamentada en las dificultades que atraviesan las personas con historial delictivo para acceder a un puesto de trabajo.

La iniciativa forma parte de un acuerdo entre el Municipio de San Juan, el Departamento del Trabajo y Recursos Humanos (DTRH) y el Departamento de Corrección y Rehabilitación (DCR) que cuenta con una asignación de $28,400 de la Ley 52-1991 que creó el Fondo para el Fomento de Oportunidades de Trabajo.

“Todo el mundo se merece una segunda oportunidad”, dijo Cruz a un grupo de confinados reunidos en el Coliseo Roberto Clemente, donde se celebró un torneo de baloncesto del sistema correccional.

Acompañada por algunos participantes del programa laboral, así como por los secretarios del DTRH, Vance Thomas, y del DCR, José Negrón Fernández, Cruz enfatizó que el grupo de 12 exconvictos se dedicará principalmente a labores de mecánica liviana, limpieza y ornato en el complejo deportivo que componen el Coliseo Roberto Clemente y el estadio Hiram Bithorn, en Hato Rey.

Durante 14 meses, los participantes trabajarán cuatro días, y el quinto día estarán en un plan de mejoramiento dirigido por un trabajador social mediante el cual podrán capacitarse en algún oficio. Los exconfinados ocuparán un puesto transitorio, y además se su salario, tendrán un plan médico pago por el gobierno municipal.

La alcaldesa de San Juan señaló que existe un compromiso para que luego ocupen plazas regulares en el ayuntamiento, y se mostró confiada en que el programa continuará después de esta etapa para impactar a una mayor cantidad de personas.

“Hoy, lo que estamos viendo aquí es cómo se le puede dar una nueva oportunidad a las personas que, quizás, nunca la tuvieron”, dijo Negrón Fernández al destacar que el proyecto pretende que las personas con historial criminal puedan competir en iguales condiciones con otros ciudadanos al optar por un empleo.

El DTRH y el DCR suscribieron hace dos semanas un acuerdo de colaboración para identificar las trabas administrativas y legales que enfrentan los ex confinados al intentar insertarse en el mercado laboral. Ambos jefes de agencia coincidieron en que el certificado de antecedentes penales es uno de esos escollos, y dijeron que trabajan en algunas medidas que podrían atender ese problema.

Thomas precisó que, entre las alternativas que contemplan, figura el que el certificado de antecedentes penales no se solicite en la primera etapa de evaluación de un aspirante a empleo, sino que se someta una vez la persona haya sido cualificada favorablemente, y se le dé peso solo si el delito por el que se produjo la convicción se relaciona directamente con el trabajo a realizar.

“Es muy posible que el patrono lo primero que mire es el certificado de antecedentes penales, e independientemente de las cualificaciones que puedan reflejar los demás documentos, su decisión se ampare exclusivamente en ese. A lo mejor, ese es el primero que mira, y no mira los demás”, dijo el secretario del DTRH.

“Lo que queremos es reducir la posibilidad de que el certificado entre temprano en el juego al momento de cualificar un candidato”, abundó.

Jonathan Aquino Sánchez, de 30 años, es uno de los participantes del programa de empleo. Hace ocho meses y medio salió del complejo correccional de Bayamón, tras cumplir una condena de 11 años, y reconoce que su expediente criminal por delitos relacionados con Ley de Armas, “carjacking”, secuestro, robo y tentativa de asesinato le ha impedido encontrar un trabajo en industrias como la de restaurantes y la construcción.

“Me rechazaron, me cerraron las puertas por todos lados porque fui confinado. Todo fue por eso, por el récord y porque fuimos confinados, porque no aceptaban confinados en sitios así”, relató a este medio.

Hoy Aquino Sánchez, quien tiene un hijo y próximamente se convertirá en padre nuevamente, se muestra optimista con la oportunidad que tiene ante sí, y confía en que su vida tome ahora un nuevo giro.

“Es algo que verdaderamente motiva a uno para seguir hacia adelante porque llega un momento dado que uno se cansa de la calle, de estar haciendo las cosas que uno no tiene que estar haciendo... Gracias a la prisión, aprendí muchas cosas, aprendí lo que es valorar la vida y la libertad, lo que es tener un trabajo y valorarlo, la familia y todo”, puntualizó.