“Que canten los niños, que alcen la voz, que hagan al mundo escuchar, que unan sus voces y lleguen al sol, en ellos está la verdad. Que canten los niños que viven en paz, y aquellos que sufren dolor. Que canten por esos que no cantarán porque han apagado su voz”.

Los versos de la canción Que canten los niños, de José Luis Perales, resumen en esencia el sentir que desean transmitir un grupo de pequeñines que protagonizan la campaña Despidamos el año, no a los niños que lanzó recientemente la organización Fondos Unidos de Puerto Rico como parte de su compromiso de concienciar a la comunidad sobre el peligro de la práctica de disparar al aire el 31 de diciembre.

Este año, el tema del proyecto social es impactante pues se utiliza el rostro de los menores –cuyas edades fluctúan entre los tres y 10 años– en afiches que simulan ser una esquela que tendrá la fecha de nacimiento del pequeño y como fecha de supuesta defunción el 31 de diciembre.

Con el propósito de saber el pensar de los portavoces de la campaña, Primera Hora tuvo un conversatorio con algunos de los 24 niños que participaron de la iniciativa y que son residentes de sectores donde hay alto riesgo de criminalidad.

La dinámica fue interesante, pero sobre todo emotiva, porque las vidas de algunos de los chiquitines han sido trastocadas de alguna forma por la criminalidad. Sus palabras denotan miedo y todos exigen un basta ya... aunque sea en Navidad.

“La época de Navidad es época de amarse y compartir, no es para estar tirando tiros por ahí... eso nos da miedo porque esas cosas son peligrosas para nuestras vidas”, expresó Juan M. Rodríguez, de nueve años.

Cuando Juan habla de miedo es porque realmente muchos de los niños que residen en el barrio Clausell de Ponce han vivido historias de terror a causa de las balaceras que ocurren frecuentemente en el sector. De hecho, enseguida el niño rememoró un incidente.

“Un día escuchamos tiros... estábamos en la escuela y la maestra nos dijo que nos bajáramos hasta que pararon los tiros... esos tiros podían causar sangre en la escuela porque pudo matar a un niño, un maestro o a los papás que estuvieran esperando afuera”, expresó con elocuencia el pequeño que, cuando sea grande, quiere ser “artista de dibujar muchas cosas”.

Las hermanitas Yarielys y Yaniely Montero, de ocho y nueve años, respectivamente, también hablaron sobre su participación en la campaña publicitaria. Y es que ellas, más que otros, conocen lo que se sufre a consecuencia de las balaceras, pues en el 2010 asesinaron a su tío materno.

“No me gusta que tiren balas porque las personas sufren. Los niños sufrimos cuando hay muertes. Yo lo que quiero es vivir”, dijo Yarielys, mientras su hermana asentía con su cabeza y agregaba, “nos da mucha pena”.

Según explicó la madre de las niñas, Jamilés Cortés, a raíz del incidente violento ocurrido con su tío en una comunidad donde vivían, en Ponce, las niñas pasaban mucho tiempo con temor de que algo similar volviera a suceder.

“Donde estábamos siempre hay balaceras, drogas... y cuando ellas escuchaban las balaceras se asustaban, no querían dormir, y por eso me pareció una buena oportunidad de que salieran en esta campaña... que pudieran llevar el mensaje de no más balas porque ellas, más que nadie, saben lo desagradable y triste que es y no quisiera que más niños sufrieran lo que ellas sufrieron”, dijo la mujer.

Sherlyann Casiano, de nueve años, es otra de las participantes del proyecto de Fondos Unidos que busca concienciar a todos esos malhechores que el 31 de diciembre disparan irresponsablemente y sin tomar en consideración que pueden provocar una tragedia.

“Por favor, yo les pido que dejen de tirotear. Que no maten más inocentes... yo leí en el periódico que allá afuera (Estados Unidos) mataron a muchos niños inocentes en una escuela. Yo no quiero que esas cosas pasen aquí. No quiero que mueran niños inocentes”, dijo la niña que sueña con ser maestra cuando sea grande.

La mamá de Sherlyann, Rosa N. Matos, también está comprometida con llevar el mensaje de cero balas al aire. De hecho, aprovechó la oportunidad de hablar con este medio para enviarles un mensaje a sus vecinos en la barrida Ferrán, en Ponce.

“Si mi hija es de provecho para decir ‘no más balas al aire’, adelante, que participe de esta campaña... este es un día de celebración y no queremos que ocurra una desgracia. Por eso les pido que por favor no disparen. Para qué, no hay motivo. Que despidan el año con besos y abrazos, no con tiros”, manifestó la progenitora que dijo vivir en tensión diaria a raíz de los constantes tiroteos que se escuchan cerca de su hogar.

“A los nenes les gusta jugar en la calle, estar en la cancha, pero nosotros, como padres, definitivamente no los queremos dejar salir porque no queremos que un día nos llamen y nos digan: ‘Mira, tu hijo fue uno de los que cayó’”, agregó la mujer.

Eileen Flores y Gadier Laboy también expresaron su sentir.

“No tiroteen más porque las personas que pueden matar son buenas”, dijo la niña. Mientras, su amiguito instó a los que lo hacen a “arrepentirse”. “Deben rezar a Dios para que los ayuden a no disparar... Yo no voy a la iglesia, pero tengo a Dios en mi corazón”, dijo el pequeño.

Las festividades de fin de año en Puerto Rico han traído grandes desgracias. En la última década, cinco menores, entre los seis y 15 años, fueron asesinados víctimas de balas perdidas. La última de ellas fue Karla Michelle Negrón, la quinceañera que falleció a causa de un tiro al aire en la despedida de año de 2011, en Santurce.

Precisamente, niños cercanos a la comunidad donde ocurrieron los hechos también protagonizan la campaña de Fondos Unidos.

Entre ellos se destaca Jeryanne Calderón, de cinco años, quien tiene claro que “las balas matan y ponen a las personas tristes”.

Los hermanitos Rodrigo y Sebastián Torres, de cuatro y tres años, respectivamente –también santurcinos– participan de la iniciativa.

Aunque son chiquitos para expresar su sentir, su mamá Maryi de la Cruz manifestó que lo primordial es que “cuando vean las caritas de estos niños en la campaña, piensen que uno de ellos puede ser víctima inocente de una bala perdida”.

 ¡Despidamos el año, no a los niños!

 Por octavo año consecutivo, la organización lanza la campaña Niños contra las balas, cuyo fin es concienciar sobre el peligro de disparar al aire durante la Navidad, en especial en las fiestas de fin de año. En esta ocasión, la iniciativa es protagonizada por 24 niños, cuyas imágenes aparecen en unos afiches que simulan ser unas esquelas que tienen su fecha de nacimiento  y supuesta fecha de defunción como el 31 de diciembre. Para información adicional, puede acceder  www.ninoscontrabalas.com.