A don Bruno Millet Rivera se le veía a diario por todo el barrio Ángeles empujando su carrito, al que echaba cuanta cosa útil encontraba en el camino. Sin embargo, el pasado jueves, ocurrió lo que muchos de sus vecinos y familiares temían.

A eso de las 6:55 de la tarde, Millet Rivera, de 83 años, caminaba por la carretera PR-602, a la altura del kilómetro 0.2, cuando fue impactado por una patrulla que era conducida por el sargento Jeremías Vázquez, adscrito al cuartel de ese barrio, y quien se dirigía a atender una querella de violencia doméstica.

A pesar de que, según la investigación y el relato de algunos testigos, el policía no conducía a exceso de velocidad, el golpe fue lo suficientemente fuerte para provocarle la muerte al octogenario.

Ayer, los vecinos y familiares de Millet Rivera, lamentaban el fatídico incidente, aun cuando reconocían la conducta riesgosa que había adoptado el singular anciano, que disfrutaba de recolectar plantas con propiedades medicinales.

“Esto es algo bien triste pero es un accidente que le pudo pasar a cualquiera. Él (Millet Rivera) llevaba mucho tiempo haciendo eso de caminar por la misma carretera y nosotros siempre pensábamos que algo así le podía pasar cualquier día. Eso sí, yo no me imaginaba que lo había matado, pensé que había sido un golpe leve”, dijo un vecino que solamente se identificó por su primer nombre, Fidel, y quien aseguró que el agente transitaba a una velocidad moderada.

Para Sol Arriaga González, vecina de Millet Rivera, la combinación de una pequeña cuesta y la poca visibilidad debido a la pobre potencia de los alumbrados, pudieron ser los factores determinantes en el accidente.

“Cuando uno viene de allá, de donde está el cuartel, uno no ve ni tan siquiera el carro que viene. Uno viene a ver el otro carro cuando ya lo tienes casi de frente. Y eso es si hablamos de carros pero imagínate entonces lo difícil que es ver a una persona caminando por ahí”, señaló.

En el informe de la Policía, preparado por el agente Javier Andújar, de la Oficina de Prensa de la Comandancia de Utuado, se informó, entre otros detalles, que el área donde ocurrió el accidente es “una cuesta abajo y carente de alumbrado”.

No obstante, la sargento Priscilla Margolla Coll, de la División de Patrullas de Carreteras de esa zona, aclaró que en el área sí hay alumbrados pero que los mismos no son lo suficientemente brillantes.

“Los postes están funcionando. Lo que sucede es que no son focos potentes. Apenas aportan a la visibilidad y justo donde ocurrió el accidente no hay un poste de luz”, sostuvo.

“La velocidad es algo que se descartó de inmediato debido a que no hay indicios de que el oficial haya frenado de cantazo. Además, que si hubiera venido a una velocidad excesiva, el cuerpo del caballero hubiera caído a mayor distancia”, indicó, a la vez que destacó que el infortunado obvió caminar por la acera que queda al lado opuesto de la carretera.

Indicó, además, que como parte de la investigación, al oficial se le practicó una prueba para detectar el nivel de alcohol en la sangre, y la misma resultó negativa.

De otro lado, Luz Nereida Millet Rivera, hermana del fenecido, manifestó que siempre tuvo el temor de que algo así ocurriera.

“Yo siempre se lo decía, que no caminara por ahí porque era muy peligroso”, dijo la mujer, que vive a solo pasos de donde ocurrieron los hechos.

“Pero yo no tengo nada en contra de nadie, para mí fue un accidente. Uno no le puede echar culpas a nadie, son cosas que pasan”, puntualizó.