Los crímenes violentos en los que hijos acaban con la vida de sus padres resultan ser estremecedores. Este pasado miércoles se registró el asesinato más reciente de este tipo en el que un hijo asesinó a su madre golpeándola en la cabeza con un taco de billar.

Sin embargo, en la Isla se han registrado una serie de asesinatos de este tipo que han consternado a la ciudadanía. Quizás uno de los más recordados es el de Lillian Enid Medina, una joven de 15 años de Aguada que en el 2001 fue acusada de matar a su mamá  por esta negarle permiso para participar de una actividad pública que se celebraba en el pueblo con motivo de la conmemoración del Descubrimiento de Puerto Rico.

Medina -conocida como la Matricida de Aguada- fue sentenciada a 10 años por el arma que se usó en el crimen, pero absuelta el  por el asesinato de la mujer que le dio la vida. Posteriormente, fue condenada a 25 años por el asesinato  de otra confinada.

Otro caso recordado fue el de Josué Torres Pérez, ocurrido en el 2003. El entonces adolescente de 16 años fue  sentenciado a 411 años de cárcel por el asesinato de su padre, su hermano y su abuela.

Otros casos:

Febrero 2014: Alex Santana, de 21 años, asesinó a su progenitor de un  disparo en el pecho luego de sostener una discusión con su padre en la que éste le reclamó por su conducta errática.  

Abril 2013: Marie Mercado Mayer, de 19 años, planificó la muerte a tiros de su madre Rose Mayer, la cual fue ejecutada por su pareja sentimental.  La joven supuestamente actuó motivada por una discusión por dinero y cansada de los arranques de violencia de su progenitora.

Enero 2012: Bruno Rossy Mártir, de 32 años y adicto al crack, asesinó a golpes a su padre e hirió a su madre, luego que estos se negaran a darle dinero para satisfacer su vicio.

Diciembre 2012: Con la ayuda de un amigo Jonathan García Rodríguez, de 19 años, asesinó a su madre. La asfixió, apuñaló y amarró el cuerpo a una tabla de planchar y lo lanzaron a un solar baldío.

Junio 2012: Mohamed Ali Abdullah, de 25 años, asesinó a su padre, Ali Abdullah,  y a su madrastra embarazada Suad Salameh, mientras se encontraban en su residencia. El hijo del comerciante se suicidó después de matarlos.