Ahmed Alí González acusó ayer al Departamento de Justicia de ocultarle información sobre una posible negligencia criminal de Ana Cacho, que salió a relucir en la confesión que prestó Luis Rivera Seijo, conocido como El Manco, el 15 de octubre de 2014 a la entonces fiscal federal, María Domínguez.  

González,  así mismo, afirmó que en la vista en alzada “se le cayeron las máscaras” a los primeros sospechosos del crimen de su hijo, que según él, identificó el  propio Estado. 

“El testimonio de la fiscal Domínguez fue sumamente difícil porque habían unas declaraciones a las que yo estaba ajeno. Objetivamente, para mí ahora que lo escucho en 2016, tenían una declaración de Luis Rivera Seijo desde 2014 que aseguraba que vio a Ana Cacho fumando crack en la casa de mis hijos”, dijo González al reaccionar en  entrevista con Primera Hora a la exoneración de Rivera Seijo de los cargos en alzada por el asesinato del niño de 8 años.

González sostuvo, además, que la prueba científica arrojó que había pipas de marihuana dentro de un frasco de M&M en la mesita de noche.

“Si vamos a tomar las confesiones como ciertas, vamos a tomarlas completas y no fraccionadas, las cosas que le benefician al Estado y descartar las que no. Y si escuché bien ella (la fiscal) dijo que él sabía que era crack por el sonido y el olor y eso fue en 2014. Cuando yo fui en 2015 pidiendo ver si había algún tipo de negligencia, ellos tenían conocimiento de que la había, que había droga en el hogar de mis hijos”, reclamó el hombre que labora como  contratista de piscinas.

“Yo no lo creía. No podía creer que la vara se midiera de diferentes maneras. El Estado calló ese dato. Para el Estado la confesión era sumamente importante, pero la fraccionó. El consumo, las pipas, el ADN encontrado de estas personas no era importante, lo importante era lo que él decía, que había asesinado a mi hijo”, indicó González, quien tenía entre sus manos un pequeño marco con cintas rojas con una foto de sus tres hijos, del 13 de abril de 2008, tomada en el patio de la casa en la que vivía la familia en la Urbanización Dorado del Mar, donde ocurrió el asesinato. “Es una foto de nosotros en los tiempos felices”, expresó. 

 Declaró que en 2014 “tenían esos detalles y cuando fui a pedir explicaciones sobre si prescribía una negligencia criminal, de haberla, se me ocultó todo eso y ellos lo tenían. No les convenía”.

Añadió que para el Departamento de Justicia “era contraproducente radicarle una negligencia criminal (a Ana Cacho) y a la vez usarla de testigo para tratar de llevar una teoría que ellos sabían que no tenían (prueba), sabían que era circunstancial”.

González elogió la decisión de la jueza Vilmary Soler Suárez de exonenar a Rivera Seijo por considerar que las confesiones eran contradictorias entre sí y recalcó que “de nada vale tener una confesión que no puede ser corroborada”.

“Aquí se cayeron las máscaras para el Estado, para las personas que originalmente eran personas de interés o sospechosos”, dijo.

Sostuvo que a  Cacho, William Marrero, Arnaldo “Naldy” Colón  y a Jesús Jenaro Camacho “siempre los mencioné porque el propio Estado originalmente los nombró sospechosos. No fui yo”.

Expresó que  Justicia tiene prueba científica y testimonial del incidente desde 2010 hasta el 2014. “No porque una persona diga las cosas una, cinco, 10 ó 15 veces las hace verdad. Eso solamente puedo decir que se lo cree la madre de mis hijos”, indicó.

Afirmó que en la alzada se trajeron nuevos testigos,  “se amplió un poco”  y se hablaba de una “famosa triangulación de celulares y de peritaje de patrones de sangre, pero todo Puerto Rico vio”.

“Le doy gracias al Señor que le dio la valentía y sabiduría a los dos jueces de tomar las decisiones correctas. Todavía se puede creer en la Rama Judicial”, indicó González, quien dijo que siguió las incidencias de la vista a través de las redes sociales.

Sobre el juramento de  Cacho de que al final habrá justicia para Lorenzo, dijo que en la primera vista preliminar la vio desesperada, pero el martes, en la segunda vista, “todo ese teatro se cayó”.

“Yo podría decir que esta vez voy a concurrir con Ana, con sus palabras cuando salió. Es la única vez en estos seis años que podría decir que voy a concurrir porque ahora sí yo le voy a decir que este es el comienzo de la verdad, que estaba encaminada y se desvió”, sentenció.

“Voy a ser más sincero y voy a decir que voy a tomar las palabras del secretario de Justicia como unas ciertas, de que no va a descansar, que no se rinde ante la adversidad, pero que esta vez tome el camino correcto, no siga enmancillando la memoria de mi hijo”, dijo.

Subrayó sin embargo, que el Estado “tiene la evidencia científica, inexpugnable, de que no hay ADN del señor Luis Gustavo Rivera Seijo, pero hay ADN de Ana Cacho porque estuvo allí y hay sangre. Hay ADN de William Marrero y prueba testimonial de él estuvo ahí y, también hay de una tercera persona con el nombre de Arnaldo Colón”.

Dijo que hasta 2016 “le llevaban diciendo que la prueba estaba encaminada bajo un rumbo y de momento, en año eleccionario, había presión. Hay presión yo como padre deseo saber verdad, el pueblo desea saber la verdad, la memoria de mi hijo merece que se sepa la verdad. La verdad es una y no es esta que en 2016 trataron de crear”.

¿Cree que se debe reabrir la investigación?

“Es que aquí no ha habido un esclarecimiento. Justicia trajo una teoría. Hubo contradicciones entre los propios testimonios, entre la prueba científica y cómo se validaba y no había corroboración. El Departamento de Justicia, el Ministerio Público tiene la prueba, no sé cuál fue el cambio, pero ellos tienen la prueba”, agregó. 

¿Cuál es la prueba?

“Ellos la tienen. Esa pregunta le toca al Ministerio Público. Ahmed González no es fiscal, no es secretario de Justicia, no es abogado ni es juez. Soy padre y como padre de mis hijos exijo que la verdad sea la que salga a flote”, sostuvo.

Durante las vistas, salió a relucir en el testimonio de su hija mayor que sufrió una fractura en un pie. ¿Usted sabe qué fue lo que le ocurrió?

“Relacionado a mis hijas, no quisiera hacer ningún tipo de comentario porque llevamos caso judicial que me prohíbe hablar sobre incidentes.  Lo que puedo decir es que mi hija estaba sentada en el estrado y que todas las preguntas que el Ministerio Público le podía hacer a ellas, las llevó”, indicó González.

Dijo así mismo, que la Fiscalía tuvo la oportunidad de llevar a declarar a su hija menor al igual que él y no lo hizo.

“Aparentemente eso fue la estrategia para mantenerme a mí acuartelado. Ellos sabían de mi incomodidad. El Departamento de Justicia sabía que yo no creía en esa teoría y sobre todo que no callaría, por eso optaron por no sentarme”, destacó.

La Fiscalía dijo que su hija menor no tenía nada que aportar

“Es bien difícil para mí, pero lo único que yo puedo decir a esas palabras que él (fiscal Mario Rivera Geigel) plasmó en su cierre es que le faltan a la verdad y el Estado lo sabe. El Estado no llevó a nadie que no le convenía para la teoría que ellos estaban implantando. El Estado no llevó a un sinnúmero de personas que eran claves esa noche y ellos saben quiénes son. ¿Por qué no los llevó? Porque para ellos era un juego de ajedrez, es mover las fichas que le benefician para el jaque mate”.