Florecita Verdecita No Madurita comenzó a hacer “payaserías” en el 1989 y le gustó tanto que al día de hoy sigue activa. Cuenta -con su voz en falsete- que desarrolló un gran amor por el arte de ser payasa. Luego entendió que hay mucha necesidad de llevar amor y alegría, así que con su peluca verde y su traje colorido, encontró un medio de hacerlo.

Pero Florecita, o María Rodríguez, que es su nombre de pila, jamás imaginó que por ir vestida de payasa alguien pudiera atreverse atacarla.

El viernes pasado le tiraron varios huevos mientras iba en su carro por la carretera PR-160 de Manatí. Luego, la emprendieron a piedras y le rompieron un cristal a su auto. El susto que pasó fue enorme.

A Ovolín le negaron atención en un restaurante de comida rápida porque iba con su traje de payaso. Los empleados pensaron que los iba a asaltar. Así que armado de paciencia y buen trato, los convenció de que solo se trataba de su vestimenta de trabajo.

Son muchas la anécdotas que han padecido payasos bona fide ante los reportes de asaltos y crímenes perpetrados por personas que lucen caretas de este tipo de personaje. La mayoría de los incidentes se han reportado en Estados Unidos. En Puerto Rico se han dado casos, pero son aislados, afirmaron.

El payaso Tatín, quien tuvo una participación durante muchos años en la televisión, entiende que hay una “histeria” innecesaria que no se puede fomentar.

Y con ese fin decenas de payasos se expresaron ayer frente al Capitolio para gritar a todo pulmón que “los buenos somos más”.

“Toda la vida gente que trata de vestirse como si fueran payasos lo hacen para hacer maldades. La gente lo que tiene es que fijarse. Un payaso de verdad se viste completo, lleva sus zapatos que pueden costar hasta 350 dólares. El que va a hacer cosas malas no invierte en la vestimenta, pero no se puede que nos caigan encima y que la gente no nos contrate por unos cuantos casos. Eso no puede ser”, dijo Tatín, cuyo nombre es Miguel Resto Solís.

El payaso catalogó de injusto que salgan a pedirles certificaiones o licencias porque en la Isla no existe una escuela de payasos ni ningún organismo que los certifique. 

Aunque colegiar a los payasos conllevaría un gasto muy grande y un proceso complicado, Tatín no descarta que en un futuro, ante estos problemas, logren agruparse de esa manera. Por lo pronto, pidió a todos los que se dedican a esta ocupación a que siempre vayan identificados de manera visible con su nombre artístico y que tengan documentado su trabajo a través de las redes sociales y medios tradicionales para demostrarles a posibles clientes que hacen un trabajo serio y honesto.

Aunque ningún legislador los atendió, el grupo agradeció el respaldo de algunos de ellos para lograr su manifestación.

Además, pidieron a los padres que eduquen a sus hijos y no les infundan miedo con los payasos que solo buscan hacer reír.

“Para ser buen payaso hay que tener buen corazón. Detrás de esta vestimenta lo que hay son seres humanos que buscamos llevar lo bueno, que sacamos de nuestra chispa y nuestro ingenio para que la gente lo pase bien... y nuestra mayor recompensa es un abrazo honesto, eso es lo mejor de este trabajo”, declaró Florecita.

Consejos importantes

A la hora de hacer contrataciones:

-Pide al payaso referencias de clientes previos y fotos de actividades en las que ha participado.

-Consulta el nombre del payaso en redes sociales y fíjate en los comentarios sobre sus espectáculos en lugares específicos.

-Cuando veas a un payaso en la calle fíjate si lleva zapatos, peluca y una indumentaria completa. El impostor no se toma el trabajo de invertir en un disfraz completo porque es caro.

-Un payaso suele llevar su cara pintada, no usa máscara de goma ni de ningún otro material.

-Un payaso de buena fe se dibuja una sonrisa en la cara, no le da un matiz siniestro a su maquillaje.