A pesar de que la Oficina de Seguridad Interna del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE-HSI) no negó ni confirmó que existan otras investigaciones relacionadas a las peleas de canes clandestinas en Puerto Rico, organizaciones que procuran el bienestar de los animales aseguran que estas competencias son usuales, peligrosas y generan mucho dinero en apuestas ilegales, además de que muchas veces llevan a la muerte a los perros que pierden la pelea.

El portavoz de prensa de ICE-HSI, Iván Ortiz, explicó que es el primer caso de esta índole que atienden porque la jurisdicción no es exclusiva de ellos, y porque todo comenzó como un caso de violaciones a las leyes de aduana, dado a que el imputado, Ehbrin Castro Correa, llevaba seis perros en jaulas al muelle Panamericano con la intención de transportarlos a la República Dominicana por el Caribbean Fantasy Ferry. Fue cuando examinaron su teléfono celular que encontraron vídeos de las peleas caninas, lo que dio pie a que llegaran a su residencia en Río Grande y encontraran decenas de canes maltratados en su casa, muchos de los que se presume eran utilizados en peleas clandestinas.

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La presidenta del Colegio de Médicos Veterinarios, Yesenia Fernández, se mostró complacida de que los federales realizaran la intervención y que "hayan decidido destapar esto, que es un secreto a voces y nadie se atrevía a investigarlo".

Fernández relató que trabajan con organizaciones de rescatistas, y a menudo ven perros que presentan marcas y heridas en sus caras y en sus cuerpos relacionadas a las peleas, por lo que "entendemos que no es un caso aislado".

"Es una actividad conectada al tráfico de drogas, actividades ilícitas, lavado de dinero. Es un elemento de un árbol bien grande", indicó Fernández.

La veterinaria detalló que este tipo de actividad "tiene que ver con el ego y la reputación del dueño del can". Dijo que si un perro pelea y pierde, "le trae vergüenza, además de pérdida de dinero, a su dueño".

"Muchos perros mueren allí en el 'ring'. Si no mueren durante la pelea, sus dueños los matan de la manera más cruel disparándolos, ahorcándolos, se lo tiran a otros perros, los encierran. Es un mundo bien cruel", lamentó Fernández.

La veterinaria agregó que conocen de situaciones en las que hay niños presentes viendo las peleas.

"Esto trae ramificaciones de violencia interpersonal. Personas que han visto esto, dicen que a veces hay niños envueltos. Estamos criando una sociedad violenta, niños viendo el espectáculo como algo normal, como si no fuera nada malo. Esto trae ramificaciones preocupantes", reflexionó Fernández.

La veterinaria recordó que los perros que usan para estas peleas no son agresivos con las personas, pero sí con otros perros.

"Por complacer a su dueño, está dispuesto a morir. Siguen peleando y si su manejador lo llama en medio de la pelea, mueven el rabo, aún malheridos en el piso. Hacen lo que sea por complacer a su dueño. Y pelean hasta la muerte, si no en el ring, a manos de su dueño", reiteró.

Las personas que participan de estas peleas provienen de todas las esferas sociales y trasfondos. Y hay peleas desde callejeras de un joven que pone a pelear a su can con otro, hasta semiprofesionales que tienen entre 10 y 15 perros peleando. También están las más organizadas que involucran más canes y en las que se mueve mucho dinero. Tienen instalaciones ya preparadas o rings portátiles.

"Son clandestinas, pero después de esto (el arresto a nivel federal), entiendo que tendrán mucho más cuidado. Pero de por sí es un mundo difícil de entrar. Saben que son ilegales y se protegen mucho. Es un avance que esté esta investigaciones y destape una ramita de lo que es todo esto", agregó Fernández.

La presidenta de la organización sin fines de lucro, Oficiales Investigadores de Crueldad Animal (OICA), Iris Quiñones, catalogó estas peleas como "usuales" y confesó estar preocupada por la situación.

"Escogen animales con buen potencial, pueden ser hasta tranquilos porque ninguno es agresivo. El dueño es el que lo convierte en agresivo. Usan pit bulls y de otras razas, y después los ves que aparecen en las calles porque los abandonan o logran escaparse", expresó Quiñones, quien está certificada como perito en maltrato de animales y cuya organización sin fines de lucro lleva cuatro años activa y ha investigado sobre 500 casos de maltrato.

"Esto es bien riesgoso, siempre se lo dejamos a las autoridades pertinentes. Este primer paso había que darlo. Ahora las policías estatales y municipales y los federales tienen esa responsabilidad", manifestó.

A nivel estatal, específicamente el Artículo 8 de la Ley 154 de 2008, Ley para el Bienestar y Protección de Animales, prohíbe las peleas de animales. De la persona resultar convicta por cualquiera de sus tipificaciones, puede cumplir la pena en probatoria u otro método a la reclusión carcelaria. Aplicaría una multa obligatoria de $10,000 a $25,000.

Por otras violaciones a la ley, podrían ser sentenciados a entre ocho y 15 años de cárcel.

No obstante, el delito se clasificará como uno grave de segundo grado sin derecho a los beneficios alternos a la reclusión carcelaria si la persona ha sido previamente convicta por casos de maltrato de animales, de violencia doméstica, maltrato de menores o a personas de edad avanzada, o si hay presencia de menores que presencien el maltrato, o si a consecuencia de dicha pelea, un animal muere.