El especialista en investigaciones de accidentes graves y mortales en la Policía, Aníbal Vélez Cruz, admitió que no identificó ni midió las marcas dejadas por los dos vehículos involucrados en el accidente mortal frente al caserío El Prado en Río Piedras, en febrero pasado y en el que murieron seis seres humanos.

Estas marcas, según el protocolo de investigación policiaca, sirven para calcular la velocidad de los vehículos y el impacto de los choques.

Vélez Cruz aceptó que no incluyó en el croquis todas las piezas de evidencia que observó en la escena del accidente la noche del 1 de febrero pasado, y que no empleó todo el conocimiento aprendido en sus adiestramientos para documentar sus hallazgos.

En el sexto día del juicio que se ventila contra Jonathan Soto Bonilla, en el tribunal de San Juan, por atropellar supuestamente a seis personas y causarle lesiones a otras dos, el testigo admitió este jueves varias omisiones en la documentación del caso, pese a sus 11 años de experiencia como investigador de accidentes graves y mortales, adscrito a la División de Patrullas de Carreteras de San Juan.

Como parte de su trabajo, Vélez Cruz tenía la tarea de tomar las medidas, marcar la evidencia en la escena y confeccionar el croquis, que luego se usó para recrear el accidente.

Ante un jurado compuesto mayormente por hombres, el testigo indicó que en la escena no se levantó material genético, aunque había mucha sangre y tejidos.

Durante el contrainterrogatorio, dirigido por el abogado de oficio Federico López Santiago, representante legal del acusado, también aceptó que en su croquis no identificó las marcas de los vehículos, ni de la arenilla y el cemento que supuestamente quedó en una isleta después del choque.

Según la evidencia que ha desfilado hasta el momento en la sala del juez Harry Massanet Pastrana, el Toyota Camry color blanco que guiaba alegadamente Soto Bonilla, atravesó la isleta de la calle Julio Andino embistiendo a seis personas que cruzaban la vía.

Ese mismo vehículo, rodó después por encima de la isleta central que divide la carretera PR-181 y chocó contra un Toyota Corolla color gris en el que iba una pareja, antes de quedar parado en un carril de la PR-181 mirando hacia El Prado.

En el croquis preparado por Vélez Cruz tampoco aparece un coche de bebé que se encontraba en la escena.

"¿Su croquis no representa con veracidad lo que estaba allí?", preguntó López Santiago.

"Correcto", contestó el investigador policiaco.

Confrontado nuevamente con el croquis, dijo que el diagrama establecía que la carretera PR-181 hacia el puente Teodoro Moscoso tiene tres carriles cuando en realidad son cuatro.

Vélez Cruz también señaló que no preparó informes sobre las condiciones y el material de la carretera, y que no documentó la pendiente en la calle Julio Andino, aunque son variables que pudieron incidir en el choque.

En su tercer día en el banco de los testigos, Vélez Cruz expresó que entrevistó solamente a un testigo por teléfono, pese a que había otros testigos oculares del accidente.

Apuntó que el lugar en el que ocurrió el accidente es oscuro y que previamente habían ocurrido "muchos" accidentes. También planteó que hace falta un puente peatonal en esta comunidad, y que después de la tragedia las autoridades gubernamentales mejoraron la iluminación en ese sector.

En respuesta a las preguntas del abogado, Vélez Cruz contestó que no verificó minuciosamente el Corolla, aunque se percató de que ese vehículo tenía material genético por diversas partes.

"No", respondió nuevamente el agente cuando López Santiago preguntó si se le ocurrió o no pedir ayuda a los técnicos del Instituto de Ciencias Forenses para levantar la evidencia genética que facilita la identificación de personas.

En su segundo turno de preguntas, la fiscal Jimara Gabriel Maisonet, quien representa al ministerio público junto a la fiscal Lisette Sánchez Vázquez, trató de rehabilitar la credibilidad de su testigo.

A preguntas de Gabriel Maisonet, el agente respondió que en una carretera oscura un conductor debe guiar a una velocidad "segura" para "evitar cualquier objeto frente a su vehículo".

Indicó que la calle Julio Andino atraviesa una zona residencial, donde se encuentra una iglesia y el caserío El Prado. Agregó que ningún vehículo puede transitar por la isleta y que no entrevistó al conductor del Corolla porque había sido traslado al hospital.

En el choque murieron Laura Vivas Rodríguez, de 73 años; su nieta Raiza Calderón García, de 21 años; y sus biznietos Laura Montalvo Calderón, de 3 años; Anthony Saldaña García, de 6 años; Génesis Saldaña García, de 9 años; y Amanda Calderón, de 5 meses de nacida.

Resultaron lesionadas Yaisa Montalvo Calderón, de 5 años, y Ada Lisa Rivera Rivera, de 66 años.

Este juicio continuará el lunes próximo, a las 10:00 a.m.