“El caso no ha terminado”. Esa fue la advertencia que le hizo ayer el juez federal Francisco Besosa a los miembros del jurado en el segundo caso contra el exsenador Héctor Martínez y el empresario Juan Bravo.

El juez dijo que era importante que escucharan hoy lo que falta: las instrucciones en las que se detalla lo que deben evaluar y cómo lo deben hacer, la definición de lo que es un soborno -único delito que enfrentan los acusados- las instancias y conductas que son delito y la diferencia con una regalía.

El jurado deberá responder entonces preguntas como si el cacareado viaje a Las Vegas en mayo de 2005 que, supuestamente, Bravo le pagó a Martínez se trató de un pago por una acción oficial. 

El jurado deberá evaluar los testimonios de 13 testigos de la fiscalía y 14 de la defensa, así como documentos, fotos, vídeos y audios.

Además, tendrán que establecer si le dan credibilidad a Víctor Rivera, exasesor legislativo de Martínez, que entre otras cosas dijo que le advirtió al exsenador que se veía mal irse de viaje con Bravo, que tenía proyectos pendientes.

También evaluarían a Torres Más, amigo del exlegislador y de Bravo, quien aseguró que Martínez se convenció de ir al viaje a última hora y que lo vio pagar su parte de una cena lujosa en Las Vegas, descartando así que se tratara de un viaje todo pago.

El jurado no podrá dejarse influenciar por la opinión de si eran o no buenos los proyectos de ley que Bravo y dos asociaciones a las que éste pertenecía, cabildearon.

La fecha de cada acción tomada por Bravo y cada cosa que hizo Martínez  con los proyectos de ley es otro aspecto que deberá entrar en consideración para establecer si hubo un acuerdo previo al apoyo del exsenador a las medidas que impulsó como presidente de la Comisión de Seguridad Pública.

En las mentes de los jurados estarán bastante frescos los argumentos finales que ayer se vertieron durante unas seis horas. Tras la maratónica sesión en la que apenas hubo descansos, se notaba el cansancio entre fiscales y abogados.