Lo bajaron de la guagua.

El superintendente de la Policía, José L. Caldero López, impartió instrucciones para que despojaran de una guagua último modelo que le fue entregada la semana pasada al teniente coronel Carlos J. Miranda luego de publicar un mensaje en su cuenta de Facebook cuestionando que el vehículo fuese de color rojo, ya que él es “estadista”.

Miranda, de 53 años, quien labora como comandante auxiliar del área policíaca de Ponce, lleva 32 años de servicio en la Uniformada.

Uno de los mensajes leía: “Hoy la Policía, luego de 2 años y 4 meses con un vehículo viejo, me asignaron este vehículo nuevo para usarlo en mis funciones. Y mira qué color tiene, rojo, cuando yo soy estadista. Nada, lo hicieron con esa intención. No obstante, yo soy un guerrero y comoquiera en enero 2017 me lo tendrán que cambiar”.

Debajo del texto aparece una foto de Miranda uniformado, de pie, al lado de la puerta del conductor de la guagua Toyota Rav4 del año 2016, con el rótulo de fondo de la Superintendencia Auxiliar en Educación y Adiestramiento en Gurabo.

“Una vez me enteré (de sus expresiones en la afamada red social) le di instrucciones al coronel Héctor Agosto (comandante del área de Ponce) para que le quitara la guagua y ordené que se iniciara una investigación administrativa, porque eso viola la ley”, declaró Caldero López en entrevista telefónica.

Agregó, que también impartió instrucciones para que la División de Crímenes Cibernéticos revisara ese, y otros mensajes que supuestamente fueron borrados de su cuenta de Facebook y que eran de contenido  político.

El superintendente indicó que, de acuerdo con el artículo 22 de la Ley Orgánica de la Policía de Puerto Rico, según la naturaleza especial de los servicios que presta un oficial de la agencia, se establece como norma invariable que los miembros de la Policía no podrán hacer propaganda ni  otra gestión a favor o en contra de cualquier partido político, ni candidato a cargo público o político, mientras estén en servicio o en uniforme.

Tampoco podrán ocupar puestos de liderato en partidos y organizaciones políticas.

“Estoy consternado. ¿Cuándo les he hablado a ellos (a los oficiales) de política o le he preguntado en la Policía a alguien de qué partido (es)? Yo nunca me he metido en eso, aquí no hay ni un solo coronel, ni un solo teniente coronel en la Policía que no tenga una posición. No es como antes, que los metían en una oficina. Todos aquí tienen posiciones y más Miranda, que yo lo ascendí a teniente coronel”, cuestionó Caldero López.

El castigo a imponerse por faltas graves pueden ser varios para Miranda. Entre las sanciones, puede exponerse a la reasignación de funciones o reubicación, traslado, expulsión permanente del Cuerpo, degradación o suspensión de empleo sin sueldo por un periodo no mayor de cinco meses, según es establecido por la Ley de la Policía.

El propio Caldero López vivió la experiencia de ser trasladado para el 2010 por el entonces superintendente José Figueroa Sancha, bajo la administración del gobernador Luis Fortuño, cuando pasó de dirigir la Comandancia de Área de Carolina a una estrecha oficina en la Comandancia de Área de Bayamón, como oficial examinador de investigaciones administrativas, por un alegado castigo tras responder preguntas bajo juramento en vistas públicas senatoriales sobre el problema de ausentismo en la agencia.

Miranda continuará en su posición de comandante auxiliar del área policíaca de Ponce mientras culmina la pesquisa administrativa.

“El policía no puede hacer política partidista en horas de trabajo. Él está uniformado, está en facilidades de la Policía y en un vehículo oficial, donde está diciendo que no le gustó el color. Y no estoy pendiente aquí a quién le dan cierto color de un carro. Le doy una guagua del 2016 para que haya una supervisión adecuada y mira lo que hace”, advirtió Caldero López.

En otro de los presuntos  mensajes que publicó en la red social, Miranda sugería que en enero del 2017 tenía aspiraciones de dirigir la Superintendencia Auxiliar de Operaciones de Campo.

Redes sociales no son el foro para el desahogo

En muchas ocasiones hemos recibido el consejo de no hablar con coraje, y lo mismo pudiera aplicar a la hora de escribir. Desahogarse por un malestar en el trabajo a través de una red social pudiera desembocar en una situación mucho más incómoda y hasta en una cesantía.

Cada día son más las empresas o agencias que discuten las políticas del uso de redes sociales y reglamentos con sus empleados para evitar casos como el del teniente coronel Carlos J. Miranda.

El comandante auxiliar del área policíaca de Ponce utilizó su cuenta de Facebook para denunciar lo que para él es una provocación: que le otorgaran un vehículo oficial “rojo, cuando yo soy estadista”.

El comentario le valió el inicio de una investigación administrativa que pudiera tener diferentes desenlaces, hasta su expulsión de la Uniformada.

La profesora Jeanessa García, especialista en redes sociales, explica que entre los errores más comunes que cometen las personas está pensar que estos canales de comunicación “te dan licencia  para expresar cualquier cosa sin pensar en las consecuencias”.

“Hay que pensar que toda acción conlleva consecuencias y a veces borrar un tuit o un mensaje en Twitter o en Facebook, por ejemplo, no es suficiente.  En cuestión de segundos un usuario puede sacar una imagen del comentario, y queda grabado de por vida, manchando la reputación de la persona”, explica la también relacionista licenciada.

Las repercusiones, incluso, pueden ser inimaginables para la persona, quien en un momento pensó solamente en “soltar” lo que pensaba.  

“Lo que se  expone en las redes puede ocasionar problemas serios en el ámbito laboral.  Dependiendo de la situación, un empleado puede ser sancionado o, incluso, se expone a perder el empleo.  Algo que olvidan las personas muchas veces es que las compañías que buscan empleados estudian primero su perfil  en las redes sociales.  Todo lo que se expone en ellas está disponible al escrutinio de los presidentes, gerentes generales y los departamentos de Recursos Humanos.  Para bien o para mal todos estamos siendo juzgados constantemente”, añade la comunicadora.

Pero, si sabemos que nosotros mismos tenemos la información que deseamos conocer  de otra persona en la punta de los dedos, ¿por qué tenemos ese comportamiento? 

“Considero que muchas veces es ignorancia, pues no internalizamos que  lo que escribes está a la vista de todo el mundo. A veces a las personas les encanta escribir o exponer fotos o vídeos por  llamar la atención.  Tener una gran cantidad de ‘likes’  o comentarios provoca un sentido de poder en la persona que lo hace sentirse como una estrella.  Se adopta una identidad de ‘artista o personalidad’ importante para el usuario”, analiza la también manejadora de cuentas de redes sociales.

Por último, García recomienda que si algo que quieres escribir o compartir te hace pensarlo dos veces, seguramente es porque no debes hacerlo. Déjese llevar por el sentido común.