Ante el féretro de su padre, juró que se convertiría en policía para esclarecer su crimen. Ya de adulto lo logró, pero la historia tomó un giro macabro.

Parecería una historia sacada de un guión cinematográfico: un hijo planifica y ejecuta el asesinato de su padre, crimen por el que es convicto años después junto a dos cómplices gracias a la intervención de otro hijo de la víctima que, siendo apenas un adolescente, juró que encontraría al asesino.

Este resultó ser su hermano.

La triste historia de esta familia continúa, ya que una determinación reciente del Tribunal de Apelaciones autorizó la liberación, con supervisión electrónica, del asesino convicto e hijo de Luis Raúl Colón Torres. Desde entonces, la pesadilla los mantiene en vilo.

Los hechos se remontan al 8 de agosto de 1988 cuando Luis Enrique Ortiz Ortiz, alias Juss -entonces de 16 años-; Edgard Colón Lebrón, alias Mundito; y Luis Raúl Colón Torres, hijo, se toparon con Colón, entonces de 46 años, en un negocio de Cayey. A insistencias de su hijo, la víctima, fundador del Colegio Creativo Cidreño y del Colegio Radians, le dio transportación en un auto.

En el camino, según trascendió en el juicio, Colón Lebrón le anunció el asalto a Colón, con un arma de fuego en la mano. El hijo de la víctima le dio varios golpes en la cabeza y Ortiz Ortiz finalmente lo ejecutó de un disparo en el rostro.

Tras dispararle, los tres asesinos saltaron del carro y dejaron a Colón morir.

“Empezaron a buscar los chavos del colegio, pero mi papá los depositó temprano ese día”, relató el ahora agente Luis Colón Vega.

Para la fecha del asesinato, Colón Vega, que entonces tenía 17 años, vivía en Estados Unidos. Al llegar a la Isla para el entierro de su padre tomó la determinación que cambiaría su vida.

“Yo llego a Puerto Rico. Lo veo en una caja de muerto y le juré en el cementerio que iba a ingresar a la Policía para esclarecer el asesinato”, contó Colón Vega.

Aunque le tomó años, así lo hizo. Destacado en el “task force” de alguaciles federales, para el 2005 Colón Vega comenzó a mover fichas al tiempo que el caso permanecía estancado en el área policiaca y judicial de Guayama. Siempre se había comentado por lo bajo la identidad de los asesinos, pero nunca habían sido llevados ante la justicia.

“Para mí era difícil saber que mi hermano había participado”, contó el policía, ahora destacado en la División de Homicidios de Aibonito. Colón Vega es fruto, junto a otros dos hermanos, del segundo matrimonio de su padre. Su progenitor tuvo su hijo mayor en su primer matrimonio. En una tercer relación sentimental procreó otro hijo.

Colón Vega describió a su hermano como un usuario de drogas involucrado en el narcotráfico con quien tuvo muy poca relación antes del asesinato de su padre. Ese vínculo se rompió totalmente tras el crimen.

“Era usuario de heroína. Estuvo preso en Estados Unidos por robo, escalamiento y drogas. Papi siempre le dio todo a él, pero como le dije: ‘le estás haciendo la vida muy fácil a este’”, contó Colón Vega.

En medio del esfuerzo detectivesco encabezado por el propio Colón Vega, el primero de los responsables en ser localizado fue Colón Lebrón. Para el 2005 se encontraba preso con un nombre falso por tentativa de asesinato y robo en una cárcel de Nueva York. Al ser entrevistado confesó que “participó” en el crimen, pero le achacó la planificación a Luis Raúl Colón, hijo. Finalmente fue convicto a 12 años de cárcel.

Paralelo a ese proceso, también en el 2005, se arrestó a Ortiz Ortiz en el terminal de guaguas públicas en Caguas. Luego de minimizar su participación en el crimen, también confesó su participación a cambio de una inmunidad parcial. Fue sentenciado a 22 años en la cárcel.

Luis Raúl Colón, hijo, fue detenido en Filadelfia y fue convicto por un jurado en el 2009 a 99 años en prisión. Según Colón Vega, en pleno proceso judicial en el Tribunal de Guayama su hermano mayor le amenazó con que si salía de la cárcel, le daría “donde más le doliera”.

Tras ser convicto, Luis Raúl Colón, hijo, apeló el fallo en el Tribunal de Apelaciones y en el Tribunal Supremo, donde se sostuvo su convicción. Para el 2012 y debido a que era paciente renal en estado terminal, inició ante el Panel Médico del Programa de Salud del Departamento de Corrección y Rehabilitación el proceso de solicitar lo que se conoce como un pase extendido, que es el privilegio de cumplir el resto de la sentencia con supervisión electrónica. Su solicitud fue acogida.

El Apelativo pasó juicio sobre la determinación del Panel Médico y determinó el 11 de julio de 2012 que la excarcelación de Luis Raúl Colón, hijo, procedía. No obstante, el Programa de Pase Extendido se opuso ya que la residencia de la madre del convicto, en el barrio El Polvorín de Cayey, resultó “no viable” para cumplir el resto de su sentencia.

Finalmente Corrección accedió a endosar la excarcelación, siempre y cuando se cumpliera con ciertas disposiciones, entre estas que el convicto fuera evaluado por el Comité de Derechos de las Víctimas de Delito, que establece el procedimiento para celebrar vistas, evaluar casos y emitir recomendaciones. Como parte de este procedimiento, se celebran vistas en los casos donde exista una víctima que se oponga al privilegio.

Según Colón Vega, su hermano mintió en varias ocasiones al Comité alegando que no conocía a su víctima ni a sus parientes.

El 25 de febrero de 2013 ese Comité denegó la solicitud al concluir que el convicto no admitía la comisión del delito, que las víctimas continúan temiendo por su seguridad y que durante el proceso judicial amenazó a su hermano. También concluyó que en ningún documento se certificó su condición de salud terminal. Con esto, Corrección también se opuso a la excarcelación.

En sentencia del 27 de noviembre de 2013, el panel del Tribunal de Apelaciones, compuesto por los jueces Luis R. Piñero González, Hernández Pacheco y Olga Birriel Cardona, revocó a Corrección concluyendo que las determinaciones del Comité de Víctimas no estaban amparadas en prueba que haya desfilado en la vista y que el comité entró a determinaciones relacionadas a la salud del convicto, un asunto ya resuelto por el Apelativo.

Colón Vega se enteró de la salida de prisión de su hermano el lunes 30 de diciembre.

“Esto ya no es el caso de mi papá. Yo necesito saber qué puedo hacer para evitar esto”, dijo Colón Vega, quien dijo desconocer que el Apelativo se encontraba evaluando una solicitud de excarcelación.

“¿Quién me va a garantizar que (mi hermano) no va a ir a mi casa a matar a mis hijos? ¿Qué seguridad el Estado le da a los testigos? La residencia de su madre está a tres calles de la mía. Aquí le pasaron por encima al Comité de Víctimas”, expresó angustiado Colón Vega.

Así, la herida que quedó en el corazón de su familia hace poco más de 25 años se ha vuelto a abrir sin que Colón Vega encuentre respuestas para enfrentar la pesadilla que ya creía terminada.