Una pregunta inapropiada que se le haga al familiar de una víctima de asesinato o una cobertura de prensa imprecisa pueden causar un daño mayor a quien sufre las heridas de la violencia. Por eso, es la sensibilidad al tratar estos temas el principal reclamo que hacen los sobrevivientes de delitos a los medios de comunicación, según los resultados de un estudio de la Universidad del Sagrado Corazón. 

El estudio “Impacto Noticioso en las Víctimas del Crimen” fue realizado por la doctora Lina Torres, directora del Instituto de Investigación y Promoción de los Derechos Humanos del centro de educación superior.

La iniciativa es parte de los esfuerzos que lleva a cabo la Comisión de los Derechos de las Víctimas de Delito del Colegio de Abogados y Abogadas de Puerto Rico, donde este miércoles se presentaron los hallazgos. 

Torres explicó que reunió a nueve personas que son familiares de víctimas de asesinato en casos que fueron reseñados por la prensa.

“Todos expresaron que es necesario manejar con más sensibilidad los acercamientos en las coberturas periodísticas”, indicó la investigadora al recordar que la Organización de las Naciones Unidas reconoce a las familiares de las víctimas también como víctimas. 

El trabajo profundizó en la experiencia de los participantes a través de entrevistas en un grupo focal, para entonces hacer recomendaciones, como el reclamo de una educación continua para los comunicadores que trabajen temas de incidentes criminales y en el trato a personas que atraviesan por situaciones traumáticas.

“Hablaron del tipo de pregunta que se les hace en un momento tan difícil para ellos y que se divulgue más la carta de derechos de las víctimas por parte de las autoridades”, afirmó.

“Aunque sientan que se violan sus derechos humanos, también reconocen que hay que proteger el derecho de la libertad de expresión, así que es algo para trabajar en la relación entre ambas partes”, agregó.

Algunos de los participantes estuvieron presentes durante el foro. A la vez que cuestionaron el trato recibido y la forma en que se publicaron informaciones, algunos consideraron que sus casos contaron con más atención de las autoridades y tribunales después de que los medios de comunicación comenzaran a cubrirlos.

En el foro también se presentó un panel con expertos en medios, abogados, sicólogos y periodistas, quienes coincidieron en la necesidad de la evaluación autocrítica de las coberturas de parte de los medios de comunicación.

Por su parte, el periodista Eugenio Hopgood destacó la necesidad de que se oriente y se haga cumplir lo dispuesto por la Carta de Derechos de las Víctimas y Testigos del Crimen o Ley 22 de 1988 que, entre otras disposiciones, establece que se debe mantener la confidencialidad de la información sobre teléfono y la dirección de residencia de las víctimas y testigos de delitos.

Mientras, en el marco del evento, el Departamento de Justicia anunció la adopción de nuevas guías para atender a víctimas de crimen cuyos casos cuenten con cobertura mediática, informó Sonia Sierra, directora de la Oficina de Compensación y Servicios a Víctimas y Testigos de Delito.

“Nos hemos involucrado en un proyecto para mejorar los servicios de las víctimas del crimen cuyos casos reciben mayor cobertura mediática. En el día de hoy queremos anunciarles que iniciamos la recopilación de información para elaborar una guía sobre el proceso de victimización y el impacto de los medios de comunicación en ese proceso. Esperamos que este sea distribuido en agosto entre los técnicos de asistencia a víctimas y testigos del Departamento y los proveedores de servicios que brindan asistencia a esta comunidad”, indicó Sierra.

El documento será una adaptación de los protocolos que se siguen en Canadá y otras regiones, donde ya han sido implementados.

Por ejemplo, según Justicia, en la guía canadiense titulada “Working with the media: A guide for Canadian victim sevice providers”, se establece que a pesar del impacto que produce la cobertura de crímenes en sus víctimas existen beneficios si se realiza de manera responsable.

Entre los beneficios esbozados en la guía, está la educación al público sobre asuntos de victimización, la presentación de datos sobre nuevas tendencias en crímenes, la explicación del impacto de un crimen en las víctimas y sus familias, dar a conocer la existencia de programas y grupos de asistencia a víctimas, entre otros.