Angel Luis Gámbaro Pantojas observaba con incredulidad, desde el balcón de su casa en la urbanización Country Club, en San Juan, cómo un tubo en la calle botaba grandes cantidades de agua por cuarta vez en menos de un mes.

El veterano de 84 años tuvo que ser socorrido por unidades de rescate y agentes del Precinto de Monte Hatillo, en San Juan, luego de que la carretera cediera mientras intentaba salir de su hogar para acudir a una cita médica en el Hospital de Veteranos.

El conductor no se explica cómo en cuestión de semanas el mismo tubo de la Autoridad de Acueductos y Alcantarillados (AAA), ubicado en la avenida Alejo Cruzado, intersección con la avenida Campo Rico, ha tenido que ser reparado tres veces.

En plena crisis por la sequía y bajo un régimen de racionamiento de 48 horas, Gámbaro Pantojas esperaba a media mañana que llegara personal de la AAA para atender la nueva rotura, que esta vez parece ser más grave, pues al salir de su casa a eso de las 5:30 a.m. las ruedas de su carro se atascaron en las grietas del pavimento.

"Tuve que llamar a la grúa y esto se llenó de policías aquí", recordó Gámbaro, quien no pudo ir al Fuerte Buchanan, hacia donde se dirigía esta mañana.

"Ese tubo se dañó, lo arreglaron. Estuvo dos semanas y pico bueno, pero después de eso se ha daño tres veces más", comentó. "Eso es agua limpia lo que está saliendo por ahí".

Además de la pérdida de agua en época de sequía y los problemas que ha causado en el tránsito, a Gámbaro Pantojas lo más que le preocupa es el riesgo de seguridad que representa. Dijo que en casas cercanas hay niños que caminan por la zona.

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