Aguada. El misterio de los desperdicios biomédicos que se vienen encontrando recurrentemente desde hace décadas en el litoral de la desembocadura del río Añasco y la costa de Mayagüez tiene una nueva explicación: la mafia de las peleas de perros.

Esa fue la teoría que presentó la Junta de Calidad Ambiental (JCA) ante las comisiones de Desarrollo Integrado del Oeste y la de Salud que presiden los representantes Efraín de Jesús y Lydia Méndez, respectivamente.

La JCA, agencia que tiene en su deber ministerial resolver el enigma de la procedencia de estos desperdicios biomédicos y adjudicar responsabilidades civiles y criminales, actualizó el proceso de investigación que inició en septiembre de 2013, cuando durante la limpieza internacional de costas un grupo de voluntarios denunció el hallazgo de aproximadamente 19 bolsas plásticas de recolección de sangre en el sector La Mora del barrio Maní.

“Los hallazgos recientes de la investigación es que se ha descartado que el material encontrado en las bolsas sea sangre de humano”, señaló Weldin Ortiz Franco, ayudante especial de la agencia, quien fue enviado en representación de la directora Laura Velez.

Ortiz Franco comentó para el récord que una teoría que han venido evaluando es la posibilidad de que las bolsas provengan de transfusiones de sangre que se les realizan a los perros de pelea en el bajo mundo. Fuentes de este medio aseguran que en Añasco y Aguada existen circuitos de estas peleas de pit bulls.

“Tenemos información que durante las peleas de pit bull se hacen transfusiones de sangre para evitar que el animal muera. Esta es una posibilidad que no podemos descartar”, dijo exhortando a la ciudadanía a notificar cualquier hallazgo o información que pueda abonar a la investigación.

La JCA presentó el caso a la fiscalía de Mayagüez para proceder con el procesamiento criminal.

Se estima que dentro de un mes se obtengan resultados de unas pruebas forenses solicitadas para determinar la procedencia de las bolsas, ya que solo se encontró cierta numeración en las mismas pero no rotulación de su manufacturero.

Según Ortiz Franco, la agencia visitó varias compañías de distribución de materiales para veterinarios sin lograr pista del mercado de las mismas.

“Hemos llevado muestras a suplidores en Puerto Rico y no han podido identificar la manufactura debido a la carencia de rotulación”, mencionó el funcionario.

“Existe la posibilidad de que este material no se haya generado en tiempos recientes y se mantiene la sospecha que llegue a la costa por el río Añasco. El Instituto de Ciencias Forenses (ICF) se mantiene realizando pruebas para determinar el origen de la sangre”, acotó Ortíz Franco.

De Jesús señaló que el contenido de las bolsas o su antigüedad es un dato periferal para la pesquisa que lleva su Comisión, donde se quiere encontrar la procedencia de estos desperdicios biomédicos para obligar a procesar al responsable criminalmente.

“Ahora más que nunca le pedimos que acelere la investigación forense porque el resultado podría ser más raro del que nos esperábamos”, urgió De Jesus.

Por su parte, Méndez dio diez días a la JCA para presentar un inventario de los procesos investigativos que ha realizado y la certificación preliminar del ICF sobre las bolsas que contienen sangre que no es humana. En ese sentido, indicó que también habría que investigar a los que realizan peleas de gallos, porque entiende que en ese ambiente se suelen realizar también transfusiones como parte de la preparación de las aves.

Al momento se han encontrado 201 bolsas entre septiembre de 2013 a mayo de 2014.