“Se ha determinado que esta querella administrativa no fue sostenida y se ordena la desestimación de la misma”.

Así reza la carta que recibió el pasado 22 de junio el sargento Salvador Padilla, quien salió a la luz pública luego que presentaran una querella en su contra en febrero pasado por orar en el cuartel, antes de salir a su turno de trabajo.

Sin embargo, en esta ocasión, la decisión de la Policía, emitida en una carta firmada por la superintendente Michelle Hernández y de la cual Primera Hora obtuvo copia, no evaluó esa querella, que aún está bajo investigación, sino la de un alegado incidente de hostigamiento sexual en contra de una compañera policía, reportado en septiembre de 2016.

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“Le informamos que se determinó que no existen elementos suficientes para imponerle cargos conforme al Reglamento de Personal de la Policía de Puerto Rico ya que de dicha investigación no se pudo determinar que la alegada conducta impropia ocurrió”, agrega el documento.

Padilla dijo a Primera Hora que sabía que esa querella, que en su momento aceptó que existía, no prosperaría, sin embargo, lamentó lo que sufrió su familia cuando el caso fue reseñado en los medios de comunicación.

Calificó el proceso de “bien difícil”, porque cuando sale una historia las personas “llegan a unas conclusiones que no son ciertas”.

“Para mi familia fue bien difícil porque mi esposa, mis hijos y mis padres saben la clase de persona que yo soy”, sostuvo al agregar que incluso a sus hijos lo molestaban en la escuela. 

“A uno de mis hijos le dijeron, ‘eso es bueno que le pase a tu papá porque es un fresco’”, recordó.

Padilla, que está en el cuartel de Manuel A. Pérez -a donde fue removido por la querella presentada en su contra por orar en el trabajo- dijo que ya la policía “como tal cometió el daño. Me entregaron una carta para decirme que la querella administrativa no fue sostenida, pero aun así no fueron quienes para preguntarme, ‘tú quieres volver allá’ ‘vamos a tomar acción en contra de esta persona’. Simplemente me dieron una carta, que la querella no fue sostenida, pero ¿qué acción va a tomar la Policía ahora?Desconozco porque no me han dicho nada”, argumentó.

El sargento laboraba en el cuartel de Loíza cuando presentaron la primera querella en noviembre pasado. 

En cuanto al futuro de ese caso, el agente policiaco dijo que no va a tomar acción “en contra de esta dama... Voy a dejar las cosas en manos de papito Dios... que él se encargue. La venganza no es mía, la venganza es de papito Dios y yo realmente a ellos los perdoné”.

En torno a la querella administrativa de febrero presentada por otra agente cuando él estaba en el Precinto 166, el uniformado sostuvo que esta esperando por la investigación. “Yo se que no hice nada ilegal (con orar), por que la Constitución de Estados Unidos y Puerto Rico me protegen. Sé que la investigación terminó y está en el Departamento Legal…” donde tomarán la decisión, acotó.

Dijo que sí le preocupa que en la Policía se le haya querido dar otro giro a esa pesquisa, y que no necesariamente la están dirigiendo a que fue por orar en el cuartel.

“A mi se me prohibió ir al cuartel y se me prohibió orar, y hubo una reunión, y yo tengo los documentos de esa reunión y ese tema se discutió”, explicó.

“La Policía no se ha comunicado conmigo… no se ha preocupado por verificar (y decirme), ‘mira, la alegación tuya, cuál es…’ La Policía se ha enfocado en tratar de tomar acción en contra mía y eso es lo que entiendo que es injusto’”, mencionó al argumentar que cuando “la persona que le filtró a la prensa que había una investigación administrativa… por hostigamiento sexual, lo hizo con el fin de tirarme lodo y manchar mi reputación”.

Finalmente, Padilla dijo que continúa orando todos los días.

“Seguimos haciendo la oración antes de sacar el turno a la calle (de 8:00 a.m. a 4:00 p.m.). Ninguno de los agentes que están conmigo se han quejado, incluso ellos participan en la oración”, agregó.