El juez Ricardo Román tuvo que inhibirse de ver la vista en la que se determinaría si Ana Cacho podrá o no restablecer relaciones materno filiales con sus hijas por supuestamente haber intervenido indebidamente con un testigo.

Fue el padre de Lorenzo y de las otras dos menores, Ahmed Alí González, quien solicitó la inhibición de Román por supuestamente haberse comunicado con uno de los testigos. Se desconoce cuál testigo o cuándo se dio la alegada comunicación.

Ahora el caso pasó a manos del juez José A. Cardona Rodríguez.

El proceso comenzó esta mañana con la petición de inhibición radicada por la abogada de González, María Juarbe, quien en un principio, ni confirmó ni negó la información, pero que tampoco pudo ocultar su molestia al ser abordada por los periodistas sobre el tema, por entender que la información no debió ser filtrada.

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"No fue de éste lado (que se supo). Quien haya sido, está incumpliendo con la orden de la confidencialidad de los argumentos", manifestó Juarbe, quien cuando se le preguntó cómo están las niñas de 9 y 16 años, contestó: "Fabulosamente bien".

Al salir por la tarde del Tribunal de Familia y Menores de Bayamón, Juarbe se limitó a decir que no podía emitir comentarios por instrucciones del juez. Su representado salió sonriente.

Cacho y sus abogadas, Sharon González y Brenda Berríos, también indicaron que no podían emitir comentarios. Se mostraba seria, pero tranquila. Estaba acompañada también por su madre, Amneris Yvette González.

Este proceso pretende auscultar si beneficiaría o no a las niñas relacionarse con su madre, señalada por las autoridades como sospechosa del asesinato de su hijo, ocurrido el 9 de marzo de 2010. Las menores son testigos esenciales en el caso y, según se informó en un principio, la familia materna las sometió a un "pacto de silencio" para que no hablaran del caso. Fue por esto que fueron removidas del hogar el 30 de marzo de 2010, y desde entonces, Cacho no comparte con sus hijas.

El Tribunal Supremo ordenó el 18 de junio pasado al Tribunal de Primera Instancia llevar a cabo una vista para auscultar la posibilidad de permitirle a Cacho relacionarse con sus hijas, paralizando así la decisión del Tribunal de Apelaciones, que había ordenado al Departamento de la Familia (DF) concederle a Cacho visitas supervisadas.

"Se confirma el dictamen con relación a la celebración de una nueva vista de esfuerzos razonables; y mientras tanto se mantiene la custodia provisional de las menores a favor de su padre Ahmed Alí González", lee la determinación del Supremo, devolviendo el caso al Tribunal de Primera Instancia.

En las vistas -que continúan este viernes 20 de diciembre- el Departamento de la Familia "tendrá que probar la existencia de maltrato o negligencia" por parte de Cacho hacia las menores.

"El Estado solo puede alegar hechos que constituyen maltrato y/o negligencia o que el padre o la madre a quien se busca afectar su patria potestad padece de una enfermedad, defecto o condición mental o emocional, o que padece de una condición de alcoholismo o adicción a sustancias controladas", se agregó de la decisión emitida en junio pasado, que estableció además que la Ley para la Seguridad, Bienestar y Protección de los Menores condiciona los esfuerzos razonables a "aquellas situaciones donde sea viable y se pueda garantizar la seguridad, el bienestar y el mejor interés de los menores".

Aún queda pendiente el caso de pensión que González solicitó a su exesposa para la manutención de sus hijas.

Lorenzo, de ocho años, falleció el 9 de marzo de 2010 en el Centro de Diagnóstico y Tratamiento (CDT) de Dorado. La madre alegó que lo encontró ensangrentado en la cama donde dormía con su hermana, de entonces seis años, en su hogar en Dorado del Mar. Fue entonces que lo llevó a la institución médica.

No obstante, la autopsia determinó que la muerte no fue accidental, sino homicidio. El menor recibió un fuerte golpe en la cabeza y tenía heridas de arma blanca en el rostro.

Desde entonces, las autoridades señalan a Cacho, a Jesús Genaro Camacho, William Marrero Rivera y Arnaldo "Naldy" Colón como sospechosos del crimen, ya que se alega estuvieron la noche de los hechos en la residencia de Cacho. Aún no han radicado acusaciones en este caso.