Cuando Sherly Ann Goire Ávila llegó el 4 de junio de 2017 a la Unidad Estabilizadora del Centro Médico de Río Piedras, presentaba una dislocación cervical y estaba tetraplégica (las cuatro extremidades paralizadas), lo que se conoce también como cuadriplégica.

Fue el neurocirujano Emil Pastrana Ramírez el encargado, junto a un residente, de intervenir con la joven que quedó tetraplégica en medio de una discusión con el ahora acusado, su expareja Alberto García Merced.

“No había función por debajo de ese nivel (la C-5 y la C-6, a nivel de la manzana de Adán) … No tenía ningún tipo de sensación en sus extremidades”, contestó el médico a la fiscal Gretchen Pérez.

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El galeno con una subespecialidad en cirugía compleja de columna, tanto en adultos como en casos pediátricos, opinó que al día de hoy Sherly Ann sigue siendo tetraplégica y “confinada a una silla de ruedas”.

Al inicio de la vista hubo una objeción del abogado defensor Antonio Figueroa para que Pastrana Ramírez no fuera admitido como perito ya que no presentó un informe sobre lo que testificaría, para así ellos poder prepararse para el contrainterrogatorio. 

Sin embargo, la fiscal Pérez insistió en que el perito de ocurrencia no tiene que presentar un informe y la jueza Janette Perea López, del Tribunal de Bayamón, le dio paso al testimonio.

En un momento del interrogatorio, Sherly Ann, quien estuvo en sala, se secó las lágrimas y fue cuando el galeno explicó que cuando le hizo un examen físico a la paciente “estaba con un dolor bastante severo, confundida, asustada… Se quejaba de dolor en el cuello… No tenía fuerzas ni control del esfínter”, continuó explicando.

Tenía dislocación en el área cervical, que es cuando una vértebra se monta sobre otra o lo que se conoce como un disco herniado severamente.

“No sentía nada de la tetilla para abajo… La dislocación era bastante prominente y… el daño fue mucho más severo de lo que vemos normalmente”, siguió contestando.

Cuando la fiscal le preguntó si la joven entró en detalles de qué ocurrió el día del incidente que la llevó hasta allí, el galeno dijo que esta “simplemente dijo que tuvo un accidente”. 

Fue con una primera intervención -conocida como tracción cervical- que el especialista pudo reducir la dislocación. 

Mencionó que hubo un poco de movimiento en el período de las 72 horas, pero después de eso Sherly Ann “no mejoro prácticamente nada”.

A preguntas de la fiscal de cuál era la prognosis del movimiento que tendría la joven –cuando llegó a la institución- el neurocirujano dijo que la probabilidad de que pudiera mejorar, de que en un año pudiera “ambular”, era de un 3 %.

Luego fue sometida a una intervención quirúrgica donde se le saca el disco herniado y el 28 de junio es dada alta a un centro de rehabilitación.

¿Qué mejoría tuvo… hasta que fue dada de alta?

“Ninguna”, respondió el galeno a la fiscal que también le inquirió si la lesión que tuvo la joven es compatible con una caída.

La defensa siempre ha dicho que la joven se cayó mientras peleaba con su expareja.

“Yo no puedo decir que es compatible con una caída…”, dijo al mencionar que en la lesión de Sherly Ann tuvo que haber “un mecanismo de flexión y distracción”.

Lo explicó como que “uno tiene que desconectar algo que esté puesto para luego hacer una fuerza que lo desplace”.

Al intentar aclararlo, dijo que primero habría que separar las dos vértebras y luego hay un movimiento de flexión (inclina la cabeza hacia el frente) y la vértebra se hecha hacia atrás. 

El especialista, quien la evaluó por última vez hace cuatro meses, dijo que esos casos se ven cuando la persona tiene un accidente de automóvil o cuando se tiran de cabeza a una piscina, donde “el cuello se dobla de una forma anormal”.

El abogado de la defensa comenzó su turno preguntándole al médico si sabía qué era una llave Nelson. Como este no sabía le explicó que es cuando alguien toma a una persona por la espalda, le coloca los brazos debajo de las axilas y coloca sus manos en el cuello donde le hace presión.

A preguntas de si en las 2,500 intervenciones que él ha realizado en y fuera de Puerto Rico ha visto un caso en el que una llave Nelson haya tenido el resultado que presenta ahora Sherly Ann, el médico dijo que no.

Luego, a preguntas de la fiscal, y tras aclarar que no podría decir que la llave fue la causante de la lesión, mencionó que hubo que haber una “fuerza extrema” para provocarle algo así a la joven. “Más fuerza de lo que yo he visto, o sea yo no he visto a un ser humano hacer eso”, insistió.

Otra pregunta del abogado fue dirigida a si pudo haber “fuerzas compartidas” en un incidente en el que a una persona le están haciendo una llave y se caen los dos al piso.

“No se lo puedo contestar con grado de certeza”, ripostó.

Sin embargo, respondió en la afirmativa sobre la probabilidad, según el abogado, de que “más de una fuerza combinada fuera el causante de esta lesión”.

“Ambos estamos pagando; la extraño”

A su salida del tribunal, Figueroa se mostró satisfecho con el testimonio del médico de quien dijo “no pudo decir categóricamente que ella (Sherly Ann) no tenía la probabilidad de mejorarse o empeorarse”.

Además, expresó que logró que el doctor estableciera “que esto es una combinación de dos fuerzas… entre Sherly Ann y nuestro cliente”.

De su parte, el fiscal Juan Ayala, dijo que lo que el médico quiso decir “no necesariamente se refiere a las fuerzas de dos personas… La explicación fue… que para producir ese tipo de lesión tiene que haber dos tipos de fuerza: una inicial, de distracción, que es hacia arriba, y la que le sigue, que es de flexión, que es hacia el frente. Esas dos fuerzas las puede causar una misma persona. En ningún momento él dijo que para que esas fuerzas se dieran tenían que ser dos personas independientes”.

La fiscal insistió en que es la primera vez que este médico tiene un caso donde con una llave Nelson se causó una lesión grave.

De otro lado, la madre de García Merced, Carmen Iris Merced, dijo al salir de la sala que se siente “tranquila” aunque aseguró que le gustaría acercarse a su exyerna.

Su hijo, contra quien pesa cargos por agresión agravada, entre otros, dijo que todo “ha sido un martirio. Quiero salir de esta pesadilla…”.

Reiteró que lo que ocurrió fue un accidente y que la joven lo reconoce. “Ambos estamos pagando; la extraño”, agregó.

Mientras, Irma Ávila, dijo que el neurocirujano testimonió lo que realmente le ocurrió a su hija.

Cuestionó cómo García Merced insiste en no decir la verdad cuando “él sabe que él cometió esos hechos. Esperamos que brinde la justicia”, agregó.

Hoy, tanto la fiscalía como la defensa, sometieron el caso y la jueza pautó para el jueves 20 de septiembre, a las 2:00 de la tarde, la vista para los argumentos e informes finales.