Le tiró indirectas, algunas de ellas amenazantes. La desafió cuando ella le dijo que no quería que se montara en el carro. Luego la empujó, se le rió en la cara, le impidió el paso y más adelante en lugar de irse cuando ella le daba en la espalda, optó por hacerle una llave presionando su cuello tan fuertemente que le rompió algunas vértebras y la dejó inmovilizada... para siempre. 

Ese fue parte del testimonio que virtió Sherly Ann Goire Ávila desde una camilla en la que tuvo que ser transportada debido a su cuadraplejia a raíz del incidente con quien fuera su pareja, Alberto García Merced.

Ayer, tras escuchar el testimonio de la víctima y el de su hermana, Melanie Goire, la jueza Sariely Rosado Fernández, del Tribunal de Bayamón, encontró causa para juicio contra el individuo en los tres cargos que enfrentaba: violación al Artículo 109 del Código Penal, por agresión agravada; violación al Artículo 3.2 de la Ley 54 de Violencia Doméstica por maltrato agravado y Artículo 2.8 de esa misma ley, por violar una orden de protección al tratar de comunicarse con Goire Ávila del 7 al 21 de junio.

La víctima tuvo que ser transportada en ambulancia hasta el centro judicial y luego se mantuvo en una camilla, con la ayuda de paramédicos que no se separaron de ella, y que le decían que no lo mirara y que todo iba a estar bien.

El relato de la mujer de 27 años apunta a que el 4 de junio estaba junto a su pareja en casa de los papás de él compartiendo, pero había mucha tirantez entre ambos debido a que dos días antes el individuo “se desapareció”. Le dijo que estaba en una actividad del trabajo, pero Sherly Ann no le creyó.

En un momento dado en la casa de sus papás, García Merced le dice: “‘es domingo y tengo los guantes puestos’… me sentí amenazada”, contó la perjudicada.

Dijo que siguieron discutiendo y ella le indicó que no iba a aguantar que él le faltara el respeto y que el lunes próximo, cuando él se marchara a trabajar, ella se iría de la casa.

En ese momento él la empujó y le provocó una cortadura en su brazo. Ella le ripostó diciendo que no lo había tocado y que no tenía por qué empujarla, mientras él se le reía, según testificó.

Luego, al acceder a la casa y tratar de entrar al baño, él la siguió y le impidió el paso. “Me estaba provocando”, afirmó Sherly Ann para luego reconocer que le dio con sus manos por la espalda y que él se inclinó hacia el frente tapándose la cara. Hasta que el hombre se enderezó, la tomó por los brazos la volteó de espaldas a él y puso sus brazos bajo las axilas de ella, colocó sus manos en el cuello haciendo presión hacia abajo.

“El cuello me hizo ‘crack’”, aseguró la mujer.

Para el abogado del individuo, Antonio Figueroa, se trató de un accidente sin intención criminal, ya que García Merced se defendía de los golpes de ella. Según el licenciado, el empujón previo no consta en la declaración jurada. 

A preguntas del fiscal, Sherly Ann dijo que al momento de dar su versión de los hechos bajo juramento tenía problemas respiratorios porque durante la operación que le hicieron uno de sus pulmones colapsó, así que se limitó a hacer un breve resumen y no contar todos los detalles, porque su condición no se lo permitía.

Los fiscales Juan Ayala y Gretchen Pérez Catinchi dijeron que la lesión de Sherly Ann no ocurre por accidente.

“Nosotros entendemos que definitivamente eso es lo que es la temeridad; la fuerza que él aplicó sobre ella fue excesiva”, declaró Pérez Catinchi a su salida de sala. 

La lectura formal de acusación se fijó para el 8 de agosto.

El abogado del acusado, adelantó que verá el juicio por jurado.