Siguen abiertas las pesquisas de ocho menores desaparecidos entre el 1974 al 2008, que son los casos de más antigüedad en la Policía.

El sargento José C. Rosario, supervisor en la División de Personas Desaparecidas, dijo que, a pesar de no recibir confidencias ni que surjan nuevos ángulos en las pesquisas, no se cierran hasta que se localicen.

 Aquí desaparecen mensualmente entre 40 a 50 personas, de las cuales el 80% aparece rápido, pero eso no ocurre con los casos de menores, comentó Rosario, quien está a cargo de la recopilación de todas las querellas a nivel Isla.

 “Ninguno de estos casos se cierran porque no se consigue un cuerpo. Estos casos continúan abiertos, se trabaja como el de Rolandito. Cuando baja una información se investiga y no se descarta ninguna confidencia”, dijo Rosario.

Uno de los casos más antiguos es el de los hermanitos Gianinna M. y John Colonna Aponte, de 11 y 12 años, respectivamente, que se desvanecieron el 5 de mayo del 1974, cuando caminaban hacia la casa de un amigo de la familia en Luquillo, tras supuestamente ser raptados en complicidad con un comerciante a cambio de una recompensa.

La Policía no ha resuelto el misterio, a pesar de que ocho meses después de los hechos el supuesto sospechoso se suicidó y dejó una nota.

El 15 de junio de 1976, Ángel Torres Irizarry, de 22 meses de nacido desapareció cuando jugaba con su hermano gemelo con un perrito en el patio de la casa de papá y mamá en el barrio Pellejas en Adjuntas.

Se investigó el ángulo de que el menor fue vendido en el extranjero, pero no se ha dado con su paradero, dijo Rosario.

También acaparó la atención el caso de Michelle Enid Delfi Feliciano, quien tenía 4 años cuando fue secuestrada mientras jugaba en el barrio Jauca en Santa Isabel, el 2 de mayo del 1992.

“Nunca apareció, la Interpol lo investigó (el caso) como un secuestro vinculado con una deuda de narcotráfico”, sostuvo el sargento.

El 7 de julio del 1999, Rolandito Salas Jusino, de casi 5 años, desapareció cuando se entretenía en el parque de la urbanización Colinas del Plata en Toa Alta.

Aunque la Policía sospechó que fue su padrastro quien lo secuestró, nunca le han sometido cargos criminales; se reasignará un nuevo investigador al caso debido a que el agente se retiró, agregó Rosario.

Hay dos casos que tienen al mismo sospechoso, detalló Rosario, que es un convicto por explotación sexual de menores y en cuya casa en la urbanización Villa Las Delicias en Ponce se encontraron, el 31 de diciembre del 2010, una veintena de fotografías de la adolescente Yeritza Marie Aponte Soto, de 17 años.

El paradero de Aponte Soto se desconoce desde el 10 de febrero del 2001, cuando acudió a una piscina pública en el sector Collores en Juana Díaz, y nunca regresó al hogar.

“Nunca apareció. La investigación estableció que hubo contacto con él”, opinó el sargento, quien conecta al mismo sospechoso con la desaparición de Cristina E. Ruiz Rodríguez, de 13 años, de la urbanización Villas del Río en Guayanilla, el 7 de agosto del 2006.

No obstante, los investigadores detectaron en vídeos de seguridad que la menor se encontraba en una panadería con él, aunque no hay evidencia de que la secuestrara.

La requisitoria de menores desaparecidos se distribuye una vez, a menos que al policía quien tiene la pesquisa le llegue más información, y se distribuye en los cuarteles de la Policía y en el Negociado de Ciencias Forenses, en caso de que puedan identificar algún cuerpo. Línea telefónica para confidencias (787) 793-1234 extensiones 2464 y 2465 o al 343-2020.